Pequeños grandes bebés 𖥔 Seventeen

Escondidas, ojalá nunca me atrapen ; SeokHao

El fin de semana era divertido en la casa de esta gran familia, esos dos días todos estaban presentes jugando y haciendo sus desastres como era de esperarse.

Esos días eran los días que Seokmin descansaba del trabajo completamente, porque a pesar de ser un maestro de canto en la escuela privada, también en más vacaciones ayudaba en la empresa de entretenimiento de su padre a entrenar a los nuevos que entrataban.

Esta vez no tenía nada de trabajo pendiente, así que iba a aprovechar para pasar tiempo con sus pequeños y su esposo.

Decidieron jugar a las escondidas entre los cinco, la casa era grande y con muchos buenos escondites para jugar sin problemas.

—¡Te toca contar a ti, Seokmin! —Minghao gritó mientras subía las escaleras de la casa y escuchaba algunas risas de sus dos hijos mayores.

—¡No es cierto, la vez pasaba también conté yo!

—¡Pues esta vez también cuenta tu!

Seokmin bufó y se puso contra la pared empezando a contar del 1 al 50.

—Estás haciendo trampa, papá —la voz suave y chillona de Jihoon se escuchó detrás de su espalda, logrando que brinque asustado.

—Perdón, bebé, voy a contar bien —Seokmin se alejó temeroso de su hijo, sabía que cuando veía a alguien hacer trampa lo gritaba y eso significaba que su esposo e hijos bajarían corriendo para reprocharle y amenazarlo.

Jihoon desapareció de su vista y volvió a empezar a contar, esta vez si hacer trampa, su hijo siempre se enteraba de todo.

—¡Listos o no, ahí voy!

Escuchó unos gritos asustados de Joshua, así que subió corriendo las escaleras para atraparlo.

Su primer lugar de búsqueda fue el armario al lado de las escaleras, solo encontró desorden así que no quiso buscar más ahí dentro.

Su segundo lugar fue el cuarto se Jihoon,  tampoco encontró nada pero si rastro de que alguien estuvo ahí hace poco tiempo. Cerró la puerta y se dirigió al cuarto del frente.

Su tercer lugar fue el baño de sus hijos que justo estaba al frente de la puerta de Jihoon, vió como la puerta se abrió y como empujaban a Joshua hacia afuera.

—Te atrape —tocó su cabecita y Joshua cruzó sus brazos sobre su pecho con un puchero.

—Es culpa de Hannie, es un tramposo —bajó las escaleras con cuidado aún con su puchero en sus labios.

Seokmin rió en voz baja y abrió la puerta lentamente del baño, vio a Jeonghan de espaldas y rápidamente se acercó hacia él tocando su espalda.

—¡Te atrape! —Jeonghan gritó asustado por el repentino grito y eso hizo que Seokmin también gritara al escuchar gritar a su pequeño.

—¡Me asustaste! —golpeó la rodilla de su papá haciendo un puchero y salió corriendo del baño— ¡Jihoon, papá Seokmin me asustó!

Seokmin tembló en su lugar al escuchar como su hijo mayor por minutos llamaba a Jihoon y mejor se puso manos a la obra para encontrar a su esposo y después al menor de todos.

Su cuarto lugar fue el cuarto de gemelos, donde no encontró a nadie.

Su quinto lugar fue el cuarto de huéspedes donde tampoco encontró nada.

El último cuarto del piso de arriba y sexto lugar, su habitación. Entró mirando hacia los lados, buscó en el baño sin encontrar rastro pero nada más dar la vuelta, encontró una cabellera colorida que casi pasa desapercibida entre las almohadas de colores de la cama.

Minghao estaba acostado sobre la cama pero con la colcha arriba y unas cuantas almohadas también. Se acercó tocando su pie y sonrió con satisfacción.

—Te encontré —Minghao suspiró enojado, se quitó todo de encima y salió de la cama con su ceño fruncido.

—No tendrás suerte todos los días —Minghao se fue bajando por las escaleras y a sentarse al lado de sus hijos que ya fueron atrapados.

Seokmin sonrió victorioso y bajó hacia el primer piso, buscó en la sala, cocina, garaje, patio delantero, en la alacena, baño de visitas e incluso dentro de la lavadora pero no encontró a su pequeño.

Suspiró con dudas hasta que salió al patio trasero donde estaba un bonito árbol, una pequeña piscina y algunas sillas reclinables. Se acercó a una de las sillas viendo a su pequeño Jihoon sin camiseta, con lentes de sol y una pequeña lata de coca-cola en su mano izquierda.

—¡Te atrape! —Seokmin tocó su cabeza y Jihoon suspiró con tristeza.

—Que lástima, era lo que menos quería.