¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Nunca tendremos un gran récord si no embocas comida en mi boca. —bufó Cassidy. Tuvo que atrapar otro bocadillo con la mano para que no cayera al suelo.
—Yo soy un gran astillero. Solo que tú te mueves mucho. —se quejó el tirador. Ella soltó un resoplido.
—Claro, porque tú nunca fallas. —habló sarcásticamente, lanzándole los bocadillos en la cara. Usopp hizo una mueca ante ello.
—Oigan ustedes dos. Ya dejen de jugar con la comida. —advirtió Nami, señalándolos amenazadoramente.
—¡Entendido, navegante! —Cassidy hizo una pose militar, causando que la pelinaranja riera.
Justo cuando Nami abandonó la cocina, Usopp se acercó a una de las estanterías y tomó un gran frasco lleno de palomitas.
—¡Yo quiero! —sonrió, tomando un puñado de palomitas para posteriormente llevárselos a la boca—. Mismfjdshas.
—Te entendí a la perfección. —asintió Usopp, claramente confundido por las palabras dichas por su amiga.
Cassidy puso los ojos en blanco. —Dije que eres cada vez más feo. —sonrió ampliamente. Una vez más, Usopp empujó su rostro lejos de él.
[...]
Cassidy conversaba animadamente con Nami, mientras que ojeaban unos cuantos collares que Kaya le había obsequiado a la castaña antes de que dejara la isla. Zoro estaba recostado a un lado de ellas, intentando dormir, mientras que el capitán hablaba emocionado sobre un tema del que nadie le estaba prestando atención.
—¡Oigan! ¿Qué creen? —Usopp se asomó con una amplia sonrisa, sosteniendo pedazo de tela oscuro en manos—. Usando mi incomparable talento artístico, hice una bandera pirata nuevecita —declaró—. Y está lista. Miren —la extendió frente a Luffy, quien la tomó de las puntas con el ceño ligeramente confundido—. ¡Tarán! —.
Nami agachó la cabeza, negando. Cassidy sonrió burlesca, siendo seguido de Zoro.
—Lo sé, lo sé. Mi diseño los dejó sin palabras, ¿verdad? —aseguró con aires de grandeza.
Luffy hizo la bandera un gran bollo y se la entregó a Usopp con una sonrisa irónica.
—Ya diseñé nuestra bandera —informó el capitán, palmeando el pecho de su tirador. El moreno negó.
—Ajá. Pero esta es mucho mejor —interrumpió Usopp, extendiendo la bandera nuevamente.
—Ninguna de esas banderas asustará a la gente, créanme —aseguró el espadachín. Cassidy le dio la razón al instante.