Irondad One-shots

In The Stars

Nota: Peter es hijo biológico de Tony y Pepper.

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POV. Peter

Mysterio acababa de revelar mi identidad secreta y yo me mantenía en el complejo, junto a mi madre y mi hermanita Morgan, esperando a que el público se calmara un poco. Eso llevaría un tiempo.

Cada vez que salía a la calle, ya fuera como Peter Parker o Spider-Man, siempre iba a haber alguien para insultarme o acusarme de asesino. Es cuando me doy cuenta de por qué en un pasado mi padre no quería que me expusiera de esta forma. El punto es que, si en algún momento llegaba a pasar, él estaría aquí para ayudarme. Me defendería y justificaría enseguida.

Pero el murió. Se sacrificó para salvar al Universo entero. Es un héroe. Mi padre siempre será un héroe para mí. A veces lo extraño tanto que me pongo a pensar: ¿por qué? ¿Por qué tenía que ser él el que tenía que chasquear los dedos? Nunca, pero nunca le desearía el mal a otra persona, pero... ¿No pudo haber sido alguien más? Me pregunto casi siempre.

Si el estuviera aquí, estaría decepcionado. Decepcionado de cómo confié en alguien tan rápido y le entregué este tipo de tecnología. Dios, si estuviera aquí, ni siquiera habría pasado absolutamente nada en primer lugar.

El laboratorio es mi lugar seguro. Me recuerda a cuando construíamos cosas juntos, o esas veces que hacíamos experimentos y terminábamos con toda la ropa hecha un desastre de químicos por las pequeñas explosiones que definitivamente no eran planeadas.

Me siento en el taburete para arreglar mis disparadores. Tenían un pequeño problema ya que disparaba la telaraña más tarde de lo que debería, lo que casi provoca que me caiga de culo al suelo hoy mientras me balanceaba por la ciudad.

Trato de no pensar lo mucho que me odia la gente. O lo mucho que probablemente él me odiaría por semejante decisión. Entonces, recurro a la imaginación. Imagino que mientras yo arreglo mis disparadores, él está al lado haciendo también unos arreglos en su traje de Iron Man. Los dos en nuestras cosas, en silencio. No era incómodo. Al contrario, era agradable. Eran de los momentos donde más tranquilidad había. Imagino que nunca fui al MoMA, ni que acabé en el espacio junto a mi padre, ni que me hice polvo en sus brazos. Imaginaba que nada había pasado.

Sin darme cuenta, ya estaba demasiado perdido en esta ilusión y, sin pensarlo, pregunté al aire:

-Papá, ¿Me pasarías el destornillador?

Me volteé al ver al sofá donde se supone que estaría mi papá, pero éste estaba vacío. Me tomó unos cinco segundos para volver a recordar que él ya no estaba aquí, y no lo estará nunca más.

Lo intenté. Llevaba mucho tiempo conteniéndome, pero aún así no pude evitar salir un sollozo.

Me levanté y me dirigí lentamente al antiguo sofá de mi padre y me senté justo al lado de él, apoyando mi cabeza en el mueble mientras dejaba salir todo.

-Te extraño tanto... -susurré entre lágrimas -. Vuelve, papá, no tienes idea de cuánto te necesito.

Lo extrañaba. Extrañaba sus abrazos, sus caricias en mi pelo, las noches de películas, las tardes en el laboratorio, las pocas misiones a las que me dejaba ir con él. Extrañaba todo de él y aún me costaba aceptar que eso no regresaría.

No supe cuánto tiempo estuve así cuando sentí unas pequeñas manos tocar las mías. Me sobresalté y miré que Morgan estaba frente a mí, con un semblante de preocupación.

-¿Estás bien?

Enseguida me limpié las lágrimas de mis mejillas. Mierda, no quería que ella me viera así...

-Sí, sí, tranquila Maguna -fingí una sonrisa-. Sólo... Es un momento difícil.

Ella sólo asiente con la cabeza, mirando abajo. No supe qué más decir. Para mi sorpresa, cuando intenté pararme, ella me abrazó.

-Yo también lo extraño -me susurró al oído.

Sentí que me temblaba el labio, pero de nuevo me contuve. Tenía que mantenerme fuerte para Morgan, para mi hermanita pequeña que no sabía que tenía hasta hace unos meses, después del blip.

La abracé fuerte.

-Pero hay que seguir. Es lo que él habría querido, ¿Verdad? -continuó ella.

-Tienes toda la razón. Él querría que fuéramos felices. Duele a veces y está bien no estar bien, pero hay... Hay que seguir. Si el ya no está, es porque hubiera querido que nosotros sí.

Nos quedamos unos segundos más abrazados. Luego me terminé de parar y la tomé de una mano.

-¿Quieres un helado?

-¡Siiii! -me gritó, emocionada. Me sobé una mano todavía en la mejilla mojada, solté un suspiro y fui con Morgan.

Después del helado de chocolate y vainilla, me quedé un rato con Morgan mientras trataba de aclarar mi mente. Después de lo que Morgan me dijo en el laboratorio, me volví a cuestionar si de verdad Tony estaría decepcionado de mí. Él me conocía bien y, según mamá, había accedido a hacer el viaje en el tiempo por mí... Por lo mucho que me amaba.

¿Realmente por un error él se arrepentiría? Creo que ni siquiera tenía que pensarlo.

Yo amaba y sigo amando a mi papá. Él hace lo mismo conmigo. Tal vez ahora desde otro lugar.

Esa noche, salí a la ventana de mi habitación antes de dormir y apoyé los brazos en el alféizer, mientras miraba a las estrellas, que esa noche brillaban como nunca habían brillado antes.

-Te amo 3000, papá.