day 4 ; angels and demons au !

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El cielo era un lugar maravilloso, siempre estaba lleno de luz y alegría por todas partes. Dulce música sonaba por todo el lugar y las personas y ángeles de allí eran muy amables las unas con las otras —al menos la gran mayoría—.

Una vez al año este ambiente aumentaba, y es que se celebraba un festival —sí, muy raro—, donde las luces blancas se transformaban en colores brillantes, la música sonaba más alta y muchos seres se reunian a disfrutar de él.

La verdad esto a Spreen no le interesaba mucho, aún menos cuando sus padres lo ponían a vigilar las fronteras entre el cielo, la tierra y el infierno como si solamente lo necesitaran para ello. Además, la cantidad de demonios que se querían colar en esas épocas aumentaban mucho por culpa del festival y no le gustaba absolutamente nada estar cerca de uno.

Aunque ni siquiera lo había estado, pero la mitad de quienes se le querían acercar eran para hacerle daño y eso que se suponía en aquél lugar únicamente vivía gente buena.

Pero bueno, ahí se encontraba una vez más como cada año desde los doce, sentado al borde de una gran nube blanca observando todo a su alrededor, aburrido.

— ¿Por qué tengo que hacer yo esto?

Se quejó mientras se recostaba y se acurrucaba entre sus alas para poder dormir un rato; se había hartado de aquello y quería dormir al menos un rato entre esos días, ya que serían bastante largos a partir de ahí. Cerró sus ojos y se relajó hasta que cayó en un sueño bastante profundo.

Tan profundo, que no se dio cuenta cuándo pasó todo el día hasta la noche y, de hecho, no se despertó por el frío, más bien se despertó porque sintió algo extraño a su alrededor.

Sus orbes color chocolate recibieron la poca luz de la ciudad celestial y, en medio de ella, una gran sombra frente a él, la cual le asustó lo suficiente como para que su corazón se acelerara como nunca antes y se despertara por completo de golpe.

Retrocedió varios pasos, los cuales fueron totalmente en vano cuando aquella figura se le acercó y se sentó junto a él, como si se conocieran de toda la vida.

— ¿Qué hacés acá tan solito? — cuestionó la otra figura en un tono que reconoció como amable y cálido, y le pareció algo extraño. El ángel le observó por bastante rato sin decir absolutamente nada, intentando ver algo entre la oscuridad pero no lo lograba.

El contrario se removió, visiblemente incómodo ante tanto silencio. Suspiró y luego carraspeó, tendiéndole su mano.

— Soy Carrera. Me podés decir Carre o el amor de tu vida, como se te cante la pija. El punto es que te vi solo e indefenso y pensé que te podía pasar algo así que vine a vigilar. — el azabache lo dudó un poco, pero finalmente sujetó su mano y le dio un apretón, algo confundido ante las palabras de la figura ante sí.

— Soy Spreen... — hizo una pequeña pausa, soltando al desconocido y tratando de retroceder un poco. — Decime Spreen.

— Bien, Spreen. Ya que despertaste, y estás completamente consciente, vas a ayudarme. — el nombrado ladeó ligeramente su cabeza, esperando a que continue para saciar su reciente curiosidad. — Sos un ángel y yo, como podés ver, un demonio. ¡Pero antes de que me mandes a la mierda! Soy bueno.

— La pija.

El azabache no dudó un segundo luego de aquella revelación en levantarse y agarrarle, pero al parecer no fue lo suficientemente rápido. La figura se movió con mayor velocidad que él y se alejó fuera de su alcance.

— Hey, calmate un toque. No te voy a hacer nada ni a vos ni a los demás. Solamente quiero ver el festival, ¿sí? ¡Además no hice nada malo para ser un demonio, literalmente nací como lo hiciste vos!

; 𝘩𝘢𝘱𝘱𝘺𝘣𝘦𝘢𝘳 𝘸𝘦𝘦𝘬 !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora