| Carta 11 - WG |

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08/Agosto

Hannibal...

Han transcurrido 6 meses desde que nos hemos separado. Llegué a creer que era lo suficientemente fuerte para no estar pensando en ti; a creer que podía soportar estar lejos de tus empalagosas palabras; lejos de esas delicadas y finas manos que tocan con ternura mi cuerpo.

Pensé que dejarías de estar merodeando en mis pensamientos, que podría aislar mis sentimientos, mis debilidades...
¡Ja! Que tonto fui por haber pensado eso, ¿no?

Esta distancia me está matando. Quiero que mi penitencia termine de una vez. Por favor, haz que esto termine. Quiero volver a casa, volver a tus brazos. Quiero que me hagas el amor como aquellas noches de verano. Quiero dormir nuevamente en la misma cama a tu lado.

Quiero volver a sonreír.

¡Oh, Hannibal! El martillar dentro de mi cabeza es como un yunque que tintinea, día y noche sin descanso. Justo en estos momentos, mi cordura se ha vuelto inestable. Las pesadillas no han cesado, al contrario, han aumentado.

La doctora Bloom, me ha dicho que sólo es estrés por toda esta guerra, un signo normal entre los soldados. Presiento que no sólo es una simple fatiga la que me atormenta, pero ¿quién soy yo para cuestionar el diagnóstico de un médico? Sólo espero no perder los estribos en el campo de batalla.

Pero no todo es oscuridad en esta lúgubre mente, estas últimas semanas he tenido sueños algo peculiares, sueños que relacionan a un niño. He soñado que teníamos un hijo, ¿lo puedes imaginar? Un pequeño que sea la perfecta combinación de nosotros dos; que tenga tus ojos, tu tono de cabello, tus labios, tus finos dedos, tu pasión por la cocina, y tal vez, mi gusto por la pesca...

Me encantaría llevarlo a pescar, enseñarle todo como lo hizo mi padre conmigo.

Quiero que nuestro hijo se parezca más a ti, y sí, preferiría que el pequeño tuviera más características tuyas que mías, así de enamorado me encuentro.

ADAM.

Su nombre podría ser Adam.
No sé el motivo de este nombre, y sabes bien que no soy tan devoto a esos temas religiosos, pero el nombre ha venido a mi mente, y no he podido olvidarlo desde entonces.

La noche anterior, tuve una revelación.
Te he soñado encinta, acaso ¿Lo estás, amor mío? Me encantaría que así fuera, me encantaría poder ver tu cuerpo cambiar mes tras mes, complacer tus antojos, cada capricho, cada deseo, poder presenciar el momento en que traes a nuestro hijo al mundo.
Temería que estuvieras pasando por esto tú sólo.

Cuando esta guerra termine, prometo casarme y tener hijos contigo.

Me arrepiento al no haberte propuesto matrimonio antes de irme, de alguna forma, eso me aseguraría de que siempre serás mío. Espero que todavía lo seas, ̶a̶u̶n̶q̶u̶e̶ ̶c̶o̶n̶ ̶l̶o̶s̶ ̶m̶e̶s̶e̶s̶ ̶q̶u̶e̶ ̶h̶a̶n̶ ̶p̶a̶s̶a̶d̶o̶,̶ ̶n̶o̶ ̶d̶u̶d̶a̶r̶í̶a̶ ̶q̶u̶e̶ ̶h̶a̶y̶a̶s̶ ̶c̶o̶n̶o̶c̶i̶d̶o̶ ̶a̶ ̶a̶l̶g̶u̶i̶e̶n̶ ̶m̶á̶s̶;̶ ̶s̶é̶ ̶q̶u̶e̶ ̶e̶s̶t̶á̶s̶ ̶e̶n̶ ̶t̶o̶d̶o̶ ̶t̶u̶ ̶d̶e̶r̶e̶c̶h̶o̶,̶ ̶p̶e̶r̶o̶ ̶m̶i̶ ̶d̶é̶b̶i̶l̶ ̶c̶o̶r̶a̶z̶ó̶n̶ ̶n̶o̶ ̶s̶o̶p̶o̶r̶t̶a̶r̶í̶a̶ ̶v̶e̶r̶t̶e̶ ̶c̶o̶n̶.̶.̶.̶

¡Maldición! Pero, qué estoy diciendo, ¿Lo puedes leer, cariño? ¿Ves cómo mi cordura se nubla cada día que paso en este lugar?

Olvida lo que he escrito, sólo olvídalo.

Will Graham – Lecter.

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