Capítulo único

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Antes que nada, disculpen cualquier error de escritura y/o redacción. Haré edición luego (⁠ ⁠╹⁠▽⁠╹⁠ ⁠)

Este fanfic lo escribí basado en unas ideas que surgieron en el grupo de Facebook: Tian Guan Ci Fu - (TGCF) - Español. Agradezco el apoyo a lxs que me animaron a escribirlo.

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✨!¡Gracias por leer!!✨

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Empezaron con simples besos con el pretexto de compartir energía espiritual. Una cosa llevó a la otra, y Xie Lian, el tres veces ascendido otrora Príncipe Heredero de XianLe, acabó enredado en una relación física con el Rey Fantasma Lluvia Carmesí que Busca la Flor: Hua Cheng.

Xie Lian no sabía cómo habían acabado así, cómo favores sencillos escalaron al punto de hacerle olvidar la base de su cultivo. Tenía los grilletes malditos que lo habían aprisionado por años, así que cada pecado incluso si le costaba un precio, éste era mínimo. Seguía siendo un dios marcial de cualquier forma, si perdía poderes fácilmente podría recuperarlos, su fuerza física no se afectaba en lo más mínimo.

O quizá estas eran simples excusas que se había planteado a fin de perdonarse a sí mismo el hecho de que había caído como un mortal ante la mirada de un fantasma de nivel calamidad.

Era la forma en la que San Lang le miraba, se decía. Con esos ojos avellana con toques rojizos en las iris, uno más brillante que el otro dada la naturaleza del verdadero cuerpo de su portador. O quizá era la voz aterciopelada que le llamaba 'hermano mayor' con suavidad, o la forma en la que Hua Cheng siempre parecía hacer y decir todo con devoción, como si de verdad todos sus intensos sentimientos y la pasión con la que un alma que se había aferrado a la tierra de los vivos, podía otorgar.

Así que Xie Lian pensaba en esto todo el tiempo. Lo pensaba cuando lo miraba, lo pensaba cuando charlaban a la luz de las velas en el santuario Puqi, lo pensaba cuando le enseñaba caligrafía en la Ciudad Fantasma y lo pensaba sobre todo en los momentos cuando Hua Cheng estaba sobre él, llenando de besos suaves su cuerpo, acariciándolo casi con devoción.

"Gege, estás distraído".

Devoción que Xie Lian, con el rincón más egoísta que su corazón humano albergaba, deseando que fuera para él.

Fue la voz de San Lang lo que le hizo darse cuenta que había estado mirando fijamente al rojo techo de la Mansión Paraíso durante un buen tiempo. Emitió un sonido bajo y se apoyó sobre sus antebrazos para mirar al otro, quien había detenido todos sus movimientos y se había acostado sobre su pecho desnudo, con el collar del anillo joya de Xie Lian en su boca. Le sonreía de forma socarrona y había un rastro de desesperación en su mirada.

Seguía profundamente enterrado, Xie Lian sólo tuvo que salir de sus pensamientos para sentirlo nuevamente con intensidad.

Se mordió el labio inferior y estiró una mano para tocar a San Lang en la cabeza, echando los dedos por los mechones desordenados.

"Lo siento, sólo estaba pensando". Dijo con dulzura. No quería que Hua Cheng se sintiera agraviado o especialmente incompetente (no es como si pudiera herir fácilmente el ego de un rey fantasma), pero le gustaba hacerle saber lo mucho que disfrutaba de su compañía.

Hua Cheng tomó esa mano con una suya y sacando el collar de su boca procedió a besar el dorso de la mano. La humedad de sus labios contrastaba agradablemente con el calor de su piel y no pudo evitar soltar un gemido.

Aunque cada beso ardía.

Últimamente todos los besos que compartían habían dejado de sentirse placenteros y parcialmente se habían oscurecidos con un escozor en el pecho. Dónde su corazón inmortal, aunque herido, aún latía.

Ad Verecundiam « HuaLian »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora