𝙨𝙚𝙞𝙨 - Bella y la visita

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Ya era viernes

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Ya era viernes.

El día de ayer paso tan rápido que no me di cuenta. Fue todo como una fantasía, un libro escrito sin terminar. Con el simple hecho de que conociera a los Cullen formalmente fue suficiente. No sabía hacia donde iba esto con Edward, pero su confesión de que los vampiros solo se enamoran una sola vez... De verdad te deja pensando.

Después de la escuela vine a casa. Bella se ha tratado de acercar pero se iba tan pronto visualizaba a Edward, estaba pensando en llamarla para saber qué pasa, porque desde ese día que me llamo para contarme lo que pensaba no hemos vuelto a hablar como de un principio.

Salí del baño ya cambiada, con un cepillo peinaba mi cabello para desenredarlo, calce unas zapatillas y baje a la sala. Mamá y la abuela estaban en el sillón, la abuela volviendo a tejer con sus manos temblorosas y mamá con su laptop en las piernas escribiendo. Me acerqué a ellas desde atrás y les bese las mejillas.

–Hola cariño, ¿vas a salir? –mamá preguntó aún con la mirada en la pantalla y sus lentes en la punta de la nariz.

–No tengo pensado hacerlo –abrí la nevera y tome el jugo de cereza.

–Por favor –cerró un poco la pantalla de la computadora y volteó a mirarme–, es viernes, sal y diviértete.

Vierto un poco del líquido en un vaso de cristal mientras veo a mi madre. La abuela aún sigue tratando de ensartar la tela donde quiere.

–¿Y a donde podría ir? –deje el vaso en la mesa y me acerqué a la abuela, despacio le quite la aguja y tela de las manos y la ensarte, devolviéndosela, ella solo puso los ojos en blanco y siguió en lo suyo. Ni un gracias, que linda.

–Tienes amigos, y esos amigos deben tener algo –dijo, al segundo chasqueó los dedos señalándome–. ¿Y esa chica... Isabella? ¿No te gustaría ir con ella?

Tome el vaso y despacio lo lleve a mis labios para tomar un sorbo, pensando en su propuesta. Me gustaría ver a Bella.

–Es buena idea –termine del jugo y tome las llaves del auto, silbe para llamar a Coco que al instante apareció a mi lado. Pobre, lo tenía olvidado estos días. Lo acaricie y salí al jardín delantero, encontrándome a papá limpiando la camioneta.

–Hola linda, ¿saldrás? –dejó reposar el paño que tenía en las manos en su hombro.

–Si, iré a ver a Bella.

–Oh, bien –tiro el paño a un lado y se sacudió las manos–. Charlie me invitó a su casa, si quieres vamos juntos.

Asentí, y junto con Coco nos acercamos a su camioneta, abrí la puerta del copiloto y el canino entró, luego yo. Guarde las llaves de mi auto en el bolsillo de mi abrigo mientras papá se despedía de mamá. Al rato salió y se subió, acomodándose tras el volante, encendió y nos fuimos.

Coco estaba entre medio de ambos respirando con la lengua afuera. Sonreí. Lo empecé a acariciar haciendo que se recostara en mi regazo.

–Me siento mal al dejar a mamá tanto tiempo sola con la abuela –confesé aún acariciando al canino.

𝑳𝑼𝑵𝑨 𝑵𝑨𝑪𝑰𝑬𝑵𝑻𝑬 ; Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora