Capítulo 7: El pasado vuelve

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No me lo creo. Llevo 6 años sin verlo. Qué hace aquí? Ahora mismo sin tener en cuenta a la señorita que lleva cogida de la mano, me centro solo en las mil y una preguntas que vagan por mi cabeza.


-Sam? -balbucea él soltando la mano de la señorita.


-Emm ... Creo que me está confundiendo. Mi nombre es Amanda. -respondo.


-Perdón. Creía que era otra persona. -dijo.


Se aclaró la garganta. Volviendo a coger la mano de la señorita con la intención de irse. Cuando pensé que me había librado del pasado, escucho una voz profunda y muy familiar que viene por detrás de él.


-Derek, hermano. Ya estamos listos para irnos, porqué te has quedado bloqueado en la puerta? -le pregunta.


Pero que hacen estos dos juntos? Y aquí? Que pequeño es el mundo y que grande soy yo, no?

No puedo reaccionar. Mi cuerpo no quiere obedecer las señales que mi cerebro le manda, no puedo mover ni un maldito músculo. De esta no me libro.


-Samantha? -pregunta James con el rostro lleno de sorpresa y de miedo.


Me empiezo a preguntar porque tiene miedo. Tendrá miedo de que le diga a alguien lo que pasó anoche o qué? Y entonces es cuando me fijo mejor y veo a otra señorita cogida de la mano de James.


Ya sé porqué tiene miedo. El muy idiota tiene novia y pasó la noche conmigo. La desilusión que antes sentía por no volver a verlo ahora se ha convertido en ira. Tengo los ojos empapados de lágrimas y me cuesta mucho mantener la compostura pero no voy a ceder y menos delante de estos dos mentirosos.


-La conoces? -le pregunta Derek a James.


-Si la conocí ayer en la gala benéfica. Es hija de los esposos Hellman.


-Entonces sí que eres tú! Porqué me has mentido Sam? -Derek me mira incrédulo y James con cara poker. Se acaba de dar cuenta de que nos conocemos bien.


Antes de que me de tiempo a contestar James coge a las chicas les da un poco de dinero y les pide que se vayan a casa en un taxi. Y les promete que luego las llamarán.


-Chicos que os parece si vamos a una mesa a sentarnos y hablamos tranquilamente? -pregunta James.


-Lo siento, me tengo que ir. -doy media vuelta con Rita detrás de mí mirándome con cara de desconcierto. La pobre no se entera de nada ahora mismo. Pero no llego a salir por la puerta porque Derek me coge de la mano y tira de mí hacia su cuerpo.


-Suéltame. -gruño.


-No. Te vas a quedar y vamos a hablar porque hace 5 años que no te veo y hay muchas cosas que necesitamos hablar.


-Suéltame maldita sea! Yo no tengo nada de que hablar con un completo desconocido. -gruño más fuerte para que se entere todo el mundo en el restaurante. Quiero ver si así le da por soltarme. Pero me percato de que no tendré tan buena suerte como para que eso ocurra.


-Derek, suéltala y vamos a hablar tranquilamente. -oigo a James susurrar.


-No quiero hablar con ninguno de vosotros dos. Grandísimos idiotas! -mascullo tratando de zafarme de su agarre pero es demasiado fuerte para mí.


-Samantha deja de comportarte como una niña malcriada y vamos a aclarar las cosas. Habla conmigo y después te dejaré ir.


Miro a Rita. No sé que hacer y ella con su cara desconcertada no me ayuda en nada. Al final sin saber que hacer decido ceder y hablar con estos dos idiotas, luego me iré al loft y vaciaré la bodega en un intento de librarme de esta pesadilla llamada pasado y presente.


-Esta bien. Pero suéltame que yo se ir sola. -gruño.


Derek hace lo que le digo. Se ponen los dos delante de mí y me guían hacia una mesa, y Rita me pregunta con la mirada que es lo que pasa.

No le contesto. Falta poco para que se dé cuenta de lo que pasa.

James coge una silla y tira de ella educadamente para que me siente, pero prefiero no darle el gusto y le digo que Rita se siente en esa silla y yo me siento en la silla de al lado. James me mira con mala cara al tiempo que rodea la mesa y se sienta en la silla de enfrente de mí.

Cuando me doy cuenta donde estoy me pongo alerta mirando a mi alrededor y veo que todo el mundo nos mira. Que pensarán ahora. Que vinieron las amantes a joder el almuerzo de estos dos hombres con sus novias. No puedo consentir todo esto. Estoy a punto de levantarme y marcharme cuando James se me acerca al oído y me susurra:


-Como te levantes de esa silla, llegarás a casa con el culo rojo. -me mira muy serio pero también veo un toque malicioso en sus ojos.


Además como sabe lo que estoy pensando?

Pongo los ojos como platos, no puedo creerme que después de acostarse conmigo me esté amenazando con golpearme. Este hombre es un salido. Por tanto decido quedarme sentada y ya contestaré a lo que me dé la gana contestar. Tengo demasiados sentimientos contradictorios de cara a estos dos hombres.


-Lo primero es lo primero. Cómo está nuestro hijo Sam? -Derek tiene cara de serio al hacerme esa pregunta.


La boca me llega al suelo. Se ha metido en un terreno demasiado peligroso y doloroso para mí. No quiero volver a ese pasado tan cruel. James me mira con cara de susto. Y Rita se acaba de dar cuenta de quien es Derek. A mí me entran ganas de pegarle un guantazo y como no quiero quedarme con las ganas, lo hago.

Todos me miran boquiabiertos.


-A que coño a venido eso? -suelta Derek entre gruñidos. -Soy su padre. Tengo derecho a saber cómo está.


-Tendrías derechos si ese hijo existiera! -le suelto gritando a todo pulmón y con las lágrimas comenzando a brotar por mi mejilla. Ahora si que me importa un comino quien nos esté mirando, lo único que quiero es largarme de aquí lo más lejos que sea posible.


Derek me mira con cara de odio. Este desgraciado no sabe todo lo que me ha pasado y viene después de cinco años a reclamar una postura que nisiquiera se merece.

Ya no puedo mantener la maldita compostura y empiezo a llorar a mares, suplicándole a Rita entre lágrimas que me lleve a casa. Derek trata de impedirlo pero Rita lo amenaza diciéndole que llamará a la policía si no me deja irme.

Al final accede dejarme ir a escuchando el consejo de James. Que promete llamarme luego para averiguar como estoy.

Salimos del restaurante. Nos subimos al coche y dejo que Rita conduzca de camino a casa. Al llegar subimos con el ascensor al loft. Abro la puerta y voy directa hacia la bodega y salgo cargada de tres botellas de vino. Rita se dedica a sacar dos copas del armario y yo sirvo vino en cada una. La primera botella nos la bebemos sin respirar y sin decir ninguna palabra. A la segunda botella decido empezar a hablar antes de que Rita me pregunte.



Ahora tócame túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora