Capítulo 8: Sentimientos contradictorios

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-Supongo que ya te habrás dado cuenta de quién es Derek. 

-Si. Me he dado cuenta. Y tambien me he dado cuenta de que él y el enigmático James son muy buenos amigos.

-Supongo que será así. -mascullo de mala gana.

-Que vas a hacer ahora? -pregunta mi amiga muy desconcertada.

-No lo sé. Nunca me imaginé que Derek fuera a reaparecer en mi vida, y menos me imaginé que fuera tan amigo del hombre con el que pasé una noche tan perfecta. -mientras digo esto mis lágrimas vuelven a correr por mis mejillas sin cesar.
Rita deja la copa en la encimera, se acerca a mi y me abraza fuertemente durante varios minutos. Al final logro tranquilizar mi llanto pero sigo sin saber qué hacer con todo esto.

-Porqué tenía que aparecer este grandísimo idiota?, ¿Porqué tenía que traerme recuerdos tan dolorosos? Simplemente porqué!? Maldita sea!

-Sam, sabes que yo soy la que mejor conoce tu historia, y aunque nunca había conocido a Derek hasta hoy, siempre lo odié por todo el dolor que te había causado.

-Pero amiga, ya pasaron cinco años. Y debes dejar todo ese odio atrás. El dolor de perder a tu hijo siempre quedará en tu corazón, pero no tienes porqué dejar que la presencia de Derek te cause más dolor.

Escucho a mi amiga atentamente y me doy cuenta de que tiene razón. A mi hijo nunca lo olvidaré, pero a Derek lo olvidé el día en el que perdí a mi hijo por su maldita culpa.

Si, todavía recuerdo ese día. Acababa de cumplir 19 años. Derek y yo estabamos con unos amigos en un bar celebrando mi cumpleaños. Al acabar la fiesta nos fuímos a nuestro departamento. Llevaba viviendo con Derek allí desde los 17 años y nunca me quejé por nuestra situación económica de clase baja. Eso era lo de menos en aquel entonces.
Total, que llegamos al departamento, e hicimos el amor esa noche unas tres veces. Cuando acabamos me quedé profundamente dormida en los brazos de Derek. Al despertarme a la mañana siguiente abrí los ojos y Derek no estaba en la cama, me puse una camiseta suya y salí al pasillo de camino a la cocina, allí tampoco estaba, me iba a dar la vuelta para seguir buscando cuando me percaté de un papel escrito a mano en la encimera. Lo cogí y me quedé de piedra al leer las palabras de Derek : "Sam, lo siento. Pero ya no quiero estar contigo. Llevo meses enamorado de Tania. Y decidimos irnos juntos a otra parte para disfrutar de nuestro amor. Siento dejarte así y más cuando estás esperando un hijo mio. Pero ni siquiera por ese hijo soy capaz de quedarme a tu lado. Lo único que te pido es que lo cuides por mi también. Hasta nunca!"
Quién era Tania? Mi mejor amiga en aquel entonces, o mejor dicho la traidora de mi amiga.
Solté la carta y salí corriendo escaleras abajo pensado que quizás se acababa de ir y yo conseguiría pararlo. Lo único que hice fue tropezarme y rodar dos pisos de escaleras. Fue entonces cuando Rita me encontró tirada y me llevó al hospital. Ese maldito hospital donde me avisaron de la pérdida de mi hijo. Mi querido hijo.

Puede que yo perdone a Derek por engañarme pero nunca lo perdonaré por perder a mi hijo.

-Sam. Samanta!!! -me grita mi amiga histéricamente.

-Qué? -contesto yo desganada.

-Como que, qué? Llevas mucho tiempo perdida en tus pensamientos y yo hablando sola.

-Perdona. Que me decías?

-Te decía que olvides el pasado y perdones, porque cuanto más guardes ese rencor más dolor e impotencia vas a sentir.

-Tienes razón es lo que haré. Perdonaré a Derek y dejaré de pensar en aquello.
-Pero lo que si no puedo perdonar es a James. Después de pasar una noche magnífica juntos, al día siguiente lo encuentro de la mano con otra mujer?
Tiene derecho a estar con cuantas quiera. Pero eso no quita que sea un descarado, sinvergüenza y engreído que se piensa que todas  las mujeres estamos disponibles para él.
Pero tu tranquila Rita, que ese engreído me las va a pagar. -tomo otro sorbo de mi copa de vino mientras escucho a Rita reír.

-Allí está. Esta es la Sam que me gusta. La que no se deja vencer por ningún hombre y la que les aplasta los huevos a todos! -me río mientras la escucho hablar tonterías como siempre.

Seguimos hablando y riendo, olvidando malos recuerdos cuando me suena el móvil. Miro la pantalla y pone el nombre de James.
De donde tengo yo su número? Porque no recuerdo que me lo haya dado. En fin, para lo que ha durado, porque ahora mismo lo borraré. Cuelgo. No me apetece contestarle.

-Quién es? -pregunta la cotilla de mi amiga.

-El maldito adonis ejecutivo idiota, ese es. -bramo, con media boca. Al tiempo que Rita empieza a reirse a carcajadas.

-No te rías porque tengo razón em que es un maldito idiota y bueno... Adonis. -me rio yo también, cuando el timbre de la puerta empieza a sonar como loco.

-Pero quién demonios toca de esta manera? -grito para que me escuche quien demonios esté allí fuera.

-Ábreme la puerta Sam. -grita un adonis enfurecido.

-Ah eres tu pedazo de imbécil? Pues fijate que no me da la gana abrirte ya te puedes ir. Hasta nunca idiota. -y sonrío contenta con mi respuesta.

-Samanta Hellman como no me abras en este mismo instante tiro la puerta abajo. -y empieza a pegarle puñetazos a mi puerta.
En primer lugar no entiendo quien demonios lo ha dejado subir. Y en segundo lugar, este idiota si es capaz de dejarme sin puerta.

-Vete James, no me hagas llamar a la policía. -bramo tranquilamente esta vez.

-Llama a quien quieras pero a mi me abres ahora. -oye pero que idiota tan persistente de verdad, me estoy cansando.

Sin hacerle más caso me vuelvo a la cocina y sigo mi conversación con Rita tranquilamente cuando de repente escucho un muy fuerte estruendo venir desde la entrada de mi loft. Salgo corriendo a ver que pasa y me encuentro con mi puerta delante de mis pies y un guapísimo, musculoso, adonis, perfecto... Pero que cojones digo, no, no, no, maldita sea. Es un grandísimo imbécil no un adonis.
Me quedo mirándolo estupefacta mientras viene dando grandes zancadas hacia mí, y gritando mi nombre a todo pulmón.

-Samanta Hellman!!!

.......

Ahora tócame túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora