Capítulo 1: Gala Benéfica

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Maldita sea mi hermana y su noviecito. No puedo creer que me metan en semejante lio. "Por favor Sam, por favor. Es la última vez que te pido un semejante favor, pero piensa que me estás ayudando a disfrutar el día de los enamorados plenamente con John. Sabes que te quiero, cierto hermanita?" sólo de acordarme de todas las puñeteras veces que estaba diciéndome por favor, por favor, y poniendo esa cara de cachorrito perdido, me entran ganas de darme la vuelta hasta el loft y estrangularla.

Quién me habrá mandado a mí a mudarme con mi hermana al mismo loft? Bastante tuve con tenerla 20 años encima mio para que ahora la siga aguantando. A veces no me creo ni yo lo tonta e ingenua que puedo llegar a ser.

Por suerte hoy es sábado y no tengo que asistir al trabajo. Trabajo de asistente en una gran empresa de publicidad pero lo cierto es que no me gusta demasiado este trabajo, pero me aguanto hasta que encuentre el trabajo para el que estoy capacitada.

Por lo tanto teniendo el dia de los enamorados libre, y cayendo en las garras de mi hermanita Beth, aquí estoy, en una cena benéfica, la cual tiene el fin de recaudar fondos para la creación del laboratorio químico más grande del mundo. Por lo menos no estoy completamente sola, mi mejor amiga Rita ha accedido a acompañarme al evento, lo que hace mi estancia aquí, más llevadera.
A diferencia de mi hermana Beth, a mi me gusta conseguir algunas cosas por mí misma y no sólo disfrutar de la buena vida que me ofrecen nuestros padres con su dinero, aunque reconozco que yo tambien me doy algún caprichito de vez en cuando, como el de hoy, que consistió en comprar dos vestidos de gala, dos pares de loubotines, beige para mí y negros para Rita, y medio día en un salón de belleza que nos sacó todo lo bello que ocultaban nuestros cuerpos.

Estamos en una gran sala pintada con beige y rosa pálido, una pared de la sala está prácticamente cubierta por grandes ventanales abiertos que dejan a la vista el hermoso cielo estrellado de esta noche. Las mesas están organizadas por toda la sala, dejando sitio para la pista de baile. En un rincón de la sala hay una gran orquestra que está tocando un tema lento, algunas personas presentes se mueven al ritmo de la música, otras están charlando sobre negocios y yo estoy aquí junto a Rita y a un grupo de personas debatiendo el tema del laboratorio con sus pros y contras.

-Sam, mirá. Acaban de llegar tus padres junto con Collin y Amanda.

Miré hacia la derecha y vi a mis padres entrando seguidos por mi hermano y su novia. Mi madre Elena Hellman era una mujer de una gran belleza, pelo moreno, ojos verdes y su rostro seguía siendo como cuando tenía veinte años, vestía con un elegante vestido de gala rojo, y destacaba entre todas las mujeres presentes. Acompañada por mi padre Ben Hellman un hombre alto, moreno, de piel blanquita, y con un cuerpo que daba envidia a sus cincuenta años. Mi héroe.
También visualicé a mi hermano que como siempre era uno de los mas guapos, con un traje negro impecable y una corbata azul al igual que el vestido de Amanda. Tenía veintiocho años, cuatro años más que yo, pero parecia más maduro comportándose siempre como un empresario serio. Su novia Amanda era rubia, alta, ojos color chocolate e íba vestida con un vestido largo azul marino, y unos taconazos de treinta centimetros negros. Era una mujer simpática, de mi edad, pero a veces era demasiado superficial teniendo en cuenta todas las cosas caras que mi hermano le daba permiso de comprarse.

-Vámos a saludarlos.
-Claro, hace mucho que no los veía, y sobretodo a Collin. -dijo Rita.

Rita lleva enamorada de mi hermano muchos años pero nunca se ha atrevido a decírselo, y me pidió que yo tampoco lo hiciera. Desde que mi hermano tiene algo serio con Amanda, Rita intenta hacer todo lo posible por olvidarlo, aunque lo cierto es que no lo consigue.

-Samantha, mi niña. -mi madre se abalanza sobre mí y me estrecha en sus brazos.
-Hola mamá, te echaba de menos.
-Estás preciosa hija. -me echa un vistazo de arriba abajo rápido y dice: Te ves genial.

Mi padre no dice nada sólo me da dos besos en las mejillas y me sonríe con cariño, no me preocupo, ya que ese es su modo de demostrarme su cariño frente a otras personas.

-Sam.-oigo a mi hermano pronunciar mi nombre y cuando voy a abrazarlo me para y al igual que mi padre, sólo me da dos besos y una cariñosa sonrisa. Le devuelvo la sonrisa y le doy dos besos y un abrazo a Amanda.
Lo cierto es que entiendo a mis dos hombres. No quieren perder su faceta poderosa frente a tantas personas.

-Samantha, -me llama mi madre-, sabes, Beth me dijo que la ibas a sustituir esta noche así que decidí llamar a la familia Darwin para avisarles que nos pusiera en la misma mesa.

-Está bien mamá, así podremos charlar un poco que hace mucho que no nos vemos.

Nos sentamos a la mesa y los hombres se ponen a charlar sobre negocios, mi madre se sienta a mi lado y me empieza a contar sobre la cena de esta noche.

También me cuenta que la familia Darwin son los organizadores de esta cena benéfica, los esposos Léonore y Geoffrey Darwin dos personas con mucho dinero y que también son socios en Hellman Air Corporation (empresa aeronáutica perteneciente a mi padre). Y que tienen dos hijos, Charlotte una jovencita guapa morena de 19 años, dueña de una agencia de modelos que le regaló el señor y la señora Darwin y James un guapo y enigmático ejecutivo de 27 años, que formó su propio imperio sin la ayuda de sus padres.

Por lo que me acaba de contar mi madre esta familia es una familia perfecta. No digo que la mía no lo sea, sólo que nosotros estamos más distanciados. La única a la que veo todos los días es a Beth, pero por lo demás yo intento evadir el mundo de los adinerados.

Me gusta más obtener mis propias cosas a que me las den mis padres sin ningún esfuerzo, que fin tendría en la vida si me lo regalaran todo.

Nos pasamos una hora hablando, sobre lo que hicimos desde que nos vimos la última vez y escuchando a mi madre cómo me da la lata de que me encuentre un novio estable de una vez por todas.

-Mamá por favor, deja de fastidiarme con el novio estable. Ya sabes, hasta que no encuentre al adecuado no me quedaré con ninguno.

-Pero Samanta, tienes veinticuatro años hija, tendrás que hacer tu propia familia muy pronto, tanto yo como tu padre queremos nietos que nos alegren un poco la casa.

-Mamá, Collin tiene veintiocho años y no le pides nietos nunca, lleva un año con Amanda, ya te podrían dar ellos un nieto y no tendrías que darme la lata a mí.

De repente siento un codo en mis costillas. Miro a Rita que está en el otro lado, por su mirada parece que acaba de escuchar mi conversación con mi madre y esta furiosa.

Le gesticulo un silencioso "Lo siento" con los labios y me doy la vuelta para escuchar a mi madre.

-Collin es hombre, y todavía tiene que centrarse en su trabajo, ya tendrá tiempo de hijos, más adelante.

-Y yo soy mujer y hasta que no encuentre al hombre adecuado ni pienses en pedirme más veces nietos o te dejo de hablar. - No entiendo como mi madre no se da cuenta que hoy en día tanto las mujeres como los hombres somos iguales. Igualdad por dios.

Cojo mi copa de vino, y me la tomo despacio, como me habia enseñado mi padre de pequeña, eso ayuda a distinguir el tipo de vino y a calmar los nervios. Es un vino exquisito, Chateau d'Yquem 1811, el Chateau d'Yquem es considerado el vino más caro del mundo, que comparte una entrada en el récord Guinness a causa de su amplia venta.

De fondo oigo a los señores Darwin hablando por el micrófono hacia sus conocidos y socios, pero sinceramente yo no les hago caso. No sé ni para qué accedí a asistir, desde siempre me aburren estos eventos.

-Señoras y señores, nuestro hijo James presentará un discurso ante ustedes esta noche, en el cuál les explicará las distintas etapas en la creación del laboratorio.

Eso sí que lo escuché. Y curiosa por ver a ese enigmático hombre como me había contado mi madre, me doy la vuelta y miro hacia el escenario.

Veo subir las escaleras a un hombre alto, moreno, con un cuerpo definido, por encima del traje se le notan sus músculos bien definidos. Tiene unos ojos negros que imponen y al mismo tiempo seducen, su semblante es serio, no muestra ninguna intención de sonreír en lo más mínimo. Y viéndolo mejor, mi madre tiene razón. Es un hombre guapísimo, pero te da la sensación de que su vida esta llena de secretos desconocidos...

Ahora tócame túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora