6. Cena con el omega

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Suspire inhalando el olor a cigarros, mi mano manchada de aquel líquido espeso carmesí con olor a hierro me hizo bufar, di una calada a mi cigarro antes de aplastarlo contra el rostro del hombre, su expresión de puro sufrimiento me causa gracia, q...

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Suspire inhalando el olor a cigarros, mi mano manchada de aquel líquido espeso carmesí con olor a hierro me hizo bufar, di una calada a mi cigarro antes de aplastarlo contra el rostro del hombre, su expresión de puro sufrimiento me causa gracia, que idiota.

—Bien, ya hemos estado aquí mucho tiempo y ya me has aburrido, apresúrate y habla joder, me tienes cansado, esta es tu última oportunidad, habla.

Mi expresión era de pura indiferencia y aburrimiento, la paciencia jamás fue una de mis malditas virtudes, pero este hombre realmente me tenía cansado.

—¡No lo se! ¡Lo juro por mi vida, realmente no conozco a esa persona!

Arrugue el entrecejo ya cansado, de mi bolsillo del pantalón saque una foto en la que obviamente se veían de forma muy precisa y clara este idiota pervertido y el otro acosador de mierda.

—Te dije que esta era tu última oportunidad, parece que no me tomas muy enserio, supongo que deberé ir por otras tácticas, ¿no lo crees?

Pregunte antes de sonreír, mi mano agarro el brazo del hombre y lo apretó, escuché los sonidos de sus huesos crujir, el hombre sollozo desconsolado, pero no había razón para que me causará pena o arrepentimiento, los violadores no tenían perdón, y yo lo iba a mostrar.

La sangre mancho mi rostro, los gruñidos y sollozos de dolor del hombre lo hicieron parecer a un animal, me regocije de su dolor y con deliberada calma comencé a cortar su carne viva, dejándola al rojo puro.

Mi mano tomó la manija de la gran puerta blanca, me habia lavado antes de venir asi que el olor a sangre de mi cuerpo realmente se fue, abrí con cuidado antes de ingresar al lugar, note la casa implacablemente limpia, el aroma a almizcle lleno mis...

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Mi mano tomó la manija de la gran puerta blanca, me habia lavado antes de venir asi que el olor a sangre de mi cuerpo realmente se fue, abrí con cuidado antes de ingresar al lugar, note la casa implacablemente limpia, el aroma a almizcle lleno mis sentidos, ingrese caminando lentamente hasta llegar a la cocina, el olor de canela me llamó la atención.

Una figura yacía parada mientras cocinaba, sus delgadas manos se movieron con agilidad, su cabello oscuro estaba despeinado, note que parecía estar en pijama, aunque era muy oscuro y realmente aburrido, pero le quedaba bien, sonreí acercándome hasta quedar tras aquella persona, sonreí aún más y mordi mi labio reprimiendo la risa cuando note que llevaba unas medias de conejitos y zanahorias.

—Mmh, ¿has agarrado la suficiente confianza como para ponerte a usar mis utensilios, mis ingredientes y mi cocina para hacer... ¿Qué jodida mierda es esa?

Mi sonrisa se transformó en ligero asco, frunci el ceño y mi cabeza se apoyo contra el hombro del omega que me miro sobresaltado, su rostro palidecio antes de soltar un pequeño gritito que realmente devolvió la sonrisa a mi perfecto rostro.

—¡Dios! ¡Me asustaste!

Me aparte pero lo sostuve del brazo, este omega era extremadamente débil y aveces me daba la sensación de que en cualquier momento podría llegar a volver a desmayarse o caerse, me parecía muy torpe.

—¿Ahora no puedo entrar a mi cocina? Que atrevido.

El omega se sonrojo muy ligeramente, casi ni era notable, su vista se clavo en la olla antes de seguir cocinando, su voz salió en un murmuro.

—Es que tenía hambre y tu no llegabas...

Hizo lo que a mi me pareció un puchero, sonreí devolviendo mi mirada a la comida.

—¿Entonces es mi culpa que estés preparando tal abominación? Supongamos que si, pero, ¿eres bobo? Como vas a poder comer tallarin con canela y uvas? Eso es un asco.

Kyong arrugó la nariz disgustado, llevábamos conviviendo en la misma casa alrededor de dos semanas, en el poco tiempo note que el era extremadamente -muy sospechosamente también- tranquilo, ordenado y reservado.

Eso último me gustaba de él, antes estuve con algunos omegas, nunca como pareja, pero el negativo tiempo que me mantuve con ellos siempre parecían querer estar pegados a mi como sanguijuelas o garrapatas, este omega en cambio ni siquiera me pedía conversar o intentar entablar una "amistad".

En la mayoría de veces fui yo quien inició la conversación al despertar, el aún era tímido pero ya no tanto como al inicio, ahora por lo menos era sarcástico y divertido, mayormente hablábamos cuando yo me burlaba de él, sus reacciones eran divertidas y graciosas.

—No son un asco... Es realmente muy rico, quise pedirlo pero... no había de esto en las tiendas, así que lo hice yo mismo ¡Prueba!

Su mano sostuvo el cucharón levantandolo en dirección a mis labios, hice una notable expresión de asco, pero el aún así se mantuvo insistente.

—No, planeo seguir viviendo, así que no quiero eso en mi paladar.

El frunció el ceño pero me ignoró y siguió cocinando, observe sus movimientos, se veía elegante y determinado, una combinación extrañamente placentera para la vista, me subí a la barra de la cocina antes de hablar.

—¿Ya te están dando antojos? ¿Cuantos meses de embarazo llevas?

Pregunte dudoso, el sonrió ligeramente antes de responder.

—Mmh, ya son 8 semanas, aunque aún no se nota mi viente abultado.

Murmuró concentrado en preparar ese vomito morado, frunci el ceño confundido, yo había dicho meses, ¿cómo diablos iba a entender eso?

No dije más y la conversación se cerró, el siguió cocinando y finalmente yo me acerque a ayudarlo a terminar mas rápido, algo más que había notado es que el realmente no sabia como cocinar, ni lavar o limpiar, a lo mucho supo cómo ser organizado, note eso muy raro, más no dije nada, el no quería contar mucho de su pasado pero me aseguro que no era peligroso y yo simplemente decidí creer.

Al terminar fuimos a la sala, encendi el televisor antes de darle el control a Kyong quien me miro confuso.

—Pon lo que quieras, te acompañaré a cenar y luego saldré.

Murmure, el asintió mientras comía y miraba la televisión lo note visiblemente nervioso, sus dedos aveces se movían inquietos y su labio era mordido demasiado fuerte, sus uñas se encajaron en su propia muñeca, sabía que era tímido por lo que no diria lo que queria, así que solo gruñi antes de tomar su mano.

—¿Qué sucede? Sólo suéltalo.

Dije ya harto, la paciencia como dije antes, no era mi fuerte y mucho menos mi virtud.

—Mmh... yo... yo se que no tengo derecho a decirlo... pero... tu... ¿podrías ponerle seguro a tu puerta? O sea, yo me refiero a que... olvídalo.

Murmuró, me impaciente y quise obligarlo a hablar, no respondí rodando los ojos.

—Okey, pondré seguro a mi puerta al venir de la calle, entonces como ya terminaste me voy, deja los platos en el lavadero, no los laves, yo lo haré, hasta mañana.

Dije dándole la espalda para salir del lugar, hoy estaba algo cansado, asi que, ¿qué mejor manera de aliviar mis problemas si no era con alcohol y un buen polvo, aun mejor, un cuarteto? Tome un taxi y como la mayoría de veces volví al club de mi gran e increíble jefe.


HOLIII, LO SIENTO TANTOOO, me desaparecí mucho tiempo, de verdad lo lamento, me mandaron con mi padre como castigo por ciertos comportamientos que tuve ¡Pero ya salí! Fue de lo peor, pero tengo ahora capítulos preparados como disculpa por no publicar nada, espero todos estén bien, agradezco las estrellas, eso es todo, los amo!

One nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora