21. BODA DE ORO I

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21. BODA DE ORO

(El capítulo me quedo muy largo así que lo dividí en dos)

La mañana de un gran día siempre se siente diferente, aunque sigas la misma rutina, las cosas tienen una vibra diferente.

Esa mañana me levanté más temprano de lo que hubiera querido, y lo primero que vi fue a un grandísimo idiota dormido en la cama de al lado. La habitación del hotel era con vista al mar y no pude encontrar una mejor imagen para empezar la mañana que la de las olas del mar meciendose con la brisa.

Tenía una extraña sensación en el pecho. No era mala, al menos no se sentía así. Quizá por eso era inquietante.

Estaba acostumbrada a vivir siempre como si mi vida se fuera a terminar en cualquier momento. Porque no existía algo estable a lo que aferrarme para decir "mañana será otro día".

Siempre fue así, desde que era pequeña, gracias a la vida que llevaban mis padres estaba acostumbrada a estar alerta.

Últimamente mi vida se sentía diferente.

— ¿Qué haces ahí?— preguntó el chico con la voz ronca y adormilada desde su cama.

—Iré a desayunar.

— ¿Tan temprano?

—Roi desayuna a esta hora— expliqué girandome a verlo. Tenía el cabello despeinado y el rostro lleno de marcas de las sábanas.

—Ese idiota, no puede pasar un día sin ti. No— Gritó en un pequeño arranque de energía—. No puede pasar ni una hora sin ti.

Me reí cuando su cabeza volvió a caer de golpe en las sábanas. No podía mantenerse despierto. Habíamos pasado toda la noche afuera, en una especie de "despedida de soltero".

Aaron insistió en que durmieramos juntos para mantener obligadamente a su novio lejos de él antes de la boda.

Lo que también obligó a mi novio a dormir solo. Sobra decir que eso lo tenía muy de malas.

—Tengo que irme— dije con una sonrisa viéndolo cabecear—. Volveré antes de que comiences a alistarte.

Tomé mi bolso antes de acercarme a darle un abrazo que no sé de donde demonios salió. Y tampoco le di tiempo de cuestionarlo porque salí corriendo.

Estábamos a unas horas de nuestras casas, en un pequeño y escondido pueblo afuera de la ciudad. Aaron y su novio optaron por casarse en la playa junto al mar y con solo "algunos" de sus familiares cercanos.

Estar lejos de casa siempre me traía está sensación agridulce en la boca. Y estar cerca del mar hizo todo más sensible, como si con el simple hecho de que estuvieras cerca de él todo alrededor cambiara. Podías estar bebiendo un vaso con agua pero se sentía diferente porque estabas en el mar.

Tal vez por eso las personas se casaban cerca del mar, porque todos querían un momento único y especial.

No diré que nunca pensé en mi boda porque bueno, es obvio que si lo hice. Tanto que una semana antes de que Miley terminará conmigo yo lo propuse casarnos a escondidas en algún lugar hermoso y mágico, donde solo estuviéramos las dos.

El recuerdo de ese día se sintió muy lejano mientras caminaba por la arena y escuchaba la tranquilidad del mar.

Miley nunca quiso casarse conmigo y ella lo dejó muy en claro siempre. Tampoco quería tener hijos. No quería irse a vivir lejos y dejarlo todo atrás.

A un paso del olvido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora