_ Descendemos a menos de treinta metros _ se escuchó la orden del Capitán Suárez en mis oídos y en los de los pilotos de la Escuadrilla 5.
Los cinco aviones descendieron hasta casi el nivel del mar aproximándose a toda velocidad a la Bahía San Carlos.
_ Al frente un buque naval, Suarez _ indicaba Juan Marcos mientras a lo lejos se apreciaba un enorme barco británico.
_ Haros, ábranse por derecha y ataquen por detrás, Balbuenas conmigo. Atacamos de frente _ indicó el capitán Suarez, mientras los hermanos Balbuena se acercaban a su avión adoptando una posición similar a un triángulo.
_ Recibido _ confirmó Maximiliano que junto conmigo viramos a la par y comenzamos con suma distancia a rodear al barco enemigo sin que nos detectara, para poder atacar desde atrás.
Observaba el A4-Skyhawk de mi hermano justo delante de mí. Juntos, a toda velocidad, nos apartábamos de nuestra escuadrilla mientras permanecíamos atentos, observando los cielos en caso de detectar aviones enemigos.
_ ¡Disparan capitán! _ alertó el menor de los Balbuena, mientras el buque británico que habíamos detectado como el HMS Ardent, disparaba enormes proyectiles hacia los tres FMA IA-58 Pucará.
_ Mantenga la posición Balbuena _ ordenó el Capitan Suarez mientras dejaba caer dos de sus bombas hacia el HMS Ardent entre la lluvia de proyectiles que los rodeaban.
Casi finalizábamos nuestro viraje y quedábamos casi de frente al objetivo, mientras observábamos a nuestros compañeros pasar por encima del buque británico, seguido de una gran explosión que generó una enorme nube blanca.
_ Impacto _ informó Juan Marcos, como signo de haber acertado su objetivo.
_ Impacto _ indicaba el Capitán Suarez.
_ Bomba fuera de blanco capitán _ informó el menor de los Balbuena, que no había podido acertar.
Vi pasar a tremenda velocidad a mis tres compañeros de escuadrilla por encima de mí y de mi hermano, que ya nos dirigíamos a toda velocidad hacia el enorme HMS Ardent para rematar el trabajo que los FMA IA-58 Pucará habían comenzado. En un tremendo silencio y suma concentración, observé cómo Maximiliano, en un muy corto movimiento con su avión, esquivaba una seguidilla de proyectiles provenientes del buque británico que se aproximaban con suma brutalidad hacia nosotros. Ambos A4-Skyhawks tomamos maniobras evasivas y al cabo de unos pocos segundos, dejamos caer nuestros proyectiles sobre la cubierta, antenas y radares del navío enemigo. Sobrevolamos nuestro objetivo, que sufrió dos enormes explosiones más, recibiendo el daño suficiente para no poder seguir manteniéndose a flote. Mi hermano y yo informamos por la radio de escuadrilla y la base terrestre la palabra que nos llevaba al cumplimiento total de nuestra misión: "Impacto".
_ Excelente Haros. Vuelvan a la base. _ indicó el Capitán Suarez.
Retomamos nuestro rumbo a la base mientras manteníamos una reducida distancia con las aguas de las Islas Malvinas, para no ser detectados por los radares enemigos. Hice un chequeo rápido a mi cabina para observar si todo estaba en orden. Había observado los controles de navegación y parecían funcionar bien, pero cuando quise controlar el combustible, una amplia línea brillante pasó a mi lado a gran velocidad. En un veloz movimiento, volteé y mis ojos se abrieron por completo mientras que mis pulmones se llenaron de aire y mi corazón comenzó a latir con fuerza.
_ ¡Harrier! _ grité por radio, para advertirle a mi hermano que a nuestras espaldas, estábamos siendo atacados por dos aviones británicos.
Nuestros A4-Skyhawks se separaron automáticamente y cada uno fue perseguido por un Siddeley Harrier. Maximiliano por su lado, decidió ascender varios metros y virar hacia la izquierda, mientras que yo mantuve la altitud pero giré bruscamente hacia la derecha.
Maximiliano dejó que el enemigo se acercara lo suficiente y descendió bruscamente hacia el océano. El Harrier siguió su rumbo y ambos aviones de guerra volaron a pocos metros del agua. El piloto británico tenía en la mira a mi hermano y estaba a punto de disparar cuando en un ágil movimiento el A4-Skyhawk sorpresivamente descendió aún más y viró rápidamente a la izquierda, sumergiendo su ala en el agua. Automáticamente el piloto británico abortó su ataque y decidió tomar algunos metros de altura para volver a intentar atacar a Maximiliano en la próxima ocasión.
Por mi parte, me encontraba en un estado más crítico, pues ya había recibido algunos daños e intentaba esquivar como podía al brutal Harrier que me acechaba.
_¡Subí Eze! _ resonó en mis oídos por radio la indicación de Maxi, que se acercaba de frente a toda velocidad hacia mi.
Mi Skyhawk ascendió a los cielos con brutalidad en una limpia maniobra. El Harrier enemigo siguió mi rumbo, descubriendo toda su parte inferior a los ojos de Maximiliano, que procedió a disparar. Yo, casi de cabeza, alcé la mirada y observé cómo el Siddeley Harrier GR.3 británico explotaba en una enorme nube negra ante mis ojos. Estabilizando mi avión, fui testigo de cómo mi hermano traspasaba la bruma negra de la explosión por debajo de mí a toda velocidad, seguido del Harrier que había intentado atacarlo previamente.
_ ¡Harrier Maxi! _ le advirtí por radio rápidamente, mientras viraba mi avión con fuerza para seguir al enemigo que nuevamente acorralaba a mi hermano menor.
Iba tan rápido como podía, pero mi avión había sufrido daños y no alcanzaba la velocidad máxima. A lo lejos, observaba a Maximiliano girando su avión y esquivando los ataques enemigos..
_ ¡Ya voy! _ grité en un estado de adrenalina y desesperación.
_ ¡Seguime a mi Eze! _ me ordenó mientras volvía a descender a pocos metros sobre el agua.
Los tres descendimos y yo ya casi tenía en la mira al Harrier, que había comenzado a disparar y acertar varios tiros en su objetivo.
_ ¡Derecha a las tres! _ indicó Maximiliano a mis oídos _ ¡Uno, dos...tres! _ gritó y ambos A4-Skyhawk viramos brutalmente hacia la derecha.
En un movimiento tardío, el Harrier británico viró hacia la derecha junto a nosotros, sin saber que se convertía en el blanco perfecto para mí. Ya había comenzado a disparar, haciendo que los proyectiles recaigan con fuerza sobre mi enemigo de punta a punta.
Contemplé cómo el piloto británico se eyectaba y salía despedido de su Siddeley Harrier, que caía al agua y explotaba al impactar en esta. Una vez que estabilicé mi avión, observé que el Skyhawk de mi hermano despedía sobre su cola un tremendo humo negro que se intensificaba repentinamente, envolviendo al avión en una nube oscura.
_ ¡Maxi, hay fuego en tu Skyhawk! _ di el aviso mientras observaba como el humo se intensificaba cada vez más.
_ Si, otra forma no había. Pero nos salió muy bien eh! _ contestó por radio él.
_ ¡Maxi, eyectate! ¡Hay mucho humo! _ insistí.
_ No dejes de seguirme _ emitió por radio con la respiración agitada.
Sin advertencia alguna, una violenta explosión sacudió el aire, destrozando el avión en un instante. El fuego devoró la aeronave, engullendo todo a su paso, dejando solo escombros y humo en su estela. Me aferré al asiento de mi propio avión, impotente ante la devastación que tenía ante mí. Las lágrimas brotaron en mis ojos mientras contemplaba el trágico destino de mi hermano. La imagen de la aeronave en llamas quedó grabada en mi memoria mientras el Skyhawk de Maximiliano se precipitaba en una caída mortal hacia las frías aguas del mar. Mi mirada quedó clavada en el lejano horizonte mientras mi avión volaba sin rumbo, inundado en la deriva con el silencio abrumador, que solo era interrumpido por el sonido del viento y las olas que rompían en la distancia.

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