3-12. Jungkook

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—Tienes que golpear más fuerte que eso, carita de ángel.

Yoongi exhaló aire por la nariz, su mandíbula apretada con más fuerza que sus puños, que dejó caer a los costados mientras miraba a Jungkook con una hostilidad que no creía que poseyera el chico. El sudor le resbalaba por el pecho y la frente, y los pantalones deportivos prestados por Jungkook le colgaban de las caderas. —Estoy golpeando tan fuerte como puedo.

Jungkook dejó que sus ojos vagaran por el musculoso cuerpo de Yoongi. —Encuentro eso difícil de creer, hermoso. No obtienes un cuerpo como el tuyo sin ejercitarte duro.

Yoongi se sonrojó y se miró a sí mismo como si nunca antes hubiera visto su cuerpo.

—Conseguí este cuerpo porque un tipo llamado Sven me gritó todas las mañanas durante un año y me obligó a levantar pesas y comer cosas que sabían a cartón. Si no fuera actor, probablemente sería un montón de papilla porque hacer ejercicio apesta y la comida sabe bien.

Jungkook soltó una carcajada. —Bueno, por ahora, eres actor y puedes golpear mucho más fuerte de lo que estás haciendo, así que vamos, vamos a hacer esto —Jungkook golpeó las almohadillas que le cubrían las manos —. Levanta los puños. Protege tu cara con la izquierda y golpea con la derecha.

Yoongi hizo lo que Jungkook le explicó. A pesar de su falta de entusiasmo, su irritación parecía crecer con cada golpe hasta que gruñía cada vez que atinaba o interceptaba, golpeando más fuerte, haciendo que a Jungkook le dolieran las palmas de las manos. Cada vez que Yoongi dejaba caer el brazo que protegía su rostro, Jungkook golpeaba una almohadilla contra la mejilla del niño lo suficientemente fuerte como para recordarle que levantara sus manos.

Con el paso del tiempo, la fatiga del niño se hizo evidente. Sus golpes se volvieron más salvajes, menos precisos. Cuando falló el golpe en las almohadillas de Jungkook por completo y le dio un puñetazo en la mandíbula, Jungkook las dejó caer al suelo y agarró su puño con la mano, haciendo girar al niño y sujetándole el brazo detrás de la espalda, con cuidado de no lastimarlo. —Y aquí pensando que no tenías maldad en tu cuerpo. Eso me dolió, carita de ángel.

Yoongi jadeó con fuerza mientras estiraba la cabeza hacia atrás para mirar a Jungkook, parpadeando el sudor de sus ojos verde musgo mientras agitaba sus largas pestañas hacia él. —Fue un accidente. —dijo, con la voz llena de fingida inocencia.

—Creo que me estás mintiendo. —ronroneó Jungkook contra su oído.

Yoongi se encogió de hombros, con expresión coqueta. —Pruébalo.

Mierda. Jungkook sabía que necesitaba mantener al chico concentrado, pero fue terriblemente difícil cuando todo en él pedía a gritos que Jungkook lo inmovilizara contra la pared y se lo follara. Se permitió trazar el cascarón de la oreja del chico con la lengua. Sabía a sal y sudor limpio. —Si te conociera mejor, diría que estás tratando de distraerme para poder salirte de la práctica.

Yoongi giró la cabeza y dejó que sus labios rozaran la mandíbula de Jungkook, esquivando su agarre justo cuando Jungkook intentó capturar su boca, bailando con un elegante juego de pies como si de repente fuera Mohammed Ali. —Entonces creo que es bueno que no nos conozcamos. —bromeó, tomando su botella de agua de la mesa y tomando un gran sorbo.

Jungkook arqueó una ceja. —Cuidado, ángel. A nadie le gustan los provocadores.

Yoongi lo miró a los ojos mientras se tomaba la botella, el agua escapó por los lados de su boca esponjosa para caer sobre su pecho y deslizarse por las crestas de su abdomen. —Tú fuiste quien decidió que esto sería un mejor uso de nuestro tiempo, no yo.

Jungkook le dedicó una media sonrisa. No estaba equivocado, pero era trabajo y al menos tenía que intentar ganar su cheque. —Tenemos mucho tiempo para cualquier pensamiento sucio que esté dando vueltas en esa bonita cabeza tuya más tarde. Esto es importante.

E.P.S. (1-4.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora