3-24. Jungkook

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—Siéntate ángel, vas a hacer un camino sobre la alfombra.

Yoongi lo fulminó con la mirada antes de retomar su caminata en círculos alrededor de la mesa de la sala de conferencia, masticaba su pulgar a medida que se movía.

Rebecca llegaba tarde - por cuarenta minutos completos- y Yoongi parecía haberse convencido a sí mismo que la chica no se presentaría. Que había conseguido espantarla con un simple mensaje de voz. Jungkook no estaba del todo seguro. La muchacha había estado lo bastante desesperada cómo para contactar a Yoongi, incluso aunque sabía que él tenía todas las miradas puestas encima. Mientras que un culto en el medio de ningún lugar en Kentucky probablemente no les haría mucho caso a las noticias, el padre de Yoongi tenía espías en todas partes, y Jungkook creía que el tipo no estaría muy contento al enterarse que su hija había abandonado a su esposo.

Cuando Yoongi pasó lo suficientemente cerca, Jungkook tiró de su sudadera y lo arrastró sobre su regazo, rodeando la estrecha cintura del chico con ambos brazos. Él se removió inútilmente por un minuto intentando liberarse del agarre de Jungkook antes de por fin darse por vencido y se hundió contra él, derrotado. —¿Qué pasa si no viene? ¿Y si está asustada de venir aquí? ¿Qué pasa si algo le pasó por mi culpa?

Jungkook negó con la cabeza. —¿Cómo algo de esto puede ser tu culpa, ángel? Es sólo que estás atrapado en algo que no hemos conseguido resolver. Pero lo haremos.

El elevador sonó, anunciando una nueva llegada. Yoongi alzó la cabeza en dirección a la puerta, desinflándose en cuanto vio a Connolly dejar el ascensor y dirigirse a la oficina de Jeonghan. Dejó caer la cabeza en rendición, pero Jungkook observó a una chica seguirlo hasta fuera del elevador. El cabello rubio oscuro que se asomaba por debajo de la gorra de béisbol de los Dodgers no hacía nada para ocultar los ojos vacíos y los pómulos hundidos. También llevaba una sudadera con capucha de los Dodgers junto con unos jeans que no le quedaban bien, como si hubiese tenido que comprarlos en el quiosco afuera del estadio. Esa tenía que ser ella. Le dio un codazo suave a Yoongi. —Mira quién está allí.

La cabeza de Yoongi se alzó justo cuando la chica miró a través del vidrio de la sala de conferencia y notó a Yoongi sentado sobre el regazo de Jungkook. Yoongi se puso de pie, apresurándose en llegar a donde ella estaba. —Rebbeca.

—¿Yoongi? —Ella lloró, corriendo hacia sus brazos. Se abrazaron el uno al otro con fuerza en medio de la oficina.

Los hermanos se aferraron el uno al otro, inconscientes de las miradas curiosas que recibían de las demás personas en la oficina. Jungkook se puso de pie con intención de guiarlos dentro de la sala de conferencia en donde había un poco más de privacidad. Cuando Yoongi lo vio parado junto a él, le regaló una sonrisa húmeda.

—Rebecca, este es mi... este es Jungkook.

—¿Eres su novio? —ella preguntó, sus ojos verdes enormes y repletos de interés.

La mirada de Yoongi se centró en Jungkook como si esperar a que él denegara su relación. Cómo si él fuera a hacer algo así. —Sí. Supongo que se podría decir que sí.

—Es un gusto conocerte. —dijo ella, arrojando sus brazos alrededor de él en un abrazo apretado. Él le regresó el apretón, incluso aunque su estómago se contrajo.

—¿Por qué no entramos en la sala de conferencia y hablamos? —preguntó Jungkook —. Me gustaría que un asociado participara en esto, si no te molesta. Ayuda cuando hay alguien más al tanto.

—Seguro, está bien —dijo ella, su intrépido acento de Kentucky era antítesis del lento tono de Jungkook.

¿Alguna vez Yoongi tuvo el mismo acento? No podía imaginarlo. Jungkook guió a Rebecca a uno de los asientos y luego se sentó al contrario de ella. Había esperado que Yoongi tomara el lugar junto a su hermana, pero en vez de eso, se sentó junto a él, arrastrando la silla hasta que ésta chocó contra el de Jungkook. Cómo si Yoongi lo necesitara lo más cerca posible.

E.P.S. (1-4.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora