1-28. Yoongi

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Jungkook había estado al teléfono por horas, primero con Minhyuk y ahora con su hermana. Yoongi no estaba espiándolo. No era su culpa que la voz de Jungkook se colara desde el patio hasta su habitación. Claro, él podría haber estado sentado detrás de la puerta donde la acústica era mejor, pero el punto era que Jungkook no podía estar enojado con Yoongi por escuchar.

—Lo siento, El. De verdad. Encontraré a una nueva enfermera para la noche así puedes dormir un poco.

Yoongi no estaba seguro de cuál había sido la respuesta de Jihyo, pero no se perdió de la tensión en la voz de Jungkook o el suspiro pesado que puntuó sus palabras. Yoongi no podía imaginarse cuidando de alguien veinticuatro horas al día, siete días a la semana, especialmente no a alguien con demencia severa.

Sonaba exhaustivo e ingrato en sus mejores días. Pero, ¿detener tu vida entera para cuidar de una persona que te abandonó con una madre loca? Eso iba más allá del desinterés, parecía bordear a lo masoquista. No era como si Yoongi debiera señalar con los dedos. Él siempre estaba buscando formas nuevas y creativas de hacerse daño a sí mismo.

—¿Has oído de Davis de tu anterior trabajo? —Jungkook preguntó antes de decir —. Jihyo, estás comenzando a hacerte de renombre. Esto es una locura. Ponlo en el hogar estatal que encontraste en Orlando y regresa a California. Regresa a tu vieja vida. Odio que seas tú quien se lleva la peor parte de todo esto.

Yoongi se preguntó cuánto costaban los cuidados permanentes de un paciente con habilidades limitadas para cuidar de sí mismo. A Jungkook le pagarían un cheque de seis dígitos solo por pasar el rato con Yoongi todos los días, y lo único que hacían era asistir a esos aburridos eventos de caridad. Imaginó el costo de llevar la vida entera de una persona, mantenerlo con vida... debía valer una fortuna pequeña. Al menos tanto como el salario de Jungkook. Fue por eso que él aceptó hacer del niñero de Yoongi.

La noción torció algo muy dentro de él. No era que a Yoongi le doliera el cheque que Jungkook recibiría. Ese dinero no era por el sexo con Yoongi. En su cabeza lo sabía. Pero una parte oscura dentro le susurraba que él solo era el medio para un fin, un cheque con beneficios, y tan pronto como el cheque estuviera entre sus manos, no volvería a escuchar de Jungkook jamás.

Yoongi agitó la cabeza. Por supuesto que no volvería a saber de él. Ese era el punto. Ellos estaban teniendo una aventura. Incluso, aunque no fuera así, ¿Qué haría Yoongi? Su padre jamás lo iba a liberar. No había mundo alguno en donde él y Jungkook pudiesen estar juntos. Así era la forma en que el mundo funcionaba.

Mientras más pensaba en ello, Yoongi se tornaba más sombrío. Vagó hacia la cocina, se hizo un sándwich de mantequilla de maní antes de apuñalar el bote con el cuchillo y dejarlo puesto en el mostrador, como una advertencia hacia todos los otros bocadillos para untar de que no se metieran con él. Se sentó en el mostrador, desgarrando el pan en pequeñas piezas, pero sin llegar a comerlas.

En su lugar, frunció el ceño hacia la figura retirada de Jungkook, bajando la cabeza cada vez que él se giraba y caminaba hacia atrás.

Su teléfono vibró contra el mostrador, captando su atención. Era un mensaje de Jeongyeon.


>>¿Arregló Jungkook lo de tu investigador privado escaleras abajo?


¿Lo había hecho? Yoongi no tenía ni idea. Jungkook le había dirigido cinco palabras si acaso desde que regresó.


Algo así. Todo lo que él dijo es que el tipo trabaja para mi papá.<<


E.P.S. (1-4.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora