3-20. Jungkook

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Puede que Jungkook acabara de prender en fuego toda su vida, pero le resultó difícil ponerle importancia al tener a Yoongi mirándolo con esos enormes ojos verdes, con un juramento de confianza con la solemnidad de alguien que hacía un voto de por vida. Besó la frente de Yoongi y luego sus párpados, apartando un sudoroso mechón de cabello de su rostro, antes de acostarse a su lado. —Ponte de lado. Quiero mirarte.

Yoongi hizo lo que Jungkook le pidió, haciendo ese gesto de morderse los labios que siempre fue la perdición de Jungkook. Su polla ya estaba palpitando, pero no había manera de que apresurara esto. Jungkook apoyó su cabeza en la almohada que estaba al lado de la Yoongi, solo mirándolo mientras pasaba un dedo a lo largo de la curva de la cadera de Yoongi y subía por las curvaturas de la columna, arriba por su mejilla y hacia abajo nuevamente. Con cada pasada, sus dedos se deslizaban un poco más abajo, deslizándose sobre el generoso trasero hinchado de Yoongi, deslizándose por la hendidura entre sus mejillas. Las pestañas de Yoongi revolotearon y este dio un suspiro de satisfacción.

—Mierda, de verdad eres tan jodidamente hermoso. —susurró Jungkook, dándole al chico un beso casi casto.

Yoongi sonrió incluso cuando miraba a Jungkook con confusión. —¿Qué estamos haciendo exactamente? ¿Me estás seduciendo? Porque ya dije que sí.

Jungkook sacudió la cabeza con una sonrisa. —Solo quiero que estés relajado.

Yoongi enterró la mitad de su cara en la almohada, mirando de reojo a Jungkook. — Acabo de correrme hasta los sesos. Si estuviera más relajado, estaría inconsciente.

Jungkook arqueó una ceja antes de alejarse, sacándose a patadas la ropa interior que todavía estaba atrapada alrededor de sus muslos antes de rebuscar en el cajón de la cabecera, agarrando lubricante y un condón y dejándolos al alcance. Incluso con solo la mitad de su rostro a la vista, Jungkook pudo ver el momento en que la situación se volvió real para Yoongi, sus ojos agrandandose. —Mira, está bien que estés nervioso, pero creo saber lo que estoy haciendo.

El tono de Yoongi era amargo mientras murmuraba: —Has tenido suficiente experiencia.

Jungkook le dio una palmada juguetona en el trasero, notando la forma en que las pupilas de Yoongi se dilataban ante el contacto. Jungkook guardó esa información para explorarla más tarde. —Escuchame, boquita atrevida. Tú dijiste que confiabas en mí. Además, ¿no es por eso que estabas tan empeñado en ponerte en mi camino? ¿Porque pensaste que te robaría esta fastidiosa virginidad? —Yoongi abrió la boca, su expresión de negación casi cómica. Jungkook negó con la cabeza —. Nop. No intentes negarlo. Tú y los gemelos maravilla son tan sutiles como un camión marca Mack.

—Quizás al principio. —dijo Yoongi.

Jungkook se inclinó más cerca, arrastrando sus labios sobre los de Yoongi en un beso que apenas se sentía. —¿Pero ya no?

—No. Ya no. —susurró Yoongi, profundizando el beso.

Jungkook continuó sus caricias mientras se besaban, adicto a la manera en que Yoongi jadeaba y suspiraba y gemía en su boca cada vez que Jungkook encontraba un lugar al que le gustaba a Yoongi. Mientras sus manos trazaban un mapa de las llanuras y ángulos del cuerpo de Yoongi, la boca de Jungkook encontraba camino hasta su mandíbula, su oreja, su cuello, susurrando una vez más todo lo que volvía a Yoongi sexy ante los ojos de Jungkook.

Los besos de Yoongi se volvieron más necesitados, sus suspiros convirtiéndose en gruñidos de frustración. En cualquier otro momento, Jungkook lo habría agarrado y derribado, enterrándose profundamente en su interior, montándolo fuerte y duro de la forma en que había fantaseado, pero quería que la primera vez de Yoongi fuera todo lo que había imaginado que sería. Si eso significaba que Jungkook tendría el peor caso de bolas azules del mundo, que así fuera.

E.P.S. (1-4.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora