4-29. Yoongi

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—¿Has tenido noticias de nuestro chico? —preguntó mamá Bev mientras se limpiaba las manos con su toalla de cocina de color amarillo brillante.

Yoongi levantó la vista de la mesa de la cocina y le dedicó una breve sonrisa. —Sí, llamó cuando estaba saliendo del aeropuerto, pero ya conoces el tráfico de Los Ángeles. Estará aquí en algún momento entre ahora mismo y el próximo martes —dijo Yoongi antes de detenerse y masajearse la mandíbula.

Bev sonrió y luego frunció el ceño. —¿Todavía te duele? ¿Necesitas otra píldora?

Yoongi negó con la cabeza. —No, estoy bien. Me tomé un ibuprofeno. A veces solo quema un poco. Creo que iré a descansar mientras que llega Jungkook.

Ella asintió con la cabeza, dándole una mirada extraña. —De acuerdo, cariño

A veces, se sentía como si estuviera rodeado por una familia de lectores de mentes o expertos en el lenguaje corporal. Desde el secuestro de Yoongi hacía cuatro meses, las personas parecían intentar interpretar cada palabra que decía, como si siempre estuviera a solo instantes de estallar. Demonios, tal vez sí lo estaba. Era difícil de decir. A veces se sentía como si su vida, tal como su rostro, ya no fuera la suya.

Había cerrado las cuentas de cam streaming cuando finalmente le dieron de alta del hospital. No era precisamente una decisión difícil cuando tu cara parecía una salchicha molida, pero incluso si su cara hubiese estado perfecta en ese momento, nunca podría imaginarse a sí mismo volviendo a esa vida... no después de todo lo que Carl le había hecho, y que todavía le estaba haciendo de alguna manera. Pequeñas cosas, pero que todavía sumaban.

Ahora, Yoongi odiaba estar solo. De ahí la razón por la que se quedaba con la madre de Jungkook cada vez que Jungkook se veía obligado a dejar la ciudad por asuntos de negocios. El plan había sido que finalmente se llevara a Yoongi con él de regreso a Miami, pero es que él no quería conocer a los amigos de Jungkook en Miami cuando todavía parecía como un fugitivo de feria. Seungcheol y Jeonyeong le dijeron que estaba siendo ridículo y que se veía casi exactamente igual, con la excepción de un pequeño bulto cerca de su ojo derecho. Él no les creía, pero simplemente había dejado de hablar sobre eso.

Yoongi ya había tenido dos cirugías reparadoras, una para corregir el daño en su mejilla y otra para reparar sus dientes rotos una vez que le quitaron el alambre de la mandíbula.

A pesar de todo, Jungkook siempre estuvo allí, alentando a Yoongi, yendo a terapia con él, frotándose la mandíbula, y llamándolo hermoso. Eso era lo que más daño le hacía.

Hermoso. Se sentía como si Jungkook estuviera intentando apaciguarlo. Yoongi ya no era hermoso, gracias a Carl. Pero eso no era culpa de Jungkook. Él había sido más que paciente con Yoongi. Nunca lo empujaba a más, nunca se enojaba. Él estaba siempre ahí, siempre firme. Era todo lo que Yoongi necesitaba, y una parte de él mismo odiaba necesitarlo tanto.

Incluso después de todo este tiempo, se sentía como si Carl todavía estuviera allí, susurrándole al oído y diciéndole a Yoongi que Jungkook no lo había tocado porque era feo, porque estaba dañado. La terapeuta de Yoongi le dijo que estaba proyectando sus propios miedos en los comportamientos de Jungkook como una especie de mecanismo de defensa. Sabía que ella tenía razón, pero una vez al mes, alrededor del aniversario del secuestro, el pánico se apoderaba de él y esa voz comenzaba de nuevo, forzándolo a alejarse de Jungkook.

Pero esta vez no. Puede que Yoongi no se pareciera a él mismo, pero por primera vez en una eternidad, sí se sentía como él mismo. No le dolía. No estaba inflamado, ni entumecido, ni deprimido. Jungkook volvería a casa en cualquier momento y, por primera vez en mucho tiempo, todo lo que Yoongi quería era que Jungkook lo tocara como si fuera algo más que un paciente. Cuatro meses era demasiado tiempo de celibato, especialmente cuando tenías a un hombre tan sexy como Jungkook acostado a tu lado todas las noches.

E.P.S. (1-4.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora