4-6. Jungkook

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Jungkook pasó la siguiente media hora guardando las sobras y sin pensar activamente en que Yoongi se encontraba desnudándose y preparándose para poner sus manos en todo su pequeño y apretado cuerpo para el disfrute de extraños. La idea le intrigaba a Jungkook. Yoongi intrigaba a Jungkook. Tan atrevido, tan descarado, tan caliente para Jungkook que le preocupaba que pudieran haber incendiado el sofá si Yoongi se hubiera sentado a horcajadas en su regazo un momento más.

Había algo en Yoongi que desencadenaba en Jungkook ese extraño instinto visceral que siempre le había servido. Jungkook no creía en el amor a primera vista, ni en los romances de cuento de hadas, pero sí creía que existían las almas gemelas, y que cuando encontrabas a esa persona lo sabías. Nunca le diría a nadie que había decidido, mientras estaba en la cola del supermercado, que el lindo y descarado Min Yoongi era el indicado para él. Especialmente nunca se lo diría a Yoongi. Sin embargo, si Jungkook fuera un hombre de apuestas, apostaría a que Yoongi era esa persona.

Jungkook era un hombre paciente. Había esperado mucho tiempo para conocer a alguien que despertara en él ese sentimiento, el que su madre dijo que tenía por su padre el día que lo vio por primera vez. Y ahora que Jungkook lo había encontrado, no tenía ni puta idea de qué hacer con ello. Jungkook era bueno leyendo a la gente. Era su puto trabajo, y no hacía falta ser un experto para ver que Yoongi no sólo tenía muros alrededor de su corazón, sino que tenía barricadas de cemento de cien millas de altura, rodeadas de alambre de espinas. A pesar de todas sus bravuconadas y coqueteos, en el fondo estaba aterrorizado y herido. Y, como cualquier animal herido, Jungkook sabía que Yoongi atacaría para protegerse.

Si Jungkook quería a Yoongi, iba a tener que abrirse camino. Tendría que empezar con el sexo. Era el único lugar donde las paredes de Yoongi eran débiles. Había bajado la guardia en el momento en que llamó a Jungkook Daddy.

La forma en que había dicho la palabra... sensual y seductora, pero también esperanzadora. Era como si no se atreviera a soñar que fuera posible, pero si podía hacer que Jungkook quisiera follar con él, tal vez podría confiar en él lo suficiente como para ser quien era bajo todas esas capas.

Excepto que ahora mismo no llevaba ninguna capa. La polla de Jungkook se endureció al recordarlo. Justo al subir las escaleras, Yoongi estaba tumbado en la cama, su piel pálida contrastaba con el edredón azul marino de la cama. Había invitado a Jungkook a entrar. Le había pedido a Jungkook que lo tocara frente a la cámara. Jungkook le dio vueltas a la idea en su cabeza. Mostrar su cara ante la cámara en una película porno probablemente causaría muchos problemas a Elite, una empresa que había construido de la nada a más de seis oficinas en todo el país, incluso con los hombres que contrataba y su tendencia a casarse con sus clientes.

Jungkook estaba subiendo las escaleras antes de ser consciente de ello. Quería a Yoongi, con o sin público. La puerta de Yoongi se abrió lo suficiente como para que se viera una pequeña franja de la habitación. Pudo ver las cámaras colocadas alrededor de la cama en ángulos perfectos. Era un montaje sorprendentemente profesional.

Jungkook empujó la puerta para abrirla, pero se quedó dónde estaba, apoyando su gran cuerpo en la puerta. La nerviosa mirada de Yoongi saltó hacia Jungkook y luego se alejó, su lengua salió sobre su labio inferior rosado en una muestra de nerviosismo que rápidamente desapareció, sustituida por una sonrisa seductora.

Jungkook no sabía dónde mirar primero. Yoongi estaba desnudo de cintura para arriba, y su piel brillaba como un arco iris cada vez que la luz le daba de lleno. Sus labios volvían a ser de color rosa brillante y sus largas pestañas estaban teñidas de negro, pero aparte de eso, no llevaba ningún otro tipo de maquillaje. Sin la ropa holgada con la que había estado, el cuerpo de Yoongi era ligero, delgado y larguirucho, casi femenino. En todo caso, Yoongi era delicado, todo extremidades largas y dedos elegantes.

E.P.S. (1-4.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora