My Beloved

Premio (!!!)

!!! — AU genderbend
Porn.,omega-verse
Peter: Paula - 38
Miguel: María - 35
Lyla: Lionel - 30

*

María miraba distraída el enorme ventanal de su oficina, que tenía las persianas puestas; el sol estaba en su punto perfecto, iluminando con alegría más allá de las persianas y cayendo como rayos en variados lados de la oficina. La Alfa pensaba en temas aleatorios, ignorando la franga de luz en sus ojos, aun cuando le ardía.

De pronto el sonido de la puerta siendo golpeada le devolvió a la realidad y parpadeo, girando en su silla al escritorio.
—Pase. —Soltó con un fingido tono de molestia.
Su extravagante secretario, Lionel, se asomó por el umbral con una sonrisa cómplice.
—María querida, adivina quien vino a visitarte. —La Alfa rodó los ojos y escribió algo en unos papeles.
—No me interesa. -
—Qué cruel, deberías ser más considerada con Paulita, ella se esfuerza en venir y tu le rechazas. - El beta iba a salir por completo de la oficina, si no es por el estruendo de la silla contra la pared.
—¡¿Paula esta aquí?! —La voz de la gerente sonó tan fuerte que las mismas ventanas vibraron.

El beta tanteo un poco con la puerta y asintió como niño regañado. María rodeo el escritorio y salió a donde podría estar su esposa, no podía evitar sentir posesividad a su omega cuando la visitaba a la oficina, sobre todo cuando varios alfas ya se le habían insinuado. A cada paso que daba el aroma a fresas encremadas de la Parker aumentaba y a la vez lo hacía el de café pasado, gruñó a sus adentro y siguió el aroma dulzón de su omega.
Llegando a la zona de almuerzo visualizo a la omega castaña conversando tranquila con otra Alfa; y no malentiendan a María, ella no era posesiva, pero aquella Alfa llevaba meses, no, años insinuandole a su esposa el hacer algo prohibido.

Todo el edificio sabía bien lo que la señorita Petra Noir intentaba hacer con su omega. Muchas veces María tenía que soportar a la mitad de su oficina chismorreando sobre una posible infidelidad por parte de Paula con la Alfa pelinegra, mientras la otra mitad hablaba sobre los nuevos intentos de cortejo por parte de la misma Alfa a su esposa.

Caminó, intentando calmar su enojo y evitar que salgan a relucir sus afilados colmillos, no quería empezar una pelea y menos ahora que su esposa estaba presente. Podía escuchar la suave risa de Paula y estando ya a cinco mesas de la de ambas pudo ver como su esposa se tensaba y se intentaba parar de la mesa. Pensó que sería por ella y que la haya sentido, pero una vez la omega se paro pudo ver una argolla en el centro de la mesa.

Se detuvo en seco, estaba ya a una mesa de ella, pero el accionar de Parker le hizo soltar una risa y sonreir. La omega, muy indignada por la propuesta, le había dado una cachetada a la Alfa contraria.

—¡Imprudente!, he rechazado tus antiguos cortejos por cordialidad y puedas ver que hay varios omegas deseando ser tuyos y tu pareces cerrarte a la idea que sea tuya. Entiende algo Petra, estoy casada y, si se te olvida, con dos cachorros en casa. Ya he sido muy amable contigo, pero no puedo seguir así. Me retiro. —La omega castaña recogió su bolso beige, mientras la Alfa pelinegra le rogaba el perdonar su atrevido accionar. María vio como su esposa se le acercaba y le jalaba del brazo para ir de regreso a su oficina.

La O'hara sonrió y giro viendo a la Noir con la mejilla roja en su perfecta piel blanca, luciendo rechazada, amplió su sonrisa e infantilmente le saco la punta de la lengua. Se enderezó y siguió el paso de su enojada omega, quien le soltó el brazo y empezó a refunfuñar mientras movía sus brazos similar a un niño berrinchudo, quejándose de los cortejos de la Alfa.