Rascacielos

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— ¿Qué hacías en mi puerta? — Pregunté mientras lo rodeaba.

— Me preguntaba si... quizás te interesaría desayunar con el equipo. Llevas encerrada un día entero. 

— Son las diez de la mañana. — Comenté mientras lo miraba confundida.

— ¿Y?

— Pues que... — No sabía qué palabras usar sin que se sintiera mal, por lo que no me esforcé. — Yo no desayuno si es más tarde de las nueve.

Tim me sostuvo la mirada, esa acción me ponía nerviosa. — ¿Tiene que ver con tu metabolismo?

Claramente si seguía viéndolo iba a decir algo estúpido a causa del nerviosismo. — ¿No...? Cambié de opinión, si iré.

¿Por qué todos en la Batifamilia tenían que estar tan guapos?

Me adelanté porque no quería tener que ir a la par con él sintiendo incomodidad. Saludé a todos quienes se veían muy grandes. La comida no fue muy interesante, cada uno hablaba con sus amigos y a mi me hacían una que otra pregunta extraña acerca de mis poderes.

Todos los que conocí hace algunos años tuvieron sus grandes cambios y al igual que la mayoría de ese universo, eran muy altos. 

Me daba miedo. De nada me sirvió ponerme tan alta. 

La más alta era Kory, como ya les había mencionado y el resto no medía menos de 1.80. Bueno, todos a excepción de Damian quien era al menos de 1,75.

A simple vista Damian caía mal, no interactué mucho con él, pero estaba segura que era más insoportable que Jason cuando lo conocí. Siempre estaba encima mío vigilando que no hiciera nada raro o peligroso a la distancia.

Estoy segura que si entraba al baño a mear el muy idiota estaba a pocos metros esperando o calculando el tiempo que llevaba encerrada. 

También estaba segura de que el mocoso tenía alguna arma de kryptonita a la mano, aún si eso no me hacía efecto. Me pregunto si hacía lo mismo con Jon, mi medio hermano.

Estaba cien por ciento segura de que no, era el favorito de todos.

Esto último lo sabía gracias a una pequeña nota que encontré en el diario al cual no le presté demasiada atención. Sólo era mi otra yo desahogándose y dejando su enojo en esas notas para no desquitarse con nadie. 

Decía que se sentía desplazada, que todos hicieron borrón y cuenta nueva a su vida. Nadie la conocía, ni sus propios padres y en ese lugar todos la consideraban un peligro. Recalcaba todo el tiempo que fue sencillo para todos borrar su existencia de ese universo. También hablaba sobre cómo el niño no tuvo que pasar por nada de eso; que a él lo cuidaban e incluso darían la vida con tal de mantenerlo en su vida, no como a ella a quien echaron por un portal sin preguntarse si era seguro. Recuerdo que la nota terminaba con:

"¿Porqué con él sí y conmigo no?"

Eso me deprimía mucho. Me sentía culpable por hacer que ella sufriera tanto solo para tener una historia interesante para contar a los demás.

Si eres una persona empática, cero recomendado tener una historia de origen brutal.

Ni siquiera me percaté de que miraba a un punto fijo hasta que alguien me tomó por sorpresa.

— Perdónalo. — Dijo Tim de pronto al notar que veía a Damian con cierta rabia. — Siempre hace eso con los nuevos.

— No lo creo. No ha soltado su cinturón desde que llegué.

— Seguramente es sólo una advertencia, suele ser un poco extraño.

— Rarísimo diría yo. ¿Cómo lo soportan?

Tres vidas (Shifting)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora