Capitulo 6: La celebración

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- Mamá, te prometo que hablaré con él-Murmuró Addie, mientras dejaba las llaves en la mesita de la entrada. Quería sentirse aliviada de estar en casa, pero la realidad es que no se sentía para nada mejor.- Hablamos mañana ¿vale? Estoy muy cansada.-Añadió, a modo de despedida. No tenía paciencia para mantener una conversación de ese tipo con su madre a esas horas, y mucho menos después de ese día.

A media mañana había aparecido su padre y David Rossi en el laboratorio. Habían cogido a la asesina. Mujer, 27 años, tres abortos, el último a las 23 semanas. Habían conseguido triangular el lugar de los asesinatos después de establecer la conexión con una enfermera de una clínica reproductiva. Aparentemente todas las mujeres de su entorno habían sufrido problemas de infertilidad en los últimos años, siendo ella y su hermana las últimas en sufrirlo. Habían intentado restablecer la prosperidad de su comunidad a través de un cuento que les contaba su abuela antes de dormir. Le pareció extraña la sensación de que quizás este sudes, no estaba tan loca como había pensado en un principio. Podía entender desde qué lugar habían surgido sus acciones. Esa clase de desesperación le era demasiado familiar. Después de una pequeña charla con su equipo, les dieron las gracias por su ayuda en el caso, y les preguntaron sin estarían dispuestos a colaborar en otras ocasiones. Y por supuesto que todos miraron a Addison. El encuentro con su padre era lo único que se había hablado en ese laboratorio desde entonces. Todos le habían dado su opinión, de mil veces diferentes, pero también le habían escuchado. Después de un muy buen discurso de Angie, habían decidido que pasara lo que pasara, la decisión o consecuencia recaería solo sobre ella. No es que le apasionara la idea, pero Wilson lo había considerado parte de su castigo. Muy probablemente porque pensaba que la iban a mandar de paseo. "Cosa totalmente entendible" Así que cuando su padre la miró expectante, solo pudo decir que sí. Porque sus amigos querían colaborar en casos tan interesantes como los de la BAU, y porque aunque no lo quisiera admitir, en las últimas veinticuatro horas se había sentido más viva que en el último año. Todavía no sabía porque, o si para bien, pero lo prefería a ese modo automático con el que vivía. Se quitó los zapatos, y se soltó el pelo, con toda su intención de darse una ducha. La idea de meterse en la cama le parecía lo más excitante del mundo. Pero escucho la puerta girarse, y dos segundos más tarde la cabeza de Max apareció por el marco.

- ¿Qué quieres? -Preguntó de mala gana, sin siquiera mirarlo a la cara.

- ¿Y esa mala leche?-le preguntó Max, cerrando la puerta a su espalda. Aunque vivieran en casas separadas (únicamente por un pasillo) a Addison todavía le costaba encontrar la diferencia a su situación, con la de cualquier persona que compartiera piso. Continuó su camino hacia el baño, indiferente. "Necesito esta ducha antes de que me empiecen a sangrar los poros".

- Ha sido un día muy largo Max-Suspiró, en un intento de quitarle peso al asunto. La simple idea de Max psicoanalizando su situación le daba ganas de meter la cabeza en el horno.

- Pues todavía no se ha acabado...-Sus pies se clavaron en el suelo en cuanto escuchó las palabras salir de la boca de su amigo. Se giró para mirarlo a la cara y comprobar su expresión llena de una mezcla entre culpabilidad y emoción. Su mirada esquiva. La mueca de sus labios. Conocía aquella cara demasiado bien.

- Venga ya Max-Lanzó los brazos al aire, desesperada. Solo quería dormir, y que ese día se acabara. No podía seguir sintiendo su cuerpo retorcerse cada vez que le negaba procesar cualquier emoción que su cerebro decidiera crear en el momento. Le costaba seguir manteniendo su cabeza a raya sin ayuda. Y le dolía el pecho de tanto mantener la respiración.

- Me lo debes. -Le señaló con el dedo, acusador. "Cualquier día se lo corto y se lo meto por el culo"

- ¿De cuándo?. -Preguntó, manteniendo el tono indignado mientras volvía a retomar su viaje al baño. Estaba sopesando seriamente si siquiera negarse. No sabía si tenía la energía suficiente para luchar aquella batalla.

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