Capitulo 2: La cena

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Se miró en el espejo mientras suspiraba. Su pelo ahora le llegaba hasta la mitad de la espalda, y daba gracias al cielo por haberle hecho caso a su tía Jessica cuando la convenció de no teñirlo de rubio después de romper con Rubén. Tía Jessica decía que esa mezcla de caoba y chocolate de su color natural se merecía un respeto. Guardó su bata en la taquilla y alisó su camiseta. Por la mañana, no se había planteado la posibilidad de que su madre le tendiera una emboscada sentimental y que no fuera directamente a casa. Así que si a su madre no le gustaba su elección de atuendo para la ocasión, que se fastidiara. Se conformaba con que esos vaqueros rectos le sentaban de muerte y que unas buenas Converse le ayudarían en su segura y rápida escapada de casa. Quién la conocía sabía que en situaciones incómodas , sólo tenía dos respuestas: Atacar o huir. Y en caso de que la persona que la estuviera haciendo sentir incómoda le importara, nunca verías a nadie correr más rápido que ella.  Colgó su bolso en el hombro y levantó la cabeza justo a tiempo para ver a Jake y Angie entrar por la puerta. Angie era su compañera, una experta en reconstrucción facial y artista forense que además coqueteaba muy bien con la tecnología. Lo guapa que era y la luz que desprendía siempre la pillaban desprevenida. Jake es un entomólogo experto en mineralogía, un poco excéntrico, pero con una carisma tan grande que casi conseguía que te olvidaras de lo primero. El también era su compañero, aunque sus caminos no se encontraran tanto como Addison quisiera.

-¡Hola, preciosa! -exclamó Angie, rebosante de entusiasmo. Su inmensa melena oscura se movía en una coleta mientras reía-. ¿A dónde vas con esos ojitos verdes tan tristes? -No pudo evitar abrir los ojos sorprendida. Si algo caracterizaba a Angie era su habilidad para leerla como un libro abierto.


-Voy a cenar a casa de mi madre -respondió Addison, ignorando el resto de la pregunta. No había necesidad de echar más leña al fuego. Además intuía que su lenguaje no verbal hablaba bastante por ella


-¿Está mamá enfadada contigo por ser temeraria, bebita? -preguntó Jake, en tono burlón.


-Para ser tan listo y rico, no tienes un sentido del humor muy bueno, Jake -replicó Addison, para después sacarle la lengua. El día que no se metieran el uno con el otro sería el día en que el resto de mortales podrían dar por perdida la fe en la humanidad.


-Me quedaré con lo de listo y rico -contestó Jake con una carcajada. -¿Qué le pasa a mi genia bebita?


-Mis padres se están separando-Al decirlo en voz alta se dio cuenta que era un detalle que no había compartido con nadie excepto con Max, y no por voluntad propia- Y hoy tenemos "la charla" -explicó Addison, intentando desviar la atención del hecho que no lo había dicho, antes de que Angie empezara con su "Llevo días preguntando si algo..."


-Cariño... -susurró Angie. Se veía en su cara la preocupación. Así era Angie con Addison. Todo amor y preocupación


-No sabía que eso pudiera afectar a alguien que se sacó un doctorado en el efecto de las emociones en los actos violentos, también conocidos como aborrecibles, del ser humano -bromeó Jake, intentando quitarle hierro al asunto.


-Digamos que con un hermano de cuatro años y un padre bastante muerto emocionalmente, no es un plan de buen gusto -respondió Addison con sinceridad. Había intentado no pensar mucho en ello, pero la verdad que la perspectiva de un salón con su madre llorando, Jack perdido, y su padre intentando parecer impasible le daba escalofríos.


-Ay, de verdad, Jake... -dijo Angie, dándole un golpe fuerte en el hombro. Después dio un paso y cogió la mano de su amiga-. ¿Sabes que me puedes llamar a cualquier hora, para lo que sea, ¿verdad?


-Lo sé, Angie, y lo haré -contestó Addison, sintiéndose agradecida. Ella no había elegido a su equipo, pero la sensación de que si pudiera los elegiría a ellos, la hacían sentir mucho mejor en todos los sentidos. En esos momentos entraron en el vestuario Max y Blake riéndose de algún chiste malo, probablemente de Blake. Max inmediatamente plantó su mirada en Addison, específicamente en el bolso que colgaba de su hombro, y levantó una ceja, sin decir nada. Max Thomson era el psicólogo forense de su equipo y también su mejor amigo aka hermano gemelo de otra madre. Se conocieron en la universidad siendo dos chicos muy listos que llegaron demasiado jóvenes donde se convirtieron en uña y carne. Addison sonrió al recordar cómo celebraron durante 3 días que iban a poder trabajar juntos por fin. 


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