Capítulo 8: La persona del mañana. Un ser incorruptible

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Finalmente hemos llegado al verdadero propósito de la teoría del ego y los sentidos. Como mencioné, a través de ella buscamos desarmar el yo superficial para reemplazarlo por el verdadero yo, esa parte de nosotros que no está influenciada en lo más mínimo por nada del mundo y por tanto, puede ver las cosas con total claridad, pero ese estado no solo nos liberará de nuestra sombra, sino que también será capaz de liberarnos de la confusión y la maldad que prevalecen en el mundo y acá, no saldremos un poco de contexto o por lo menos, esa es la sensación que tendrá en un principio, pero luego verá que todo está intrínsecamente conectado.

Como sabrá, el mundo en el que tanto ustedes y yo vivimos, están pasando infinidades de acontecimientos de todos los tipos, desde buenos, agradables y esperanzadores, hasta terroríficos, desalmados y macabros. Todos hemos leído cualquier cantidad de noticias con titulares deprimentes y preocupantes sobre cualquier tema. Desde políticos corruptos saliendo impunes, hasta violaciones perpetradas por grupos de hombres hacia una mujer indefensa. Todos hemos visto noticias que revelan redes de tráfico sexual infantil, esclavitud, secuestros, robos, asesinatos de toda índole, estafas multimillonarias, enfermedades que golpean a los más desdichados, malvados saliéndose con la suya y pare de contar, y para no ir tan lejos, todos conocemos personas con valores morales más que cuestionables, amigos o conocidos que son capaces de mentir para conseguir lo que quieren, capaces de robar, de engañar a sus parejas, capaces de agredir a otros por frustración, de aprovecharse de cualquiera que les brinde una ayuda.

Como verá, la maldad está muy, pero que muy presente en todos lados y en más de una oportunidad, hemos deseado que ojalá simplemente esta desapareciera, que las personas dejen de ser malvadas, que dejen de robar, de mentir, de engañar, de estafar, de agredir, de abusar, de matar y que de una vez por todas, dejen de hacerle daño a los demás. Sin embargo, nosotros mismos hemos contribuido de una u otra forma a este declive, ya sea mintiendo, engañando, robando, criticando y hasta deseándole el mal a quienes repudiamos, y si bien muchos pueden alegar que todo eso no se compara con matar, violar y secuestrar a otra persona, debe saber que todo acto tiene un principio y antes de que mate, viole y secuestre a alguien, primero debe mentir, engañar, desear el mal, pensar en cosas malvadas y pensar en actos de venganza, pero sorpresivamente a esto último, usted lo llama justicia.

Romperle las piernas y arrancarle los brazos a un violador no es un acto de justicia, es un acto de venganza y recuerde lo que hemos repasado de la sombra, todas las sensaciones, pensamientos y deseos destructivos, terminan por acumularse en su sombra y para que lo tenga presente, no solo se trata del daño que usted mismo se propicia, sino más bien, de todo el daño que está a su alrededor, ya sea en contra suya o en contra de otra persona. En el momento en el que usted "supuestamente" cree clamar por justicia, en el momento en el que exige un castigo ejemplar para ese violador, secuestrador o corrupto, cuando usted desea y espera que sea maltratado y que sufra tanto o más que la propia víctima, lamentablemente, usted ha comenzado un proceso que puede variar de persona en persona, pero el resultado siempre será el mismo.

Usted ha comenzado a envenenar su corazón, su inconsciente ha comenzado a albergar sensaciones de maldad y por consecuente, su sombra se alimentará de la maldad que les está deseando a otros. Sin embargo, esa maldad que ha comenzado a habitar dentro de sí, no distingue entre usted y los demás, por lo que su sombra será cada vez más caótica y descontrolada. En un principio estará más iracundo, más violento, será capaz de insultar con más fiereza a otros o puede que mantenga un perfil bajo, pero en su mente consciente, usted ha comenzado a elaborar escenarios de venganza en los que se desquita de las personas que lo han amargado y es acá, en donde nos encontramos en la delgada línea que lo separa a usted de esos secuestradores, ladrones, asesinos y violadores que tanto detesta y desea masacrar. La gran mayoría de ellos no materializó su maldad de un segundo a otro, la gran mayoría de ellos comenzaron por desear el mal, por vengarse de otros, por desquitarse de los demás para saciar las frustraciones que como ahora usted sabe, nacieron por la incapacidad de satisfacer sus adicciones.

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