Capítulo 2: ¿Qué clase de víctima eres?

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El capítulo 1 sirve para dejar en claro que todos sin excepción alguna, estamos bajo el control de nuestro inconsciente y lo primero que debemos hacer, es aceptar que estamos siendo manipulados, paradójicamente, por nosotros mismos y lo anterior no sería un problema si se tratara de nuestra mente consciente, pero al ser nuestra mente inconsciente, ya sabemos todo lo que puede pasar.

Ahora que ya todos estamos de acuerdo en eso o por lo menos, ya tienen la duda acerca de si realmente están siendo o no afectados por su inconsciente, toca hablar sobre el siguiente punto y se trata de la víctima y para que exista una víctima, debe haber un victimario, pero en este caso, le daremos más prioridad a la víctima, pero no desde el punto de vista de la compasión, como actualmente suelen manejarlo la mayoría de las personas, sino más bien, desde un ángulo más exigente y que bien podría sentirse en un principio, como algo agresivo, pero les adelanto es que completamente necesario para dar paso a lo que nos espera.

¿Qué es una víctima?

Lo primero que haremos, es dejar en claro qué es una víctima, ya que debemos asegurarnos que todos entendemos el concepto. Una víctima puede ser tanto una persona como un animal, y que por causas directas o indirectas, es afectado en el 100% de las veces de forma negativa, ya sea por un ser vivo o por una situación en específica.

Dicho lo anterior, una víctima puede ser alguien que fue atacado por un animal y que en el proceso, recibió varias lesiones. También puede ser el caso que durante una fuerte lluvia, nuestro vehículo se accidentara y que por el agua, el motor sea vea comprometido y como no, tenemos la que más retumba en todos nosotros, ser agredidos tanto física como psicológicamente por otra persona de la manera que sea.

Independientemente de lo anterior, todos concluimos que la víctima no tiene la culpa de lo que le ha ocurrido y que el victimario, es el responsable en el 100% de los casos y en ello, podemos estar de acuerdo en cierto punto, aunque claro está, que siempre habrá argumentos que señalen que esa persona sabía que el perro mordía y que aun así, se expuso a él. Otros dirán que estaba lloviendo y que te advirtieron que la lluvia estaba muy fuerte, y por último, algunos agregarán que te habían dicho que no te acercaras a esa persona y al ignorar ese consejo, te pasó lo que te pasó.

Claramente lo anterior tiene tanto peso como lo primero, es lo que yo resumo como víctimas directas e indirectas. Las directas, son aquellas que pese a conocer el peligro, se exponen adrede y las razones pueden variar, ya sea por demostrar que eran superiores a la situación o por simplemente llevar la contraria, pero independientemente, la motivación a su exposición, radica en la soberbia.

Ahora, en caso de las víctimas indirectas, son aquellas que por desconocimiento, terminaron inmersas en el problema, es decir, no sabían que ese perro mordía, salieron y no estaba lloviendo, pero luego arreció la lluvia o pasaban tiempo con una persona que no tenían ni idea del peligro que representaba. También debemos agregar que estas víctimas en muchos casos, no tenían más opción.

Esto se traduce en que sabían que el perro mordía, pero debían pasar por ese lugar. Sabían que llovía o que llovería con fuerza, pero no podían evitar salir por tener un compromiso mayor y en el último caso, estaban al tanto de que esa persona no tenía buenas intenciones, pero por razones que superan sus decisiones, no tenían más alternativa que interactuar con la misma.

La definición para los anteriores términos, es para abarcar todas las posibles situaciones y que no quede ninguna por fuera, porque para efectos de esto, lo importante es dejar en claro que independientemente de la naturaleza de nuestra desgracia, ya sea porque nosotros mismos la provocamos o fue imposible evitarla, seguiremos siendo la víctima tengamos o no la culpa de lo sucedido.

¿Qué es un victimario?

Este es el segundo elemento que necesitamos para que se complete el círculo de la víctima, ya que para que alguien sea agredido, debe haber otra que lo agreda, al menos, en el caso de ser víctima de otra persona.

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