Intriga

708 96 14
                                    

Los compañeros de la selección argentina estaban sentados en un amplio sillón, ubicado en una de las esquinas del salón. Se les notaba cansados y charlaban para matar el tiempo, sus temas eran triviales hasta que notaron que, durante toda la noche, no habían estado con el defensor argentino ni un segundo.

No todos le dieron importancia al asunto cuando Ota dijo: "Nah, dejalo, seguro se fue con alguna minita, ahora vuelve".

Sin embargo, los amigos más cercanos comenzaron a buscarlo con la mirada entre la multitud. Paulo se habría infartado, ya que fue él quien convenció, o mejor dicho, obligó a Cristian a asistir a la fiesta en un país que ni conocía.
Pero, afortunadamente, alcanzaron a ver la presencia de su amigo.

- Mira quién apareció - expresó Lisandro en un grito para hacerse oír - se acordó de que tenía amigos.

- ¿Dónde te habías metido, boludo? Nos re dejaste- agregó Nahuel, apuntándolo indignado, con el ceño fruncido y bajando los brazos para cruzarlos.

- Me asustaste, hijo de puta - se levantó Dybala para empujarlo con poca fuerza, pero lo suficiente para dejar en evidencia su enojo. - ¿Dónde andabas? Pensamos que te habían secuestrado.

- Bue, no exagere' - dijo con un marcado tono cordobés - Y... por ahí, que se yo, fui al baño - cortó, evitando el contacto visual, aunque sus amigos notaron que la cara de Romero era algo extraña, sobre todo porque mientras se acercaba a ellos parecía que intentaba buscar a alguien.

- ¿Al baño...? - el chico asintió y suspiró, tomando asiento junto a Nahuel, para dejarse caer como si estuviera exhausto, no dejaba de pensar- ¿Al baño te vas tardas dos horas? ¿Acaso te pusiste a ver una película ahí dentro?

Cristian, con la cabeza apoyada en el respaldo y los ojos cerrados, hizo una mueca. Dybala aprovechó los momentos en que el otro no estaba prestando atención a su entorno para escanearlo de arriba abajo. Vio el pelo del Cordobés algo alborotado, su camisa desabrochada hasta la mitad de su torso; no estaba como lo recordaban, y, lo más llamativo, su camisa estaba metida de una manera tan brusca y arrugada dentro de su pantalón que hizo que su expresión cambiara de preocupada a traviesa.

- Cuti - fue respondido con un bajo "mmh" de parte del defensor - ¿Te fuiste con una mina?

Esto fue suficiente para que Molina y Licha se incorporaran y vieran con suma atención al acusado. Este se puso tenso y abrió los ojos como reflejo a esa pregunta.
Bajó la cabeza, tratando de disimular lo más que podía lo evidente, carraspeó un poco antes de mirar a sus amigos con cara cansada.

- Nada que ver, ¿qué decís? - su tonada le jugó un poco en contra porque se le escapó un pequeño gallo por los nervios. Además, empezó a mover repetidas veces sus piernas debido a la leve ansiedad de la situación que lo estaba estresando y el no ver rastro del joven asiático.

- Si... la pusiste - se le formó una sonrisa- por eso tan calladito, te conozco, conozco esa carita que tenes, no te hagas el boludo - agregando eso, Pau lo terminó de exponer.

- Uhhh, ¿Enserio?, nunca creí que ibas a ser de esos - dijo Licha, golpeando amistosamente el pecho a su mejor amigo.

- Ningún dormido, Cuti - comentó riendo Nahuel - ¿Y? ¿La vas a presentar? ¿Quién era? - preguntó curioso.

Mientras Romero aprovechaba los breves momentos de distracción de sus amigos para buscar a Heung-min, sus compañeros notaron su mirada fija en una dirección específica. Todos comenzaron a mirar en la misma dirección que él, sin sospechar que Cristian estaba buscando al futbolista surcoreano en la fiesta. Él había decidido mantenerlo en secreto, ya que temía que sus amigos descubrieran lo que realmente pasó con el al momento de separarse del grupo; Mientras ellos buscaban a la inexistente chica de la que hablaban, él se apoyó nuevamente en el respaldo, desviando su mirada.

Nunca lo olvidé  /cutison/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora