Fiesta

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El fin de semana había llegado rápidamente.

Los dos argentinos aterrizaron en la famosa ciudad de Francia un día antes de la celebración, para que pudieran descansar en un hotel por el largo viaje que llevaban encima.

La mansión de Paredes estaba transformada en un epicentro de música, risas y emoción. Cristian se encontraba en la puerta, junto con Paulo. Habían llegado alrededor de las 11 o 12 de la noche.

El saludo de sus amigos y compañeros de la selección argentina no se hizo esperar.

Al observar a su alrededor después de saludar a todos notó que "la fiesta privada en París", en honor al cumpleaños de Leandro Paredes, estaba en pleno apogeo. El amplio salón estaba adornado con luces parpadeantes y una pista de baile improvisada que vibraba al ritmo de la música. Sin darse cuenta, Cristian ya estaba rodeado por sus compañeros, quienes reían, bailaban y disfrutaban del ambiente relajado que solo una fiesta podía brindar.

La música era tan fuerte que al momento de hablar tenían que gritar. Las risas y las charlas llenaban el aire, creando una sensación de unión entre los presentes.

Otra cosa de la que se percató Romero, que no sabe si fue por tonto o despistado, fue que habían jugadores de distintas nacionalidades, unos más famosos que otros.

Hasta juraría que vio a Neymar junto a dos chicas caminando con un vaso en la mano.

Era de esperarse, era compañero de equipo del cumpleañero.

También divisó a algunos jugadores de la premier y otras ligas. La diversidad de nacionalidades era un testimonio de la globalidad del fútbol.

- ¡Mirá quién se nos apareció! Casi pensábamos que te habías perdido en París, Cuti- se escuchó un grito a sus espaldas, provocando que se girara y viera que el dueño de la voz era nada menos que Lisandro.

-Sí, ¡La joda ya había empezado y vos te hacías esperar!- agregó Nahu acercándose de igual manera dándole un abrazo.

- ¡Qué van a saber ustedes!- dijo separándose de ambos con una gran sonrisa -Estaba disfrutando del viaje en auto con Pau, charlando de todo un poco.

-No te pongas sensible, che. ¿Te trajiste un fernet para compartir? Aburre pura sidra boludo.

- A los franceses les va a volar la cabeza si llegan a probar un buen 70/30- comentaba Martínez con una copa en la mano, moviéndola a medida que hablaba.

-Con razón Pau me dijo que guardara las botellas en el bolso- respondió entre risas- ¡Pero a la joda no le falta nada, eh! Mira todas las caras conocidas que hay por acá.

-Olvidate, acá nos conocemos todos. Y mirá quién está llegando...- dijo esta vez Nahuel apuntando a sus espaldas.

Era Dybala, quien se encontraba con dos vasos enormes en las manos. No necesitaba ser un genio para deducir que esos vasos llenos de hielo contenían fernet con coca recién hechos.

-Re amargos acá, pura bebida de cheto me encontré- le pasó un vaso a Lisandro para que compartiera con Molina y el otro se lo quedó él- Y Cuti, ¿ya hiciste amigos por acá?

-Y... Algunos rostros conocidos vi, pero parece que Messi está más ocupado que nunca saludando a todos y medio que me da cosa saludarlo.- no se le ocurrió decir nada más.

- Aprovecha mientras no vengan a sacarnos a todos para un partido improvisado- aseguró el de cabello teñido.

-Noo estaría buenísimo ¿Te imaginás jugar en medio de la mansión?- opinó con una tonta sonrisa dibujada en el rostro Nahuel.

-Tranquilos, muchachos. Hoy es para relajarse y pasarla bien. Che, ¿vieron que hasta jugadores de la premier hay acá? una locura.

El grupo íntimo de Romero estaba compuesto por jugadores que coincidentemente se desempeñaban en equipos de la Serie A italiana. A pesar de estar repartidos en diferentes clubes y enfrentándose en el terreno de juego, mantenían un vínculo unido por su nacionalidad. El ser Argentinos los mantenía unidos, reforzando su hermandad en cada encuentro en la liga.

-Uh lo que daría por jugar en esa liga, loco- miraba con envidia a los jugadores que identificaba entre el tumulto de gente- mira hasta este esta dando vueltas acá- apuntó a Kevin De Bruyne quien estaba cerca de la ventana hablando y riendo con sus compañeros.

-No te bajones Licha, seguro vos vas a ser el primero quien se vaya para allá- alentó el más alto del grupo.

-Sí gordo, te dejas todo en la cancha cuando jugas- lo acompaño Moli con un apretón en el hombro. Lisandro les dio una mirada que expresaba agradecimiento e hizo una mueca tratando de sonreír.

-Bueno che, arriba que esto no es velorio- Intervino Paulo abrazando, como podía, a los tres chicos y llevándoselos con movimientos al compas de la música hasta el centro de la "pista".

La noche no podía ser más que perfecta.

Después de un rato bailando, hicieron una pausa y encendieron las luces de la sala, lo que provocó que los presentes entreabrieran los ojos debido a la repentina aparición de luz. Leandro se había subido al pequeño escenario improvisado. Llevaba una camisa algo ajustada de color negro, con las mangas arremangadas, mostrando sus múltiples tatuajes. Los primeros cuatro botones de la camisa estaban desabrochados por el calor, revelando una cadenita dorada que brillaba al reflejar la luz.

-Primero que nada, quiero agradecerles a todos los que han venido. -apuntó a sus invitados con la misma mano que sostenia un vaso. -sobre todo a Leo, que estaba hasta las bolas con su club y vino igual- comentó con una gran sonrisa mientras se escuchaban unas risas de fondo.

Puede que haya omitido la parte en la que mencionaba que Leandro ya iba por su sexto vaso de cerveza, por lo que no tenía ninguna vergüenza en expresar lo primero que le venía a la mente.

-A mi mujer, por hacerme el aguante todos los dias con el futbol, los nenes y la mudanza- compartió miradas tiernas con la mujer parada no muy lejos de él.

Romero escuchaba atentamente cada palabra que decía Leandro en su breve discurso frente a todos. Sin embargo, sintió unos ojos que lo observaban en la nuca; por lo que giró disimuladamente y vio a un chico asiático con aspecto formal, sosteniendo una copa en la mano, probablemente con vino tinto, que estaba tan atento al discurso como él lo había estado hace unos segundos.

Solo que, en el momento en que se giraron, sus miradas se encontraron.
Y en ese breve contacto visual, el hombre de cabello negro le sonrió amablemente antes de desviar la mirada nuevamente hacia Leandro.

Ese pequeño gesto de aquel desconocido lo inquietó un poco, sin saber si era para bien o para mal.

-...Hoy quiero que disfruten la fiesta, no se cumple 26 todos los días, asi que aprovechen y diviertanse, no piensen en nada- movio sus brazos como gesto de quitarle importancia a algo.

Una vez que terminó de hablar, comenzó a sonar cumbia en todo el lugar a todo volumen, haciendo que la gente retomara el ritmo.

Cristian volteó una vez más para ver si podía cruzar miradas nuevamente con el chico de ojos rasgados, pero ya no estaba allí.

Quería saber por qué ese simple acto había despertado cierta curiosidad en él..








Escribí esto a las 5 de la mañana no doy mas.
Espero que les guste, y espero que no tenga errores importantes. <3 Comenten o voten que onda que les pareció porque en el próximo cap las cosas se ponen interesantes.

Nunca lo olvidé  /cutison/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora