Culpa

255 34 2
                                    

Cristian conducía hacia su casa en la silenciosa noche, el coche avanzando por las calles casi vacías. Las luces de la ciudad se desdibujaban a su alrededor mientras mantenía la mirada fija en la carretera. Pero, por mucho que intentara concentrarse en el camino, su mente no podía dejar de divagar.

El beso había dejado una marca imborrable en él, una sensación que intentaba racionalizar sin mucho éxito.

Se había sentido expuesto, vulnerable de una manera que no esperaba. Su corazón latía con fuerza, un ritmo frenético que intentaba ignorar. Los pensamientos se agolpaban en su mente, un torbellino que mezclaba culpa y algo más que no quería nombrar.

Mientras conducía, imágenes de aquella noche en el cumpleaños de Paredes surgían sin ser invitadas. Recordaba cómo él y Son, en medio de risas y con el alcohol nublando sus sentidos, habían cruzado una línea en el baño.

Lo había considerado un desliz, un episodio que podía enterrar en el pasado. En aquel entonces, lo había minimizado, etiquetándolo como una simple noche de experimentación.

Sin embargo, lo de hoy era distinto.

El beso no había sido impulsado por el alcohol ni por el calor del momento. Había algo más, algo que no podía descartar tan fácilmente. Se sentía dividido entre el deseo de volver a experimentar esa sensación y el impulso de proteger su vida tal como la conocía.

A medida que se acercaba a su casa, su corazón no hacía más que acelerarse. Cada semáforo en rojo, cada giro en la carretera, le daba más tiempo para pensar, y eso solo aumentaba su confusión.

Finalmente, llegó a su destino, apagando el motor con un suspiro pesado. El silencio de la casa lo envolvió al entrar, pero no era un alivio.

Fue directo al baño, esperando que una ducha caliente le ayudara a despejar su mente. El agua corría sobre él, llevándose parte de la tensión acumulada, aunque no lo suficiente. Mientras se secaba el cabello, su mente seguía regresando al coche, al momento en que sus labios se habían encontrado con los de Son.

Recordaba la suavidad de esos labios, la forma en que su cuerpo se había acercado al de él, como si fuera lo más natural del mundo. Había sido un beso inesperado, lleno de una intensidad que lo había desarmado. Cada vez que lo pensaba, sentía una mezcla de anhelo y miedo. El deseo de sentir nuevamente esa conexión era fuerte, casi implacable, pero estaba igualmente aterrorizado por lo que podría significar ese deseo.

El beso había sido un despertar, una revelación de una necesidad que no podía ignorar. Pero, al mismo tiempo, sabía que podría llevarlo a lugares que no estaba seguro de querer explorar.

Heungmin había sido un enigma para él desde el principio. Su sonrisa y la forma en que lo miraba lo hacían cuestionar todo lo que creía saber sobre sí mismo. La posibilidad de estar cerca de él, de explorar lo que había entre ellos, era tentadora, pero también le aterraba la idea de que ese deseo pudiera cambiarlo todo, de que pudiera perder algo valioso si las cosas no salían como esperaban.

Al salir del baño, sintió una breve calma, aunque frágil.

Esa paz se rompió cuando su teléfono sonó.

Al ver el nombre de Karen en la pantalla, el nudo en su estómago se hizo más apretado. Con un suspiro, se quedó mirando su celular, intentando convencerse de que escuchar su voz lo ayudaría a encontrar algo de estabilidad.

"Quizás hablar con ella me haga sentir mejor", pensó, y deslizó el dedo sobre la pantalla con un leve temblor.

La voz alegre de Karen llenó la habitación al instante. Cristian se forzó a sonreír, esperando que ella no notara la inquietud en su tono.

-¡Hola, amor! ¿Cómo estás? -preguntó Karen con un tono vibrante, como si la distancia no existiera.

-Hola -respondió Cristian, intentando que su voz sonara normal-. Yo también te extraño.

Ella continuó hablando sobre su día, sobre sus clases y planes para el fin de semana. Cristian escuchaba, asintiendo mecánicamente a pesar de que ella no podía verlo. Había algo reconfortante en la normalidad de su conversación, un ancla que lo mantenía atado a su vida habitual.

Sin embargo, no pudo evitar que su mente vagara de nuevo. La culpa lo golpeó con fuerza cada vez que sus pensamientos regresaban a Son, a lo que había sucedido y a lo que podría significar. Cristian se llevó una mano a los labios, recordando el calor del beso, y el gesto hizo que el nudo en su garganta se apretara aún más.

-¿Estás bien, Cris? -preguntó Karen, notando su silencio.

Cristian vaciló un momento antes de responder.

-Sí, solo estoy cansado -dijo, tratando de sonar convincente-. El partido de hoy no salió como esperábamos.

-Uhh, lo siento mucho -respondió Karen con suavidad-. Sé cuánto te importa.Pero siempre habrá otra oportunidad. Sabes que estoy acá para lo que necesites.

Sus palabras le trajeron un poco de consuelo, aunque el sentimiento negativo y pesado seguía acechando, recordándole que no estaba siendo completamente honesto.

-Gracias. En serio lo aprecio mucho -dijo él, tragando con dificultad.

Hablaron durante un rato más, con Karen describiendo sus planes para las fiestas de fin de año y el tiempo libre que tendría para descansar de los exámenes y pasar más tiempo con él.

A pesar de la incomodidad que sentía, Cristian se esforzaba por escucharla y responder de manera cariñosa. Apreciaba la preocupación y el apoyo incondicional de Karen, y su voz, llena de alegría y amor, era un consuelo en medio de su tormenta interna.

Ella era su apoyo constante, su compañera leal y cariñosa. No entendía por qué su mente se obsesionaba con su compañero de equipo, por qué su choque de labios había dejado una marca tan profunda en él. La culpa se mezclaba con la confusión, y a pesar de los esfuerzos por parecer normal, no podía evitar sentir una tristeza creciente.

Finalmente, Karen mencionó con dulzura que no podía esperar para verlo pronto y que las fiestas serían la ocasión perfecta para estar juntos sin preocupaciones.

-Te extraño mucho -soltó repentinamente Cristian, tratando de mantener un tono natural-. Ya quiero que llegue fin de año para verte.

Karen, notando el cambio en su voz, le dio palabras de consuelo y aliento, diciéndole que también lo extrañaba y que pronto todo sería más fácil. La conversación continuó con un tono más suave y comprensivo, pero Cristian se sentía abrumado.

A pesar de eso, no podía evitar experimentar un profundo sentimiento de gratitud por el apoyo que le ofrecía.

Al final de la llamada, después de decirse un último "te amo" y "cuídate", Cristian colgó el teléfono y se quedó mirando el techo, sintiendo cómo lentamente las lágrimas se acumulaban nublándole la vista para finalmente ceder y caer en una de sus mejillas.

A pesar del esfuerzo por parecer calmado durante la llamada, la tristeza y la culpa lo envolvieron completamente, y se permitió sentir el peso de sus emociones en la soledad de su habitación.

















--------------------------------------------------------------

wowow mUCHO tiempo sin actualizar creo que un mes, mildis me RE bloquee pero al fin salió algo, espero disfruten este capitulo cortito. Ya saben denle estrellita o comenten lo que más les guste. Las tkm por todo el apoyo que me están dando.

pd: No se preocupen que se vienen más capítulos solo que este lo terminé antes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 24 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Nunca lo olvidé  /cutison/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora