Cap. 3

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— ¿Preparado? —preguntó ella con una sonrisa, Jungkook asintió emocionado, y entonces ella dejó que entrara a la casa. Jungkook al entrar, se quedó boca abierto al presenciar que la casa se veía hermosa.
Todo lo había hecho Johanna, por si sola.

Jungkook volteo a ver a Johanna, fue hacia a ella y la abrazó.

— Es muy bonito... —susurró en su oído.
Johanna, por más que trató de no llorar, lo hizo.

Tal vez, aún existía algo de amor hacia Jungkook, pero ella reprimía eso.

— Oh, mi amor... No llores... —Jungkook acarició sus mejillas y retiró esas lágrimas. Johanna tomó las manos de él y las separó de su rostro, y antes de que Jungkook dijera algo, ella se acercó y lo besó.

Jungkook se quedó quieto, no entendía por qué no podía corresponder, quería hacerlo, pero entre más lo pensaba, más le incomodaba besarla.
Ella se separó y miró al suelo.

— Gracias... —susurró Johanna.
Jungkook quería preguntarle por qué le agradecía si ella había hecho todo el trabajo sola. Pero se fue.

Días antes, Johanna le había prohibido ayudarla con la casa, ella quería darle una sorpresa, por eso es que la mayoría del tiempo él estuvo fuera de casa, y al regresar, ella le vendaba los ojos para que no viera.

Johanna se encerró en su habitación que compartía con Jungkook, y empezó a llorar.

Se había convertido en un monstruo al aprovecharse de Jungkook...

Claro, en ningún momento le ha hecho nada malo, no le es infiel, hace desayuno, comida y cena, se encarga de la casa así como también trabaja para no molestar tanto a Jungkook con el dinero.

No estaba con Jungkook por el dinero en gran parte, él tenía manera de ayudarla, como lo hizo cuando ella solicitó empleo, muchas empresas le dieron buenas ofertas por el hecho de ser la pareja de Jeon.

Tenía ventajas ser su esposa, no sólo por el dinero.

No paró de llorar en toda la tarde.

Después de todo, aún sentía algo por él, pero eso no iba a impedir sus planes.

No quería estar enamorada, creía que el amar a alguien te hacía débil, ella no quería ser débil, ya no quería sufrir por nadie.

Así que se limpió sus lágrimas, se levantó del suelo, selló su corazón, y fingió una sonrisa.

No iba a retroceder, no, no haría eso.

Sería una buena esposa, pero en su corazón, Jungkook ya no entraría, ni nadie más.






Jungkook estaba revisando unos papeles en el comedor, cuando escuchó que algo se había caído en el segundo piso, justo arriba de él, en la oficina en donde encontró aquel libro.

Suspiró y no le tomó importancia, siguió con su trabajo, pero, volvió a escuchar ese ruido, una y otra vez hasta asustarlo, pensó que tal vez Johanna estaría limpiando ese lugar.

Subió las escaleras, al llegar a la oficina, la puerta estaba entre abierta, entró y todo estaba oscuro.

La luz no funcionaba, se adentró completamente y cerró la puerta, se dirigió a la ventana, recorrió las cortinas para permitirle ver.

Sus ojos brillaron por el brillo de la luna llena que estaba en el cielo, sonrió y puso sus manos en los bolsillos de su pantalón, sintió mucho frío.

No había estrellas, sólo aquélla luna.

— Ninguna noche sería bella, sin tí, hermosa luna. —dijo en voz alta con una leve sonrisa.
— Toda luna, necesita a su estrella. —una voz masculina había susurrado aquello en su oído, Jungkook se dio la vuelta asustado, no había nadie.
Su corazón latía demasiado rápido, sentía que se le iba a salir.

Con sus nervios de punta, caminó hasta la puerta pero se tropezó con algo en el suelo. Su mirada fue a aquel objeto, lo sujetó en sus manos y era el libro.

Sólo lo tomó y salió de ahí a paso apresurado.

Bajó las escaleras rápidamente, llamando la atención de su esposa que hacía la cena.

— ¿Estás bien, Jungkook? —preguntó preocupaba. Jungkook asintió y tragó duro, se llevó una mano a su pecho, estaba terriblemente asustado.
— Alguien... —se mordió el labio inferior, algo nervioso. — ¿Alguien entró a la casa, Johanna? —ella negó y se acercó a él.
— No, ¿por qué? ¿Se robaron algo?
— No... Es que, estaba en la oficina de arriba y escuché una voz. —Johanna lo observó confundida.
— ¿Te refieres a la habitación que está con llave? —Jungkook asintió. — Pero cielo, tú mismo lo acabas de decir, está con llave, no se puede entrar. —Jungkook tomó la mano de Johanna y la llevó al segundo piso, enfrente de esa puerta.
— Abre. —Johanna frunció los labios y le obedeció, sin embargo, esta no se pudo abrir.
Jungkook, algo aturdido, lo intentó y...
No, no se abrió.
— Johanna...
— Cariño, deberías descansar, anda, ve a dormir. —le dio un corto beso en los labios y se fue.
Jungkook seguía ahí parado, sin comprender qué había pasado.
Cuando salió de sus pensamientos se dirigió a su habitación, tal vez dormir lo ayudaría.

Al estar sentado en el borde de la cama, se dio cuenta que en sus manos aún estaba ese libro, lo dejó en su mesita de noche, se dio la vuelta y se acostó, pero escuchó que algo se había caído, observó de donde había provenido aquel ruido.

El libro se había caído y abierto al caer.

Se levantó hasta llegar al libro, lo levantó tal y como estaba, por curiosidad, leyó aquellas palabras que tenían esas dos páginas, parecía una frase.

La primera página decía:

Ninguna noche sería bella, sin tí, hermosa luna.

La segunda página decía:

Toda luna, necesita a su estrella.

Jungkook dejó caer al suelo el libro, se llevó una mano a su boca, sorprendido, confundido, asustado, miles de emociones que lo consumieron.

Estaba aterrado.

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