Viejas y nuevas caras

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En estos momentos, en la realidad irreal, podemos ver a nuestro protagonista de cabellera blanca en la habitación que había reservado por unos días.

Se encontraba revisando sus mensajes con el capitán de la prisión.

Hacían 4 días desde que inicio su labor como cazador de fugitivos, y en esos días pudo capturar a dos. Aunque fue más porque eran acusados por robo más que por asesinato, por lo cual no eran tan difíciles de encontrar.

Trataba de mantenerse ocupado en todo lo que podía hacer, incluso llegó a aceptar uno que otro pedido de otros jugadores, todo con tal de matar tiempo mientras que ganaba dinero en el proceso.

Mientras se ponía su poncho, escucho el sonido que se hacía al recibir un mensaje.

Abrió su menú y se alegro al saber de quien era.

"Klein" Fue el nombre que sonó en sus pensamientos.

Aquel chico portador de una bandana roja con el que había entablado amistad los primeros días del juego.

Klein, junto con Kirito, eran las personas a las que más confianza les tenía, por encima de todas las demás personas.

Empezó a leer y pudo ver que su amigo le decía el pueblo en donde estaban el y su equipo.

Se sentía ansioso por ver a su amigo cuanto antes, pues no se habían visto en persona desde el primer día del juego. Pues el pelirrojo se fue de la ciudad primaria los primeros días, mientras que Lincoln tardó poco más de unas semanas.

Salio de su habitación rentada y se encaminó hacia el pedestal de teletransportación.

Klein le había dicho en que piso estaría el y su gremio.

Porque si, Klein no solo era parte de un gremio, sino que era el líder de este.

Y más que un equipo de juego serio, era un grupo de amigos que afortunada y desafortunadamente resultaron encerrados en el juego de la muerte.

El peliblanco a veces deseaba que eso hubiera ocurrido con sus amigos.

Pero no tardo en convencerse que lo que ocurrió era lo mejor, y que ellos no tenían que estar aquí también.

Ya en el lugar, se teletransportó hacia el piso 49, el cual era el piso donde ambos quedaron en verse.

Al llegar, caminó por un pequeño rato entre las calles abarrotadas de jugadores que visitaban las tiendas al aire libre, después de todo la ciudad era una más centrada en el comercio

Siguió su camino hasta llegar a la taberna de la ciudad, y afuera vio a varias personas en la entrada del lugar, y entre ellas divisó a un pelirrojo que identificó fácilmente entre la multitud.

–¡Klein!– Gritó el chico mientras apresuraba la caminata hacia el joven adulto.

El llamado hizo al chico voltear, y sonrió al ver que era su amigo.

–Hola Lincoln–

Chocaron los cinco para después darse un apretón de manos, en gesto de saludo.

–Tan solo mírate, ya pareces un veterano– Habló mientras palmeaba sus hombros y veía sus ropas de pies a cabeza.

–Puedo decir lo mismo de ti, un líder de gremio que parece un samurai–

–Si, entremos y te presentare a los muchachos–

Ambos entraron y caminaron hasta llegar a una mesa de gran tamaño, con chicos de la edad de Klein sentados alrededor.

–Lincoln, ellos son mis amigos, ese de allá es Dale–

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