16. Intimidad

192 8 0
                                    

Flavio

Se que Carlotta quería preguntar más, pero no le di tiempo. Revivir mi pasado no es algo que quisiera en este momento, sin embargo ya le había dado más información de la necesaria. Nadie, jamás me ha visto vulnerable. Lo soporte todo por mis hermanos, ellos son todo para mi, es por eso que los protegi y sigo protegiendo hasta el último día de mi vida.

– Come– ordené, mientras le servía en su plato un poco de risotto le agregue pollo, una ensalada con verduras frescas, descorche un vino y lo serví en dos copas.

– Gracias, se ve delicioso ¿Como es que tienes comida aquí? Supongo que no vienes muy a menudo.

Espero a que de su primer bocado, cuando lo hace su hermoso rostro se ilumina, y eso hace algo extraño a mi corazón. Por mucho tiempo dudé tener uno, solo podía latir por mis hermanos, una vez latió por madre, pero también había resentimiento ella fue débil.

– ¡Está delicioso! –. Dice con la boca llena, veo que tiene hambre y eso me arranca una sonrisa. Bebo de mi vino, a decir verdad no tengo mucha hambre. Estoy tan loco por ella que hasta el hambre se me ha quitado. ¡Dios! Esta mujer me tiene a sus pies, eso es peligroso.

‐ ¿Porqué me ves así? ¿Vas a contestarme?–. Pregunta ciñendo el entrecejo, se ve adorable.

¡FLAVIO! ¿QUE CARAJO? SE SUPONE QUE ERES EL BASTARDO SIN ALMA.

–Me gusta que te guste mi comida, así que come mucho cariño porque esta noche no te dejaré domir–. Sus mejillas rápidamente se ponen rojas. Sonrío. Recuerdo su pregunta, así que contesto.

– Cada cierto tiempo mando a Pietro con las provisiones, lo que se arruina, se bota, y se abastece de nuevo. En cuanto a la limpieza de casa, Josefina viaja cada dos veces por mes a poner orden, Pierro y Alino la ayudan–. Respondo mientras seguimos comiendo. Carlotta asiente.

– Ellos ¿no se aburren aquí? ¿Su familia está de acuerdo que estén aquí?–. Admito que sus preguntas no me molestan, si alguien más hubiese preguntado eso, le hubiese roto el cuello por cuestionarme.

– Pierro y Alino son padre e hijo, la esposa de Pierro vive bajo mi protección, al igual que su hermana menor. Cada cierto tiempo les permito ir a su casa. Cuando ellos no están acá, mando a cubrir con dos hombres de mi confianza. Eventualmente, haré que su familia viva aquí. Ellos dos son mis hombres más leales, sus padres y los padres de sus padres han sido honorables, confiables y pienso que vivan aquí.

Carlotta me sonríe, toma de su vino y luego habla.

– ¿Sabes? Todos saben que clase de bestia eres, todos te temen. Incluso la Bratva sabe a que atenerse contigo. He escuchado los rumores Flavio, él bastardo sin alma que mató a un puñado de enemigos, las peleas de la cueva a muerte. Pero ¿esto?

Hace una pausa mirando a su alrededor señalandolo con su dedo.

– La forma en que hablas de estos guardias, tu protectividad con tus hermanos, y la manera en que me haz tratado... digo, no al principio pero tu me entiendes... eres algo más que el monstruo del que todos hablan, y me encanta ser la única que lo sepa.

La miró unos segundos sin decir nada. Ni siquera se en que momento baje mi guardia con ella. Pero tiene razón, me preocupo por los que me son leales, no soy mi padre, no soy un maldito perro como el, soy peor. Soy un bastardo, pero tengo algo que padre no tenía después de todo, tengo un maldito corazón.

Sangre x Amor (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora