14. Mia Regina

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Carlotta

Efectivamente. El viaje ha durado tanto, que estoy poniéndome nerviosa. Flavio ha estado callado, me mira por momentos y luego bebe de su whisky.  Estoy comenzando a sentirme cansada, la turbulencia me pone un poco nerviosa. Entonces me levanto.

– ¿A donde vas?– pregunta Flavio recorriendo con sus ojos mi cuerpo de manera descarada.

– A la habitación. Me siento cansada–. Contesto jugando con mis dedos.

– Toma una ducha caliente,  está lista para mi en media hora.

¡Santa Mierda! ¿A caso...

Solo asiento. Salgo disparada para la habitación. El corazón me late rápido, la anticipación de lo que viene me pone eriza. Me muerdo el labio inferior, quiero esto. Quiero tener a Flavio otra vez. Así que me meto al pequeño baño, no se como Flavio encaja aqui, es tan pequeño y el un hombre  demasiado alto.

Me tomó mi tiempo duchandome, por suerte encontré gel para cuerpo que huele a él, su shampoo también. ¡Dios! Ahora huelo a él y me derrito. Arreglo mi cabello húmedo como puedo, saco mi neceser y me pongo un poco de maquillaje, algo sutil. No traje ropa, así que me vuelvo a poner mi ropa interior. Estoy pensando en esperarlo solo así...

Suspirando. Me miró al pequeño espejo, me veo sonrojada, mis pezones ya están excitados.

– Tu puedes hacerlo Carlotta, ya no eres virgen, eres suya–. Me digo, confiando en mis pobres habilidades sexuales.

Me acuesto en la cama, cubriéndome con las sábanas, espero y espero... hasta que oigo la puerta abrirse, por instinto cierro los ojos. Puedo sentir la presencia imponente de Flavio. Cierra la puerta, luego escucha la pequeña puerta del baño abrirse y cerrarse, luego el agua de la ducha corriendo. Dejó salir todo el aire que estaba reteniendo.

Cierro los ojos, hasta que esta vez me pierdo en la oscuridad...

Flavio

Me tomó un poco más de tiempo al ducharme. No porque lo necesite, si no porque no puedo dejar de pensar en lo que estoy haciendo. Esto es inmenso para mi, mi mayor secreto, mi único refugio.

Llevar a Carlotta a mi lugar seguro es algo que jamás pensé, pero durante estas semanas he pasado noches y días enteros sin dormir pensando en que mierda siento por ella. Y cada noche, cada despertar, cada minuto y cada segundo, solo he podido llegar a una conclusión catastrófica... me estoy enamorando de la muñequita. ¡Qué mierda tan jodida! Ni si quiera se que es el puto amor, nunca lo sentí en mi vida, salvo por madre y mis hermanos, pero jamás he dejado entrar a alguien exterior, nunca. Pero ella...

Carlotta es una belleza salvaje, es una mujer voluntariosa, pero también es frágil e inocente. Lo puedo ver en esos ojos azules, en su piel cremosa y tersa. Es terca, pero es mía, mía para usarla, mía para cuidarla, mía para hacerla sentir como la reina que es.

Pietro dijo que era una mala idea traerla a la isla, pero no lo escuche. El siempre es la voz de mi razón, pero en este caso no lo permiti. Se que Carlotta se siente muy atraída por mi o algo más.

Así que por eso le muestro mi lugar preciado, donde solo vengo para escapar del ruido de la mafia y de Nueva York. Mi isla, la compré cuando cumplió dieciocho años, cuando madre murió. Siempre supe que tenía que casarme por  un matrimonio arreglado, cuando el tiempo llegara lo haría, para producir herederos. Pensé que quería que mis hijos nacieran en un lugar seguro, y que mi esposa estuviera segura. Así que compre la isla, nadie sabe de ella, todo lo hice cuidadosamente.

Sangre x Amor (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora