19. Tregua

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Flavio

Falta una hora para mi reunión con mis hombres. Estoy cansado, y solo pienso en follarme a mi muñequita. El viaja de regreso fue cansado y estresante. Pero no hay tiempo de parecer cansado, estoy yendo a reunirme con Malco.

Elegimos un viejo restaurante en terreno neutral, donde estaremos seguros. Al entrar al lugar, esta vacío a excepción por una mesa llena de comida de todo tipo, licores, vino y tres mujeres desnudas.

En miedo de ellas, Malco Roy Xach, el jefe de los Devils RX.

Pietro  y yo nos paramos frente a él. Acordamos no llevar armas, pero mentimos. Llevo en mi cuerpo mis cuchillos, al igual que Pietro. Es una reunión arriesgada, no se si hay francotiradores apuntando a nuestra cabeza. Nuestros hombres revisaron los alrededores pero no encontraron nada. No me confío, la banda de Malco es conocida por tener los mejores francotiradores.

Son una banda de asesinos peligrosos. Reinan en Arizona, son despiadados, brutales y venden sus servicios al mejor postor. No saben de lealtad, pero puedes comprarlos.

– Vaya Vaya Vaya ... debo decir que me sorprendió tu llamada Flavio. Nunca creí que el hijo del Capo de Nueva York quisera tener algo que ver conmigo ¿Porqué el cambio?

Malco es un viejo en sus 50s. A pesar de ello, mantiene su físico, y su mirada implacable haría llorar a un hombre. Pero no a mi.

Sonrío. Lo veo directamente a los ojos, mostrándolo todo mi poder, el me analiza pero no encuentra lo que esta buscando. Debo decir que hay un poco de tensión, Pietro permanece tranquilo pero puedo ver sus hombros tensos.

–Yo soy el capo de Nueva York ahora. Necesitamos hablar de negocios Malco–. Digo como si estuviese aburrido. Malco sonríe, las tres putas desnudas nos miran con lujuria y deseo. No me provocan nada, hay solo una mujer que me la pone dura, y no son ellas.

Malco toma un sorbo de su copa. Unas gotas ruedan por su barbilla, una de las putas se acerca y lo lame mientras me mira, y solo me provoca asco.

– Afuera–. Gruñe. Y al segundo las tres putas están corriendo, dejándonos solos.

Pietro y yo nos sentamos en las sillas frente a él.

– Ahora si, dime que negocio tienes para mi Capo–. Lo último lo dijo como burla. Hago puños mis manos, cuando esta maldita tregua termine voy a arrancarle las bolas y dárselas de comer.

Pietro rompe la tensión, y comienza contarle a Malco nuestro plan. Cuando ha terminado de decírselo. Malco nos mira con sus ojos entrecerrados. Se reclina en su silla y permanece en silencio por casi un minuto.

– Una tregua con la mafia italiana. Nunca creí ver esto, tu papá me odiaba ¿Porqué no creer que esto es una trampa?–. Pregunta Malco. Mi mirada está fija en él, mi rostro impasible cuando contesto.

– Porqué no soy mi padre, y no doy puñaladas por la espalda, mi palabra es ley. Te doy la seguridad que voy a respetar la tregua y los términos acordados. Tu odias a los rusos tanto como yo, entonces ¿Porqué no matar al Pakhan?

– He querido matar a Mikhal por dos años. Mis infiltrados han trabajado por dos malditos años para aprender su rutina, sus mañas, hasta cuantas veces va al baño. ¿Porqué querría ayuda de La Carroma? Cuando yo tengo el poder Flavio.

Falta algo en su historia. Hay algo que no me está diciendo y como si Pietro sintiera mis preguntas sin exponer. El dice lo que yo no sabía pero el si.

Sangre x Amor (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora