Como la Luna y el Sol ┊𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍

005.

—¿Como es él? —comenzó a cuestionar el príncipe Park ansioso. Las sirvientas se encargaban de vestirlo frente al espejo, con un elegante y bonito traje en tonos azules y dorados, precisó para el gran baile—. ¿Es apuesto, es amable, divertido, es... cariñoso, culto, artístico?.

—Discutamos el orden del baile, alteza. —replicó el mayordomo, tratando de guiar en otra dirección la conversación.

—¿Es feo? —Jimin continuó—. ¿Tal vez deforme de algún modo, pero con belleza interna? Bueno~ la belleza no es interna pero, soy buena persona y lo superare. —se miró al espejo con una sonrisa, en un intento de mantenerse tranquilo.

—Su alteza, yo le sugiero que...

—¿Es lerdo, no muy listo? —su curiosidad en conjunto del nerviosismo lo hizo seguir sacando información—. ¿Un poco lento? Porqué puedo con ello, pueden decirme —miro a toda la servidumbre expectante, todos se quedaron en silencio, una clara señal de que no podían responder a sus preguntas.

—Serán unos grandes monarcas su alteza. —le respondió con una sonrisa una de las sirvientas que se encargaba de los últimos toques de su vestimenta.

Jimin suspiro pesadamente.

No podía créelo, tanto se había mentalizado para qué momentos antes del gran momento se hiciera preso de su nerviosismo y curiosidad. Ni siquiera sabía porque tan de pronto se sentía así, siempre fue bueno controlando sus emociones, pero había algo que lo inquietaba y que no dejaba de tentarlo. Ese sirviente, ese joven rebelde de sonrisa de conejo que no había abandonado sus pensamientos desde esa mañana. Se sentía tan indigno por estar pensando en otro hombre momentos antes de conocer a su futuro esposo. Pero era inevitable, aún tenía esa pecaminosa curiosidad hacia él, aún tenía ganas de volver a verle, estaba tan interesado en ese joven rebelde que hasta a él le parecía sorpréndete. Solo quería terminar con todo esto para ir a buscarle.

—¿Donde esta Taehyung? —preguntó Jimin, arreglando su cabello.

—Supongo que su excelencia llegará junto a la demás sociedad. No comunico que su llegada sería temprana alteza. —le respondió.

—Lo necesito a mi lado. —murmuró exhalando con los ojos cerrados, sintiéndose un poco mareado.

—¿Desea que llamemos a su excelencia? O... ¿a un doctor tal vez? ¿Necesita que le hagan un chequeo antes del baile? Lo noto nervioso alteza. —agregó el mayordomo preocupado, mirando el rostro angustiado de su príncipe.

—No, estoy perfectamente. —replicó tomando asiento junto a un suspiro—. No te preocupes, solo son nervios comunes, después de todo estoy apunto de conocer a mi prometido. —explicó mostrándole una leve sonrisa.

—Como usted diga alteza. ¿Requiere privacidad?.

—Si, por favor. —una vez dicho esto, el mayordomo hizo una reverencia y se retiró de la habitación—. Soles, tranquilízate de una vez ¿qué sucede contigo? —se preguntó Jimin así mismo, exasperado.

Su corazón latía vertiginosamente, su cuerpo estaba frío y sus manos sudorosas. Ni siquiera en su primera competencia de tiro con arco se sintió tan jodidamente nervioso.

¡Ya relájate!.

¿Qué le causaba tanto miedo? ¿Que descubrieran sus indignos y pecaminosos pensamientos? No había forma de que el príncipe del reino de la Luna se esterara de que su prometido tenía cierto interés por uno de sus sirvientes. Solo debía mantenerla la calma y recordar y hacer a la perfección lo que había ensayado múltiples veces con Taehyung y su institutriz.

—Sonreír, saludar y bailar —musitó caminando de un lado al otro como león enjaulado—. Sonreír, saludar y bailar, sonreír, saludar y bailar —se repetía una y otra vez, como si eso fuera a calmar sus nervios.