007.

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El príncipe del reino del Sol le dedicaba enteramente todas sus mañanas a la exhaustiva rutina de belleza que se había impuesto desde que aceptó que lucir impecable era una de sus necesidades, o tal vez solamente era vanidoso y ya.

Al llegar el alba, el príncipe llamaba a sus sirvientes para que trajeran sus ropas, joyas y todo tipo de esencias, jabones y cremas para el cuidado de su tersa piel de porcelana. Y tampoco es que se sometiera a tratamientos extraordinarios, solamente cuidaba el detalle de las cosas; desde que entraba a la bañera lavándose minuciosamente, cuando escogía su ropa y accesorios con cuidado, y hasta que daba los últimos toques frente al espejo con un poco de rubor, bálsamo y por supuesto una fragancia de lo más deliciosa.

—Con todo el respeto que se merece alteza real, se ve muy hermoso. —le halagó una de las jóvenes sirvientas con timidez, mientras le colocaba con delicadeza su tiara.

Jimin sonrió mirándose al espejo.

—Eres muy dulce, te lo agradezco. —le respondió. Él lo sabía, sabía lo hermoso que era, pero le parecería muy egocéntrico simplemente aceptarlo sin pudor.

Las puertas de su habitación se abrieron abruptamente, la reina Clary apareció con todas sus damas de compañía, inmediatamente todos los sirvientes en la habitación hicieron una reverencia.

—Jimin querido, buen día. —le saludó con una radiante sonrisa de oreja a oreja.

—Madre, buen día, hoy te ves deslumbrante. —Jimin se acercó a su madre y besó su mejilla como saludó—. ¿Hay algo en especial que te tenga de tan buen humor?

—Nada en especial, solo... ¡bah! A quien quiero engañar, esta mañana me encuentro muy feliz y hubiera preferido decirte mi razón en el almuerzo, pero no pude esperar ni un segundo más, así que vine hasta aquí para hablar contigo y darte un obsequio mientras nos dirigimos al comedor. —le dijo con gran emoción.

—Pues entonces andando. —Jimin le brindó su brazo, y su madre se enganchó de él y caminaron hacia el comedor—. Dime madre ¿qué es eso que quieres decirme con tanta emoción?.

—Aparte del excelente trabajado como anfitriones que hicieron tú y el príncipe Jungkook en el baile, me siento muy emocionada porque... ahora que ya conoces al príncipe Jungkook, es momento de comenzar a conocerse, podría salir a dar un paseo, o tomar el té y compartir sus gustos, ideales y por supuesto elegir una fecha para su boda. —mencionó. Su hijo abrió sus ojos sorpresivamente y se mordió el labio inferior nervioso.

—¿Es tan necesario apresurar las cosas?, es decir, después de todo las cosas funcionan, no necesitamos estar frente al altar para que los reinos empiecen a trabajar en conjunto, lo han hecho desde que se decretó el convenio. —objeto Jimin.

—Ya lo sé querido, es solo que... me gustaría mucho que comenzaras a conocer a tú futuro esposo, de esa forma creará confianza entre ustedes, y tal vez y con suerte... logres enamorarte de él, y él de ti.

¿Confianza, amor?. Era demasiado tarde para esas cosas luego de haberse privado así mismo de todos esos sentimientos que estaba seguro de que lo desconcentrarían de su deber como rey.

—Entiendo madre. —Jimin asintió—. Si ese es tu deseo, haré lo posible por cumplirlo. Hablare más tarde con el príncipe para... conocerlo más a profundidad. —respondió. Aunque en realidad ya conocía de antemano lo rebelde, sin vergüenza y mentiroso que era su alteza real.

—¿De verdad? Oh cariño, muchas gracias, haces muy feliz a tu madre. —Clary beso la mejilla de su hijo—. Tengo un obsequio para ti. —alargó su mano hacia sus damas de compañía y le hicieron entrega de una caja de terciopelo dorado, la cual le entregó en las manos a Jimin.

Como la Luna y el Sol ┊𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora