2 | Cómo (no) saludar a tu nuevo vecino y espantarlo en el proceso
Hyukjae
Nunca me había gustado el chocolate caliente, pero cuando Bora me sirvió una taza supe que ese en particular me iba a encantar.
Que sabría diferente solo porque ella lo había preparado personalmente. Y aunque no lo había hecho por mí, me sentí feliz cuando estiró su brazo hacia mí por encima de la mesa. Intercambiamos una sonrisa que me calentó las mejillas.
Apreté la taza entre ambas manos y volví corriendo al sillón en el que mi hermana mayor devoraba un pastelito de crema. Me senté a su lado.
—Está tan guapa —suspiré, y fingí que me desmayaba sobre su hombro—. Algún día se convertirá en mi esposa, Sora.
—No lo hará si solo le hablas en la iglesia.
—Mentira —me incorporé con cuidado para no tirarme el chocolate encima del traje—. También hablamos en la universidad.
Ella me miró con ojos entornados mientras masticaba a dos carrillos. Vale, hablar lo que se dice hablar no hablábamos mucho, pero sí que nos saludábamos cuando nos veíamos por los pasillos.
Me llevé la taza a los labios y tomé un pequeño sorbo para no quemarme la lengua. Aunque preferiría habérmela quemado.
—Eso es el karma —se burló.
Le di un empujón en el hombro y ella me lo devolvió. Se tragó el pastel y extendió su mano delante de mí para que le diera mi taza. Menos mal que siempre podía confiar en ella.
Se lo acabó con un de tragos y me la devolvió.
—Eres la mejor —le di un beso en la mejilla antes de volver corriendo a la cola del chocolate.
Después del señor Jiang, volví a pararme frente a Bora. Se sorprendió al tenerme de vuelta tan pronto.
—Vaya, sí que te gusta el chocolate.
—S-sí —reí nervioso—. Se… se nota que está hecho con cariño.
Su sonrisa era la más bonita del universo. Me sentí orgulloso por haberla provocado. Estiré los brazos para dejar que me sirviera. Mientras ella tumbaba el cazo, busqué en mi cabeza algún tema de conversación. Algo que decir. Lo que fuera.
—Tu salón es muy bonito.
—Oh, gracias… Lo ha decorado mi madre.
—Pues tiene buen gusto.
Asintió, pero no dijo nada más. Qué tonto era. Así nunca iba a conseguir casarme con ella. Sora tenía razón.
Le di las gracias cuando terminó de servirme. Y me quedé quieto, buscando algo más que decir. Quizás algo sobre la universidad, aunque no teníamos ninguna clase en común. Quizás sobre la misa de ese día, aunque no había sido muy diferente a las de los domingos anteriores. No, lo mejor sería que volviera con mi hermana. Al menos así dejaría de hacer el ridículo.
—Oye, Hyukjae.
Mi corazón se saltó un latido. Y creo que mi cuerpo también saltó en el sitio. No había tenido tiempo ni de girarme para irme, así que la miré con interés e intenté no parecer entusiasmado porque una chica a la que conocía desde los tres años se supiera mi nombre.
—¿Qué?
—He oído que tenéis vecinos nuevos. Podrías averiguar si son creyentes e invitarlos la semana que viene. La reunión es en tu casa, ¿verdad?
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El orgullo de un íncubo (PAUSADA) [EunHae +18]
FanficDonghae es el primero en las listas con diez años alimentándose sin cesar de la energía sexual humana. Esto no gusta a los demás íncubos, que creen que los está engañando y le proponen un juego: Enamorar a quien ellos elijan haciéndose pasar por hum...