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19 | La fina línea entre un orgasmo de verdad y uno de mentira

Donghae respiró profundamente.

Siempre lo había hecho de forma tan silenciosa y pausada que ni se notaba, pero últimamente le escuchaba tomar aire con fuerza cuando estábamos abrazados.

Y si antes ya era pegajoso, desde el día de la cerámica Donghae no me soltaba. En cuanto mis padres y mi hermana se iban, él aparecía en mi puerta y se quedaba conmigo hasta la hora de cenar.

Ya era viernes. Habían pasado cuatro días desde esa tarde y febrero estaba a punto de terminar, así que ya no hacía tanto frío como cuando nos habíamos conocido. No obstante, Donghae estaba congelado. Así que llevaba su pantalón corto de pijama y mi bata desabrochada y me abrazaba la cintura por la espalda mientras yo cocinaba unos huevos revueltos con pimentón para desayunar.

Mentiría si dijera que eso no me gustaba, pero estaba siendo un problema también. Cada vez que empezábamos a besarnos me entraban ganas de llegar hasta el final, pero no podía hacerlo porque todavía no había hablado con Kyuhyun. Y no podía hablar con Kyuhyun porque Donghae estaba allí todo el tiempo. Incluso cuando iba al baño tardaba tan poco en volver que no podía ni buscar el contacto de mi compañero en el teléfono.

Era obvio que los dos estábamos deseando llegar hasta el final. Pero él respetaba mis tiempos y estaba esperando que yo diera el primer paso. Y yo me moría por dentro cada vez que lo tenía medio desnudo en mi cama, mirándome como si de pronto me fuese a convertir en un dios del sexo.

Estaba un poco frustrado. Me gustaría que sucediera algo que lo obligase a marcharse al menos durante un día para que yo pudiera investigar, aprender y prepararme.

Sin embargo, ahí estaba, con la cara hundida en mi cuello y los brazos cruzados sobre mi abdomen. Terminé de hacer el desayuno y le hice cosquillas en el dorso para que me soltara.

Lo hizo, claro. Pero en cuanto estuve sentado en la mesa, trepó sobre mí regazo. Apoyó la espalda en mi pecho, agitó las piernas en el aire y comenzó a comer tranquilamente.

Suspiré. Ni siquiera podía disfrutar del todo de esos pequeños momentos porque estaba ocupado pensando en sexo. ¿En qué clase de hombre me había convertido? Yo quería abrazarlo y desayunar junto a él, no pasarme el día pensando que iba a abandonarme si no cumplía sus expectativas como dominante.

Sus altísimas expectativas.

Apreté la cara en su cuello y solté un gruñido cargado de frustración. Él no lo entendió, porque se encogió y soltó una risita.

—Me haces cosquillas —dijo con la boca llena.

Lo apreté entre mis brazos y lo repetí. Al menos escucharlo reír me calmaba un poco.

—Pues tengo que apoyarme en ti para poder comer —expliqué mientras estiraba los brazos para tomar mi plato—. O te sigo haciendo cosquillas o te vas a otra silla.

—Prefiero las cosquillas.

Ni siquiera dudó. Así que apoyé la barbilla en su hombro y me dediqué a comer y a frotar la cara contra su piel para hacerle reír. Cuando terminó, sacó su teléfono, así que me dediqué a ver lo que ocurría en su pantalla. Principalmente tiktoks sobre sexo, gays y sexo gay.

Nunca me había interesado tanto por unas publicaciones como lo hice en ese momento. A lo mejor había pistas sobre cómo ser un buen activo. Pero lo único que entendí es que había gente que usaba sus dedos, gente que usaba su pene y gente que usaba la lengua. Y yo todo eso ya lo sabía. Donghae me lo recordaba continuamente.

El orgullo de un íncubo (PAUSADA) [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora