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—¡Ah, Izuku, Katsuki!¡Que sorpresa tenerlo a los dos aquí! — Exclamó Inko al ver a los dos jóvenes adultos enfrente de ella, Mitsuki sonrió cruzándose de brazos observando a la pareja que después de saludar a Inko se sentaron en la mesa.

— Vaya sorpresa, eh. Al fin se acordaron que tenian madres ¿Verdad, Inko? Justamente estábamos hablando de eso — Rió a carcajadas Mitsuki sin darse cuenta que su hijo tenía un tic en el ojo por el estrés.

Katsuki estaba bastante asustado debería decir, mucho, demasiado, y la única persona que notó que estaba muy estresado fue su Alpha, pues era obvio, la marca de apareamiento transmitía las emociones más fuertes del Omega cenizo a su Alpha como advertencia.

Izuku solamente agarró la mano del rubio por debajo de la mesa y junto con la suya se la metió en uno de sus bolsillos de la cacheta acariciando la misma con cariño. Esto lo único que le transmitió al Omega fue confianza, de que todo iba estar bien.

Decidió confiar en que sí. Todo iba salir bien.

—¿Y ese milagro que decidieron visitar a sus mamis queridas? — Preguntó Mitsuki mordiendo picarona una de las galletas de chocolate de la mesa que tenía servidas. De repente, a Katsuki le empezó a dar hambre.

— Queríamos verlas nada más, para charlar y ese tipo de cosas — Indicó el Alpha peliverde con una sonrisa — También les trajimos esto — Indicó sacando la bolsa de dulce para extenderlo a las mujeres que sus expresiones se mostraron muy alegres.

— ¡Aww, así que no se olvidaron de sus madres después de todo! — Dijo Mitsuki apreciando las linda decoración de las galletas.

— Muchas gracias, muchachos. Están muy bonitas — Exclamó también Inko admirando la golosina.

Ante la distracción, gracias a que Izuku fue rápido tomo dos galletas y ambas se la dió a Katsuki por debajo de la mesa antes de sus madres lo notarán y evitar que les preguntaran algo sospechoso.

Katsuki miró de reojo a su pareja y este solo le guiñó el ojo, el Omega quería saber cómo su Alpha supo que tenía hambre. De verdad que tener dos gemelos creciendo dentro de él, era un caso impresionante. Tenía el doble del hambre y también vomita el doble.

El cenizo se comió las galletas contento, ronroneando al sentir la mano de su Alpha en su muslo, amasando el mismo con cariño. Sin darse cuenta, Katsuki terminó comiéndose todo el plato de galletas que cuando no vio más, gruñó irritado.

Agarró una parte de la camisa de Izuku para jalar, y llamar su atención, el peliverde miró en dirección a su Omega y este le indicó el plato de galletas vacío.

—¿Quieres más, Kacchan? — Preguntó el Alpha recibiendo un movimiento de cabeza afirmativo del cenizo. El pecoso dirigió su atención ahora a las mamás.

Las mujeres adultas seguían apreciando las golosinas, sino fuera porque Izuku tosió falsamente para llamarlas. Eso funcionó, Inko y Mitsuki miraron a sus hijos, solamente una de ellas se dió cuenta que las demás galletas habían desaparecido.

—¿Paso algo, Izuku? — Preguntó Mitsuki. Izuku abrió su boca para hablar cuando su madre tomo la palabra primero.

— ¿Cuando se acabaron las galletas? Había más de diez en el plato y ya no hay nada — Interrumpió Inko levantando el plato vacío notando que solamente habían quedado migajas — ¿Se las comieron? ¡Eso fue muy rápido!¡Vaya que tenían hambre!

— En realidad, me las comí yo ¿Algún problema? — Escupió Katsuki un poco irritado, Mitsuki abrió sus ojos asombrada.

— ¿Desde cuándo te gustan las galletas? Tengo claro que no te gustan las cosas dulces, mocoso — Exclamó Mitsuki con una sonrisa curiosa mientras se cruza de brazos, intentando intimidar con su mirada a su hijo que solamente rodó sus ojos.

You Are Mine - [Dekubaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora