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— ¡sí! ¡esta estúpida máquina me odia! — gritaste enojada mientras pateabas la máquina. esta fue la sexta vez que lo intentaste, pero no importa cuánto lo intentes, la máquina solo roza ligeramente al pingüino con sus garras.
decides intentarlo unas cuantas veces más, sacando tu billetera para poner más monedas, lo que hace que el hombre detrás de ti se ría.
— ¿de qué te ríes? — le arrugas la nariz al chico, ¡él te ha estado viendo sufrir todo este tiempo y lo ha disfrutado!
— ¿realmente vas a intentarlo de nuevo? — dice mientras intenta contener la risa.
— sí, voy a conseguir ese pingüino, te guste o no —. resoplas, empujando bruscamente las monedas en la ranura.
estabas a punto de empezar, hasta que alguien te detuvo.
— espera — dijo sunghoon, haciendo que te voltees.
— ¿qué? ¡estoy a punto de empezar! — dices un poco molesta con él, puedes escuchar el cronómetro de la máquina haciendo tictac.
— shh, no tienes esperanza. ve, déjame intentarlo —, dijo mientras te empujaba suavemente hacia un lado, entregándote la coca y el algodón de azúcar que sostenía antes.
lo observas atentamente mientras movía el joystick, con mucho cuidado colocó la garra en la parte superior del pingüino y luego presionó el botón. estabas seguro de que la garra lo dejaría caer o no lo recogería en absoluto. pero para tu sorpresa, ¡lo consiguió!
tus ojos se abrieron cuando te volteaste hacia el chico, agarrando su brazo y sacudiéndolo — ¿cómo hiciste eso? — preguntaste emocionada mientras se inclinaba para recoger el animal de peluche de la máquina.
— aquí puedes tenerlo — dijo con una sonrisa gentil, extendiendo el peluche del pingüino, con una amplia sonrisa y las mejillas sonrojadas, lo tomas de sus manos.
— lo llamaré hoon —, dijiste mientras te mirabas las manos, mirando felizmente al adorable pingüino.
— ¿hoon? — dijo, con una sonrisa burlona en su rostro. sentiste tus mejillas sonrojarse aún más.
— ¡sí, no te burles de mí! y también... gracias, sunghoon —, luego te pones de puntillas y le plantas un suave beso en la mejilla.
— de nada, t/n — dijo con el rostro enrojecido, mientras tomaba tu mano entre las suyas, alejándote de la máquina de garras.
— oye, ¿te estás sonrojando? — comenzaste a bromear cuando notaste que te ocultaba la cara.
— ¡no! —.
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