Capítulo: 7

1.9K 173 6
                                    

  Hoy es el primer día de clases de Tom.

—Muy bien chicos, les presento a su nuevo con de clase. Pasa adelante, por favor.

—Hola, soy Tomas Lucitor. Es un gusto conocerlos— puso una sonrisa coqueta.

—¡Que guapo!— exclamó una chica del fondo.

  Todos comenzaron a murmurar, hasta que Calaviña le gritó a todos que hicieran silencio.

—Siéntate al lado de Díaz— mando con una mueca.

  El se sentó, y me pareció que no lo incomoda las miradas mal disimuladas que le lanzaban.

—Abran su libro de historia, en la página 568.

  Pasaron con normalidad las clases. Ya era hora de almuerzo, Tom, Jackie, Star, Óscar y yo nos sentamos en una mesa.

—Así que, ¿ya tenías pensado en estudiar aquí?— curioso la chica de mechón turquesa.

—No, no tenía pensado estudiar aquí. Fue un castigo— dijo mientras me miraba.

—¿Como que castigo?— pregunto el guitarrista.

—No lo entenderían— interrumpió la miwmana antes de que Tom abriera la boca.

  Ellos solo la miraron a la chica. Yo decidí que era el mejor momento de interrumpir.

—Y ¿Óscar, desde que edad sabes tocar guitarra?

—Desde que tengo ocho.

—No pensé que desde tan joven, yo había pensado que desde que tenías trece— solto Star.

—Bueno, es comprensible ya que soy un misterio.

  En eso todos nos echamos a reír, y noté como Tom me miraba, cuando él se dio cuenta que yo también lo estaba mirando, aparto la mirada.

—Hola chicos, ¿cómo están?— saludo la recién llegada.

—¡Ay! Me asustas, ya te dije que no llegues de improvisto.

—Perdón, pero no es mi culpa que te asustes tan fácil, además sabes que me gusta molestarte ya que es divertido. Marco no me mires así.

—Eres insoportable, no entiendo como es que eres así.

—Por cierto, ¿quién es cuernitos?

—No me digas cuernitos, tengo nombre y es Tom.

—Bueno, yo soy Janna— luego se sentó al lado mío.

  Tom comenzó a hablar con Janna, Star y Óscar se miraban y sonreían, Jackie empezó a sacarme conversación. Termino el almuerzo, fuimos a las siguientes clases, cuando terminaron nos fuimos a casa.

  Yo comencé a hacer la cena,  Tom fue al baño, Star se estaba cambiando, mis padres estaban en el sillón. Cuando estaba terminando con la cena veo que Star baja corriendo por las escaleras, gritando y chillar.

—¿Que sucede?— pregunta mi madre mientras entra en la cocina.

—Adivinen que.

—Escuche un grito, ¿qué ocurrió?—entra Tom agitado.

—Que vamos a acampar— exclamó, mientras tenía una gran sonrisa.

—Yo pensé que algo malo había ocurrido. No grites, que ese tipo de gritos asusta a cualquiera.

—Lo siento, pero es que no entienden por qué es tan emocionante.

—¿Que es tan emocionante?— inquirio mi madre.

—Que vamos a un lugar hermoso.

—¿Quienes irán?— levante una ceja.

—Jackie, Óscar, Janna, Tom, tú y yo.

—¿Desde cuando dije que iba?

—Vamos Tom no seas aburrido, será divertido.

—Mientras no salgan lastimados, pueden ir.

—Gracias señora Díaz.

—¿Quien pone la mesa?

—Yo lo hago— respondio Tom.

  Luego de cenar, me fui a bañar, me puse mi pillama y me cepille. Cuando iba entrar al cuarto, siento que alguien me jala.

—¡Ahh!

—Hey, tranquilo.

—¿Tom? ¿Que sucede?

—¿Quería saber si me puedes ayudar con las tareas? Es que casi no le entendí a Calaviña.

—No era necesario que me asustes.

—Lo siento. ¿Pero si me ayudas?

—Claro. Solo necesito que me muestre lo que no entiendes.

  Pase alrededor de unas dos horas explicando historia y ciencia. Note que ya eran las doce.

—Hay que dormir. Mañana te puedo seguir enseñando, claro si tu quieres.

—Gracias. Tienes razón hay que dormir. ¿A qué hora mañana?

—Puede ser a las ocho.

—Descansa.

—Igual.

  Al día siguiente fuimos al instituto, y sentí que me miraban, me sentía incómodo por ratos, en un momento vi que Jackie era la que me miraba. Cuando me canse, me levanté y caminé a donde estaba sentada y me disponía a hablar cuando ella es la que habla primero.

—Marco, ¿me puedes acompañar a un lugar?— me miraba directo a los ojos.

—Si.

  Me agarró de la mano, me guió a la piscina. No me sentí a gusto, más bien me sentí incómodo, no me gustó como sostenía mi mano.

  Cuando me soltó, la miré a los ojos, demostré confusión, ella susurró algo qué no entendí.

—¿Qué?

  Suspiro, miro al vacío por unos momentos y luego bajo la mirada.

—Me gustas— susurró lo suficiente alto para que yo escuchara.

—¿De verdad?

—Si.

  Me quedé en silencio por un rato, la miraba y vendía mi mirada.

—Eres increíble, eres cool, eres hermosa, inteligente, eres una gran mujer, pero no puedo corresponder tus sentimientos. Hace un tiempo hubiera escuchado que te gustaba, y te hubiera besado ahí mismo, pero ya no me gustas, mis sentimientos por ti ya no son los de antes. Perdón.

—Esta bien,  yo no pensé que me fueras a aceptar. Tú también eres un gran chico.

—¿Amigos?

—Amigos.

  Luego de eso pasaron y Jackie actuó como si no hubiera pasado nada. Tom por otro lado hablaba más conmigo, Star tenía más citas con Óscar.

El baile de la luna rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora