Capitulo: 4

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  Estoy algo molesta por lo que hizo Tom, pero me siento mal por Marco, él tiene que sufrir algo que no entiende muy bien. Ya han pasado dos horas, desde que Tom se despidió, y no a llamado para explicar que fue lo que dijo su madre, y me tiene preocupada lo que diga, por que se que lo más probable es que le diga a Tom, que no lo va a dejar buscar la manera de separar sus almas.

—Star, ¿podemos hablar?—Marco me había sacado de mis pensamientos.

—Claro, ¿de qué quieres hablar?—indague, con una sonrisa.

—¿Como es que tú no sabías lo que hacía la luna roja?—comento con expresión seria.

—Es que no le prestaba mucha atención a las clases que me daban.

—Jajaja.

  Pasamos el resto del día viendo películas mientras comíamos nachos.

  Al día siguiente, fuimos con normalidad, Marco se le veían unas ojeras, tenía el pelo revuelto se se le notaba demacrado.

—¿Dormiste anoche?— pregunte, levantando una ceja.

—Estuve pensado, que tal si no hay alguna forma de revertir la maldición.

—No te preocupes por eso. Seguro si la hay, nada más hay que esperar.

  Fuimos a clases con normalidad, Marco lo regañó varias veces la maestra, y Jackie se nos acercó para hablar de una fiesta que hará en su casa el sábado, y mientras la escuchó noto que Marco ya no se pone nervioso, hasta empezó a hablar con normalidad con ella.

—Hablaste con Jackie, sin tartamudear o ponerte rojo.

—Es cierto.

—No tienes fiebre—decía mientras le tocaba la frente.

  Después de las clases fuimos al restaurante de comida China.

—Oye Star, ¿qué tal, si Tom no consigue la forma de separar nuestras almas?— miro el suelo, mientras se mordía los labios.

—No te preocupes, Marco todo estará bien.

—Eso espero. Por qué no quiero aguantar a tu ex.

—Jajajaja. Yo tampoco quiero eso, por que se que Tom aveces puede ser muy explosivo.

—Bueno, si tengo que aguantar a tu ex, tendré que hacer de tripas a corazón para no terminar junto a él— lo comentaba, mientras bostezaba.

  Vi como se acurruco en el sofá. Se veía muy tierno tratando de no dormirse. Lance un hechizo que levito a Marco mientras iba acomodando algunas cosa que estaban tiradas por ahí.

  Cuando entre al cuarto, me encargué de acomodarlo en la cama.

—Tranquilo no creo que la reina valla a dejar que su hijo esté con un humano, ya que a los demonios le gusta ser de raza pura— susurre en su oído y le di un beso en la frente como hacía mi madre cuando era pequeña.

  Salí del cuarto y me dirigía hacia la cocina, habrí el refri y tomé un jugo. Tomaba mi jugo en la sala, cuando escuchó como tocan la puerta, me dirijo hacia la puerta y veo que es Tom.

—Tengo malas noticias.

—¿Que?

—Mi madre me dijo que como castigo no puedo separar mi alma de Marco.

—Tú vas a decirle a Marco, y lo explicaras bien, ya que tú comenzaste esto tú lo terminas ¿ok?

—Esta bien. Vendré  a las cinco, ¿está bien esa hora?

—¡Claro!—eleve la voz— perdón.

—No te preocupes.

  Tom se despidió y salió, yo me quedé pensando que Marco no le gustara lo que le diremos.

El baile de la luna rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora