Al amanecer los dos se sonrieron. Ciffer le dio un beso a su mujer.
- ¡Buenos días! ¿Cómo te sientes...? - dijo el caballero
- ¡Buen día joven Ulquiorra! Quisiera decirte que muy bien... pero no... tengo calambres y me siento sucia... - dijo con un puchero la chica
- Entonces está decidido... nos quedamos en la cama... - dijo el de pálida piel tomando sus lentes
- ¡Claro que no! Puedo caminar... y quiero bañarme... además de ir a casa... para acomodar el cuarto... quiero que te mudes conmigo hoy mismo... - dijo la caprichosa dama
- Esta bien. En ésta cabaña debe haber ducha y según mi mamá dejó ropa para cambiarnos... mis cosas las iba a mandar papá con un cochero al restaurante a mediodía así que... bueno creo que se acabó la Luna de miel... - dijo el pelinegro poniéndose de pie
La mujer sonrió con cierta malicia. Dejó qué el ojiverde preparará la tina, antes de ir y abrazarlo por la espalda, lo que le puso nervioso.
- ¿Me ayuda a limpiarme...? - preguntó coqueteando la doncella
- Por supuesto. Lo que quieras... - dijo con ansiedad el pelinegro
Los dos se metieron al agua solo para seguir jugando. Para Ulquiorra era lo mejor que le había pasado en su vida, así que dejaba que fuera la de ojos grises la que decidiera. Se vistieron entre cosquillas y besos, ni siquiera se pusieron a pensar en el desayuno. Cerca de las 10 salieron de la cabaña en la humilde carroza, pues aún debían llegar a su nueva casa. Arribaron a la tienda poco después de las doce, por lo que un cochero esperaba en la puerta para entregar los objetos personales del auxiliar. El de pálida piel estaba tan feliz, tan emocionado qué en sólo un instante bajo el equipaje y lo llevo dentro de la casa.
Luego de esto se retiró el sirviente, así que al fin estaban solos para poder ponerse cómodos. Inoue le mostró las habitaciones, el baño, la biblioteca, la estancia y las escaleras. Estas eran importantes porque solo por ellas se podía acceder a la planta inferior, había unas para subir desde un lado del local con vista a la calle con una puerta al principio y otra al final. Mientras que la segunda solo era para poder bajar al restaurante, no tenía acceso desde el exterior, era una puerta secreta para poder ir a trabajar sin ser vista, además la cocina y comedor del negocio, eran en realidad de la casa. Para el ojiverde era un laberinto fascinante, no sabía mucho de arquitectura, pero eso era lo curioso, su esposa había hecho todo aquello sola.
Quizá no podía aportar mucho, pero siendo hombre educado no sería un arrimado en propiedad de su mujer. En sus pertenencias había libros, tinteros y hojas para el desarrollo de su profesión, también algunos retratos pequeños de su familia, un par de pinturas de Ciffer de niño con sus padres y uno recién de su cumpleaños 17. Manteles, sábanas, cobijas, vajillas y cubiertos qué les habían obsequiado en la boda. La gran colección de ropa y zapatos del pelinegro. Además por pedido del caballero le habían enviado material para remo delación de la casa. Floreros, macetas, candelabros, arañas de luz para instalar y dar nueva vida a cada rincón, pintura, tejas y yeso para resanar.
Lo que dio mucha alegría a Orihime, tomaron herramientas, brochas y pañuelos para ponerse a pintar. Era un momento de coqueteo y conexión en la pareja tan dulce que el tiempo pasaba demasiado deprisa. Ulquiorra no quería que ningún hombre fuera a su nido de amor, por eso había preferido hacer aquel trabajo duro el mismo, claro que no estaba solo, su amada lo acompañaba en cada paso. Su padre le dio unos días de descanso del trabajo para que pudiera acomodarse. Tiempo en el que los dos recién casados iban jugueteando por los cuartos, se perseguían como dos mariposas en la brisa, en ese período también permaneció cerrado el local. Una semana después todo estaba nuevo, cortinas, candeleros, barniz y demás, era tan brillante qué parecía otro lugar. Con una sonrisa y un beso se despidió Ciffer para ir a trabajar mientras la chica abrió las puertas de su perfumería otra vez.
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La peculiar dueña de la tienda de perfumes
FanfictionSi crees que la felicidad se puede encontrar dentro de una botella al azar, ven a esta tienda tan particular, que incluso el amor en un bocadillo puedes degustar.