Una madre.

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"Soy una esposa feliz."

Genya se dijo a si misma delante de aquél espejo que tenían en su hogar.

Estaba sola, no había nadie en la casa a parte de ella, sus pensamientos y él bebé que estaba formandose en su interior.

Su esposo estaba afuera, lo cuál es algo bueno, tendrá un día tranquilo.

Su suegra pronto vendría a visitarla con la matrona que recomendó.

Ella es una mujer amable, la trata como a su propia hija...

Hija de la que esta preocupada, teme de que su hijo de sangre dañe a esta joven mujer.

Pero Genya siempre dice con una sonrisa.

"No se preocupe, su hijo me trata bien."

Me trataba bien serían las palabras correctas, pero Genya no podía decir la verdad...

Pedir ayuda le traería mas sufrimiento.

La vida le enseñó eso.

Y ella no quiere sufrir más.

...

Pero ya no lo hara, porque este bebé ahora es su total felicidad.

"Mi bebé..." Genya susurró mientras acariciaba su abdomen ahora grande por el bebé. "Pronto nos conoceremos... Estoy tan emocionada."

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Se escuchó un gran quejido salir del bosque, no era una quejido de dolor, si no uno de fastidio y lleno de ira.

"Mi bebé..." Dijo Genya entré gruñidos.

Se podía ver a una demonio romper para expandir más el agujero de un árbol.

"Nobu... N-no... Nobuyuki, bebé, bebé." Ella repetía mientras clavaba sus garras en la madera, no dejaba de soltar gruñidos y repetir el nombre de Nobuyuki.

Ella siguió así hasta derribar el árbol, este cayó pesadamente al suelo y fue lo que ella necesitaba para dejar de gritar, pero no dejó de gruñir y soltar suspiros de frustración.

"Eres Genya Shi-########"

"Proteger al bebé"

"Nobuyuki ###-na-######"

"Cuidar al bebé"

"Alimentar al bebé"

"Entretener al bebé"

...

"No matar a los humanos"

"Se fuerte para el bebé"

"Cómete a los demonios por él bebé"

"Dar todo por él bebé"

"No dejes que nadie interfiera entre tu y él bebé"

Genya agarró un trozo de la madera de aquél árbol y los paso por su lengua, saboreando la corteza...

De repente ella miró en la dirección donde exactamente su hijo había salido corriendo, podia ver sus pisadas pequeñas, aunque no eran las únicas pisadas...

Habían otras pisadas mas grandes, entonces el sabor del trozo del árbol le dio la información que necesitaba...

Esa simple lamida a la corteza le hizo saber que él humano con el que trataba no era un oponente sencillo...

Mi mamá es muy raraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora