Mamá sonrie

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El show de los títeres a su fin, y todos los niños, incluido Nobuyuki, soltaron un quejido audible ante el final de ese show.

Tanjiro vio con una sonrisa el entusiasmo de Nobuyuki por saber lo que pasaba al final, y Tanjiro tenía que admitirlo... Él también estaba bastante enganchado a la historia hecha con muñequitos pequeños.

Mientras tanto, Sanemi veía como la emoción se reflejaba en los ojos de Nobuyuki.

...

También quería que el show siguiera si eso significaba que Nobuyuki iba a sonreír con él a su lado.

Así que aseguró mantener la sonrisa del pequeño niño un poco más.

Se acercó a la pequeña caseta en donde se realizó aquel show y dejó una gran cantidad de dinero sobré un cuenco al lado.
Pudo ver al encargado de controlar las marionetas, este parecía que iba a empezar a recoger, pero al ver a Sanemi depositar esa gran cantidad de dinero... Supo que no iba a terminar pronto.

"Da un fin bueno a esto, lo suficientemente bueno para hacer sonreír a todos los niños." Dijo, ordenó Sanemi al trabajador.

Al ya formular su orden y dar a entender sus deseos, decidió volver junto a Nobuyuki y al chico Kamado.

Tanjiro veía a Sanemi con una pequeña sonrisa, admirando el acto amable del hombre.
Y Nobuyuki simplemente le dedicó una mirada desconcertada, ¿Qué estaba haciendo ahora este loco?

Pero toda su atención volvió al mini puesto, los telones se volvieron a abrir y esos muñecos raros siguieron con su historia.

Muchos niños expresaron su felicidad, y Nobuyuki no se quedó atrás, el mostró una gran sonrisa al ver cómo la historia iba a continuar.
Y Nobuyuki no lo vio, pero Sanemi sonrió un poco orgulloso al ver que pudo hacer sonreír al niño de una manera.

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"¡Y entonces el samurái derrotó al ushi oni que atormentaba a ese pueblo! ¡Fue tan genial!" Nobuyuki contaba de nuevo la historia que los muñecos vivieron.

Mientras Nobuyuki hablaba con emoción sobre lo que pasó en la historia, el grupo de tres iba paseando aún por el mercadillo, Nobuyuki iba agarrado de la mano de Tanjiro y ellos seguían a Sanemi, quién estaba delante de ellos, dirigiendo el camino, ellos paraban de vez en cuando, solamente cuando Sanemi se paraba a ver un puesto en específico por necesidad de comprar algo o por simple curiosidad de lo que los vendedores ofrecían.
Pero aunque estuvieran caminando o observando cosas, Tanjiro y Sanemi escuchaban atentamente a Nobuyuki hablar, aunque uno expresaba un exagerado interés, y el otro escuchaba mientras prestaba atención a otras cosas.

Nobuyuki podía seguir hablando de lo que le gustó de aquélla obra de marionetas, pero algo captó su atención, haciendo que lentamente su habla se volviera un murmullo hasta quedarse completamente callado y quieto.

Tanjiro noto como Nobuyuki dejo de caminar y el también detuvo su andar.

El chico Kamado miró con curiosidad al joven niño, y después miró en la dirección que Nobuyuki estaba mirando.

Y cuando el niño fue en dirección a cierto puesto, Tanjiro lo siguió, sin soltar su agarre en la mano de Nobuyuki.

No paso ni dos segundos y Sanemi pudo percibir que las dos presencias que antes lo seguían ya no estaban.
Miró hacia atrás y su mirada pudo captar como Tanjiro era guiado por su joven sobrino hacía una puesto, el cuál Nobuyuki parecía tener el ojo de halcón puesto encima de esa tiendita.

Mi mamá es muy raraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora