Capitulo 008

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CAPÍTULO 08


El restaurante que Nie Mingjue escogió era caro y exclusivo, la comida era deliciosa. Los dos hombres mayores pasaron un buen rato con la lista de vinos, decidiendo cuál sería el ideal para cada plato.

Aunque no llevara el collar, Jiang Cheng se hubiera comportado de la mejor manera, se sentía intimidado por la elegancia a su alrededor. A pesar de que el restaurante era lujoso, tenía un ambiente relajado, al punto de que no se montaría un escándalo si alguien se carcajeaba, además el personal era amistoso y eficiente. Era un alivio tener a alguien que lo atendiera para variar. No lo sabía, pero el restaurante era parte del club al que Nie Mingjue pertenecía, lo que explicaba la calidad del servicio.

La atmósfera era calmada y elegante. Incluso Wen Ning y Nie Mingjue parecieron relajarse, hablaron civilizadamente y no hubo silencios incómodos.

Sin embargo, Nie Mingjue notó que el brillo peligroso de los ojos de Lan Xichen había incrementado en vez de disminuir. Se preguntó si los dos hombres habían tenido alguna discusión, pero no parecía ser así, pues Jiang Cheng estaba muy atento y esperaba por la aprobación del fotógrafo.

Luego Nie Mingjue se percató de que a pesar de los pantalones holgados y la horrenda camisa, la belleza de Jiang Cheng atraía la atención de los demás clientes. Tanto hombres como mujeres lo observaban, reconociéndolo como un sumiso inexperto y a Lan Xichen no le agradaba. Nie Mingjue se preguntaba qué haría el otro hombre, porque no era del tipo que dejaba pasar por alto ese tipo de amenazas.

De hecho, estaba enfurecido. Al parecer, todo lo frustraba ese día, el que Nie Mingjue le ofreciera el collar a Jiang Cheng, el malentendido con la Ama Bettie y ahora el hombre mayor en otra mesa que no dejaba de mirarlo a los ojos, lanzándole un reto de forma insolente. El dominante mayor emanaba una ligera aura de poder y obviamente deseaba a Jiang Cheng. Un joven de la edad de Jiang Cheng, que apenas estaba iniciándose en este estilo de vida, no notaría los peligros a su alrededor y Lan Xichen quería evitárselos. Pero más que nada, Lan Xichen quería mostrarle al hombre mayor y a todos los demás que no podrían quitarle a su chico.

Jiang Cheng fue solo al servicio, declinó el ofrecimiento que Wen Ning le hizo para acompañarlo, nunca le agradó que otras personas lo vieran orinar.

Se sorprendió por la majestuosidad del baño, estaba decorado con mármol oscuro. Había pequeñas luces de halógeno suspendidas sobre cada lavabo, haciendo que el cristal brillara y además había toallas de verdad. Jiang Cheng se estaba lavando las manos cuando Lan Xichen entró, intercambiaron miradas en el espejo, pero su sonrisa se desvaneció cuando vio que Lan Xichen cerraba la puerta con llave.

Los ojos de Lan Xichen brillaban feroces y Jiang Cheng lo miró con cautela. Se paró detrás de él y deslizó sus manos debajo de la camisa del chico, acariciando su suave piel.

—No me gusta la forma en la que te miran, Pet. Te voy a marcar. ―Gruñó.

—¿Eh? —fue la inteligente respuesta de jiang Cheng. Se sentía completamente desconcertado ante la actitud posesiva del otro hombre―. Nadie me estaba mirando.

—Cállate. Bájate los pantalones, porque te voy marcar como mío.

Jiang Cheng gritó y se aferró a su cinturón, luchando con Lan Xichen por obtenerlo.

—¿Aquí? Todos oirán. ¡Lo sabrán!

Quiero que lo sepan —dijo Lan Xichen, ganando la batalla por el cinturón, como ambos sabían que pasaría.

—¡Londres! —Jiang Cheng jadeó—. ¡Londres!

Lan Xichen se detuvo, su mirada se despejó cuando notó lo aterrorizado que jiang Cheng se sentía. Después de un largo minuto, lo abrazó.

Pergaminos y lienzo (Xicheng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora