Luego de rendir el recuperatorio del parcial que perdí, volví a subir al colectivo en el que me había encontrado con él, casi a la misma hora que aquella vez, para probar suerte.
Lo habría hecho al día siguiente, pero aún tenía clases en la universidad, y realmente no quería hacer que mi décima vida girara en torno a él. Aún tenía sueños y aspiraciones, y esperaba verme triunfar a mí mismo, sin ser la sombra de un intento de relación.
Aún así, mis intentos por volver a verlo fueron un fracaso.
Pero el destino, la vida, los hados, o la existencia de una entidad superior que disfrutaba de reírse de mí... tenía otros planes.
Estaba en la biblioteca de mi universidad, esperando el horario de entrar a clases cuando volví a verlo. No debía tareas para ese día, así que tenía un momento finito de libertad. Fue por ello que, ignorando a la gente que hacía ruido a mi alrededor, yendo y viniendo por los pasillos de la biblioteca, me puse a escribir.
Sentía que no podría perdonarme si no dejaba un recuerdo de mis vidas anteriores antes de que mi alma desapareciera, así que las escribía. Serían novelas románticas con finales desgraciados, llenas de idas y venidas, aunque lamentaba decir que ninguna tendría un final que disfrutara escribir. Él y yo, su alma y la mía, habían pasado por ocho novelas sin acabar juntos. Quizás su siguiente vida fuera capaz de escribir un final feliz para la historia de nuestra novena vida juntos.
— No es tan fácil — aclaró él, como si fuera necesario repetir lo que tantas veces había dicho.
Garabateé en uno de mis blocks, con mala letra, justo cuando escuché a alguien sentarse frente a mí, en la misma mesa donde yo me encontraba.
Había ignorado por completo la cantidad de personas que había en la biblioteca. Todas las mesas estaban ocupadas por grupos de estudio que discutían sobre libros o trabajos prácticos a realizar. La mesa más desocupada era la mía, que era la única con una sola persona, solitaria escribiendo en un block de hojas.
Ahora éramos dos, yo y aquel chico.
Aquel...
Mierda.
— ¿Puedo sentarme acá? Las demás mesas están ocupadas — preguntó, sonriéndome por primera vez en aquella vida.
Reaccioné justo a tiempo para abalanzar mi cuerpo sobre mi block, cubriendo lo que acababa de escribir con mi codo. Dudaba mucho que él fuera capaz de si quiera ver mi letra desde donde estaba, pero me había entrado el pánico.
— Sí, no hay problema— dije simplemente, intentando que mi voz no expresara el revoltijo de emociones que estaba sintiendo.
¿Alguna vez me acostumbraría a enfrentarme a su alma? Porque siempre parecía ser el motivo por el cual me temblaba el mundo. Él asintió, pese a que se había sentado antes de preguntarme.
— ¿Estabas estudiando? — preguntó, poniendo su celular sobre la mesa. Fue entonces que me di cuenta de que él no estudiaba en esta universidad.
— No — respondí con sinceridad — Estaba escribiendo.
— Oh — él no parecía interesado, pero supo disimularlo. Quizás quería iniciar una conversación para pasar el rato — ¿Y qué escribías?
Por alguna razón, nunca había pensado en una posibilidad donde él descubriera que yo escribía sobre nuestras vidas anteriores. Era algo que consideraba demasiado personal, algo mío... o nuestro.
Ahí estaba el problema. Era nuestra historia, y aunque él tuviera el derecho a saberla, sentía que el hecho de ser el único capaz de recordar hacía que fuera mi tesoro, solo mío.
— Es... una especie de novela — contesté simplemente, mordiendo mi labio inferior sin mirarlo.
Mis dedos comenzaron a tamborilear sin ritmo por debajo de la mesa. Estaba nervioso. Por un lado, sentía que no podía soltarle nada que lo hiciera saber que quería estar en su vida, porque sería raro en nuestro primer (segundo) encuentro. Pero por otro lado... ¿qué tan probable era que tuviera esa oportunidad? Cada molécula de mi cuerpo gritaba que me tirara al vacío.
— ¿Estudias acá? Nunca te había visto — ataqué, antes de dejarlo continuar con la conversación sobre mi escritura.
— Oh, no. En realidad estudio arquitectura — anoté eso en mi mente — Vine acá porque mi novia me pidió que viniera a buscarla.
Décadas y siglos de almas intentando encontrarse se cayeron frente a mí, como un castillo de arena, aunque no era la primera vez que debía enfrentarme a él teniendo otra pareja. Le sonreí con la mayor sinceridad que pude fingir. Me di cuenta entonces de que me daba igual que él me recordara: solo quería que fuera capaz de sentir en esta vida el mismo sentimiento que habíamos compartido en las anteriores.
— Arquitectura — repetí, intentado que mi espanto al saber de su novia quedara en segundo plano. Sin embargo... — ¿Y tu novia qué estudia?
— Licenciatura en Letras.
Me re contra cago en la existencia.
Curiosamente, yo también estudiaba Letras. Nunca hasta ahora me había interesado más de lo debido en nuestras compañeras, pero ahora quería saber todo de ellas, hasta encontrar a la aludida. ¿Estaríamos en el mismo año o en las mismas clases? Claramente no, porque si yo estaba acá y él la estaba esperando a ella, nuestros horarios no coincidían. Aún así, lo más probable era que comenzara a ponerme paranoico.
— Oh — dije, sonriéndole de nuevo, antes de ver como el reloj marcaba la hora de entrada a mi siguiente asignatura — Yo también soy estudiante de Letras — mencioné, guardando mi block en mi mochila, con aquella última frase escrita a fuego sobre el papel, buscando causar impacto en el presente.
— ¿En serio? Entonces seguro que nos vamos a seguir viendo — su expresión se veía sincera, como si realmente buscara un amigo que lo acompañara mientras esperaba a su novia. Me preguntaba si vendría a buscarla a diario.
Pensé si sería buena idea preguntarle qué día volvería, pero supuse que era una manera de demostrarle que estaba loco por volver a verlo. Algo era seguro: me volvería a encontrar con él. Aunque las llevara de perder, nunca había sido alguien fácil de derrotar.
Asentí, levantándome de la silla con cuidado.
— Seguro que sí. Aunque ahora... tengo que ir a clases — dije a modo de disculpa, mientras él miraba la hora en su teléfono, probablemente preguntándose dónde estaría la chica en cuestión.
— Dale, nos vemos otro día entonces — no pude evitar sentirme animado con esa sola frase — ¿Cómo te llamas?
— Xavier — respondí — ¿Y vos?
— Aylán.
Supe entonces que marcaría ese nombre en mis pensamientos a partir de ese pequeño instante.
Aylán.
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Anímense, que es viernes y hay capítulo nuevo de Efímero. ¿Qué les gustaría que ocurra a continuación?
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Efímero (En pausa)
Teen FictionXavier tiene una extraña capacidad: recordar sus vidas pasadas. Esto lo lleva a tomar la decisión de encontrar a una persona en especifico, con la cual ha tenido relación en todas sus vidas anteriores, pero nunca con un final feliz. Sabe que está e...