⇨ S̲e̲c̲h̲z̲e̲h̲n̲ ⇦

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Jeonghan siempre se mantuvo positivo, siempre tenía una sonrisa para dar y siempre podía hacer sentir a todos como en su casa con un simple abrazo, en su pecho, resguardado en sus brazos, Joshua encontró lo que sentía como hogar

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Jeonghan siempre se mantuvo positivo, siempre tenía una sonrisa para dar y siempre podía hacer sentir a todos como en su casa con un simple abrazo, en su pecho, resguardado en sus brazos, Joshua encontró lo que sentía como hogar.

No se iba a dejar romper frente a Jeonghan, él no iba a ver qué tanto le afectaba situación, por eso lloraba a solas, y se preparaba para cuando se encontraba con él, con su mejor sonrisa, con un ramo de flores, con unos chocolates, o solo con un montón de besos y mimos a su chico bonito.

Jeonghan le enseñó a tejer y pasaba la tarde con él, haciendo gorros y bufandas a veces, cuando se aburría mucho, y el mayor siempre lo felicitaba cuando uno salía más que bien.

Pasaron días y semanas le siguieron, y Joshua despertaba cada mañana pensando que quizás sería el último, quizás se había acabado, quizás estaba solo de nuevo.

Pero Jeonghan siempre contestaba sus mensajes, y siempre lo invitaba a pasarla con él.

No se atrevió nunca a preguntar cuánto tiempo quedaba, aunque dudaba que el mismo Jeonghan lo supiera.

Cuando pasó poco más de un mes de lo que supuestamente era "su final", pero no había tenido más síntomas, no se había sentido peor, fue cuando ambos dudaron.

Si, su cuerpo dolía, por las mañanas solía tener fiebre, y estaba agotado y seguía igual de pálido, cada tanto su nariz sangraba, pero se suponía que a esa altura debía estar mucho peor sin la presencia de su quimioterapia, ni ningún medicamento muy fuerte, nada más que unas pastillas comunes y corrientes para sus dolores de cabeza o miorelajantes para sus problemas de sueño o sus dolores musculares.

Así que fue hacia el hospital una vez más, acompañado de su novio, para ver a su doctor, quién no disimuló bien su sorpresa de aún verlo allí.

Si usted quiere probar con la quimioterapia de nuevo, no tengo ninguna objeción, señor
Yoon. —dijo el hombre —. Haremos los exámenes correspondientes de nuevo y le recetaremos lo que necesite. Al final, nunca se sabe con estos casos, es genial que este bien, lo felicito.

Junto con eso, toda la semana estuvo llena de pruebas, llena de máquinas raras, agujas, muestras de sangre y de orina, y el pequeño Jeonghan estaba más que nervioso, moviendo su pierna de forma incesante, estaban esperando en una habitación a los resultados de las últimas pruebas, las que darían el pie a intentarlo todo una vez más.

Ey, mi nene bonito. —Joshua se acercó a él, tomando sus mejillas haciendo que los ojos almendras del mayor lo miraran.

Joshua se había recuperado perfectamente, su cabello había vuelto a crecer, aún estaba bastante corto, de color negro azabache, igual a sus profundos ojitos amables, el rubor siempre estaba presente en sus mejillas y en su pequeña nariz, haciéndolo ver sencillamente hermoso.

Tú eres bonito. —dijo
Jeonghan, sonriendo —. Y te amo mucho.

Ya bebé, guárdate lo sentimental para la boda.

— Joshua... —Jeonghan negó, para que no dijera cosas así.

Bebé... —acercó sus rostros y frotó sus narices levemente —. Eres un guerrero, más de lo que crees, más de lo que ves... Eres fuerte y ni siquiera te das cuenta, estás teniendo otra oportunidad, amor.

Joshua, no quiero hablar de-

Pues qué mal. —lo interrumpió —. Debes saberlo,
Jeonghan, puedes lograrlo, yo creo en ti, eres mejor y mucho más que todo esto, y dentro tuyo lo sabes, por eso sigues peleando, aunque creas que estás rendido, por dentro sigues, porque no estás cansado aún, porque sabes que puedes seguir... Eres un orgullo para mí.

Los ojitos de Jeonghan lo miraron con lágrimas, y Joshua prosiguió a besar su rostro, sus lindas mejillas, su naricita, sus lágrimas para borrarlas con besos.

¿Crees que haya una cura que pueda servirme? —murmuró Jeonghan, había confiado en unos medicamentos más fuertes y no le habían hecho nada bueno, ya tenía desconfianza.

Tonto, tienes la cura aquí al frente. —dijo Joshua y le dio un ligero cabezazo que hizo al mayor apartarse.

¿Tú? —Jeonghan sonrió como si fuera una broma más de su novio.

El amor, Jeonghan, el amor es la cura de todos los males, y te va a sacar de esto también, porque te amo de verdad y no me quedaré de brazos cruzados. —dijo, y dejó un pequeño beso en los labios de su novio.

Jeonghan estaba ruborizado y jugaba con sus dedos, Joshua tomó sus manitos y las sostuvo como si fueran el mayor tesoro del universo.

¿Sabes quien me enseñó eso? —preguntó el menor —. Un chico bonito que me dijo que tenía un gorro de tapa de botella y que me donó amor para que yo viviera.

Jeonghan sonrió con algo de vergüenza.

Y ahora te donaré yo para que salgas de esta conmigo, nene finalizó dejando un beso en la nariz de botón de su novio.

ᑕᕼEᗰO ⤿ נιнαηDonde viven las historias. Descúbrelo ahora