⇨ D̲r̲e̲i̲u̲n̲d̲z̲w̲a̲n̲z̲i̲g̲ ⇦

99 14 0
                                    

Fueron varios días después, donde Joshua, como siempre, fue hacia el hospital, había comprado un ramo de flores para Jeonghan, era pequeño y bastante simple, pero tenía unas lindas flores azules que llamaron su atención

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fueron varios días después, donde Joshua, como siempre, fue hacia el hospital, había comprado un ramo de flores para Jeonghan, era pequeño y bastante simple, pero tenía unas lindas flores azules que llamaron su atención.

Caminó por los pasillos, saludando a las enfermeras que en algún momento lo habían atendido.

Entró a la habitación de su
Angel, abriendo la puerta de par en par, ya tenía su sonrisa preparada cuando su ceño se frunció al notar la cama vacía y perfectamente tendida.

Buscó por la habitación y se encontró con una enfermera que estaba guardando las pertenencias de su novio en una caja, junto a ella estaba un carrito con cosas de limpieza, que ya había utilizado y se notaba porque la habitación estaba como nueva.

Como si nadie hubiera estado allí.

¿D-Disculpe? —la voz de Joshua tembló un poco —. El paciente que estaba aquí, Yoon Jeonghan... ¿Dónde está?

La mujer iba a hablar, pero cerró su boca y negó, poco convencida.

Lo siento, no sé nada. —dijo —. Yo solo limpio las habitaciones, no puedo ayudarte, ve a preguntar a la recepción. —añadió.

Joshua no se detuvo más tiempo, y si bien en un momento quiso disimular caminando rápido, terminó corriendo hasta allá, mientras en su cabeza se repetía una
y otra vez que no estaba pasando lo que realmente lo
que estaba pensando.

Jeonghan no podría haberse ido, le hubieran avisado, alguien le hubiera dicho, lo hubieran llamado, muchas cosas serían distintas.

Al llegar a la recepción, se congeló, las palabras no salieron de su garganta y rompió en llanto, sus piernas comenzaron a temblar y comenzó a negar, terminó sentado en el suelo con el rostro entre sus rodillas mientras abrazaba sus piernas, y rogaba mientras recordaba el día anterior, donde también había pasado todo el tiempo con su chico bonito.

Esa no podría haber sido la última vez, necesitaba otra vez, otras veces, necesitaba más con el amor de su vida.

Se sintió romper por dentro, y fueron largos minutos donde estuvo llorando sin consuelo alguno.

Hasta que alguien se paró a su lado y suspiró de forma pesada.

Me dijeron que un niño estaba llorando en la recepción, ¿Eres tú?

Alzó su vista con rapidez hacia Jeonghan, quien estaba con ropa normal, unos pantalones oscuros, una sudadera amplia y un gorro rosa con orejas de gato sobre su cabeza.

¡Jeonghan! —Joshua se levantó de un salto y lo abrazó con fuerza, y volvió a llorar en su hombro.

Hey, hey, Shua tonto. —Jeonghan habló con una risa —. ¿Qué pasó?

— M-Me as-susté... —murmuró
el pelinegro.

— No me pueden dar el alta y yo ir a saludar a los médicos por dos minutos que ya te pones todo nervioso y lloras, te pondré un cascabel para saber dónde estás, así dejas de perderte y hacerme pasar vergüenza.

¡Jeonghaan~~!. No me estás ayudando. —se quejó el menor, quién sorbió su nariz —. Cállate, dime que me amas y hazme mimos.

El mayor rio por lo tonto que se había puesto Joshua, así que comenzó a dejar caricias en su espalda y en su cabello, mientras el pelinegro soltaba lo último de su llanto.

Y Jeonghan se sintió realmente mal por él, porque no podía imaginar cómo se debió haber sentido un susto como ese, tonto, sí, como muchas cosas, pero que le hizo mal igual.

Así que dejó besos en su mejilla y en sus labios para calmarse a su mismo de la ligera culpa que sentía por haber provocado eso, hasta que Joshua en verdad comprendió que Jeonghan no se iría, y no sé iría nunca, a ningún lado.

ᑕᕼEᗰO ⤿ נιнαηDonde viven las historias. Descúbrelo ahora