⇨ E̲i̲n̲u̲n̲d̲z̲w̲a̲n̲z̲i̲g̲ ⇦

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Jeonghan pasó semanas en el hospital, y Joshua seguía junto a él, a pesar de que todo lo que pasaba allí, esperarlo, le afectaba, verlo igual que el día anterior, sin tener noticias de cómo se encontraba, si podría curarse o si aún había que esperar

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Jeonghan pasó semanas en el hospital, y Joshua seguía junto a él, a pesar de que todo lo que pasaba allí, esperarlo, le afectaba, verlo igual que el día anterior, sin tener noticias de cómo se encontraba, si podría curarse o si aún había que esperar.

La última buena noticia que habían recibido fue que su cuerpo había recibido el trasplante sin problemas, aunque tampoco tenía mucho sistema inmunológico de sobra para pelear contra lo único que podría salvarlo.

Aún así, debía quedarse en el hospital porque estaba bastante débil, y tenían que esperar meses para saber si estaba finalmente curado, por ahora, debía conformarse conque el trasplante funcione.

Fue una noche, en la que Joshua pidió permiso especialmente para llevar un regalo a Jeonghan, un pastel, de vainilla con chocolate y crema, decorado con fresas, todas cosas que el menor sabía que a su novio le gustaban.

¡Yoon Jeonghan! —Joshua entro de golpe y gritando a su habitación, haciendo que el mayor diera un salto y lo insultara, cargaba con una caja en su mano, con el pastel —. Sorpresa, cariño.

— ¿Es alcohol? —preguntó el mayor.

No, pero tiene.

— ¿En serio?

— No.

Jeonghan hizo un puchero.

— Eres un pésimo novio, no me pasas alcohol al hospital.

— Pues tú eres un novio aún peor porque te olvidaste de nuestro aniversario. —Joshua hizo un puchero aún más marcado.

Jeonghan abrió sus ojos ampliamente y se puso rojo de vergüenza.

Lo siento, Joshua, no, no, yo-

— Por eso te lo recuerdo hoy, porque es mañana. —Joshua levantó la tapa de la caja, mostrando el pastel con frutillas que decía "Feliz aniversario" escrito en chocolate —. Admiro la letra del pastelero, yo no puedo escribir ni mi nombre así de bonito.

Jeonghan soltó una risa y quiso golpearlo por haberlo asustado con algo así, por un momento si se había sentido mal.

¿Por qué hay un pastel de aniversario el día anterior a nuestro aniversario?

Porque es para después de la cena romántica que vamos a tener, me quedaré la noche contigo y ya pasadas las doce será oficial. Duh.

Se miraron hasta que Jeonghan sonrió de forma tonta.

¿No serás muy bueno conmigo, no? —preguntó, haciendo que Joshua no entendiera del todo, pero que
una parte se sintiera halagado —. Demasiado bueno para mí.

¿Quién eres tú para decir que tanto de "bueno" mereces? Mereces más que yo.

Jeonghan negó.

Merezco menos que tú.

— Error. —dijo Joshua, buscó una silla y se sentó a su lado —, por cierto, ¿Mencioné lo de la cena romántica, no? —Jeonghan asintió —. Bueno, es pollo frito.

Oh... —Jeonghan estaba dispuesto a hacer el chiste, pero Joshua habló más rápido.

Y velas románticas de mentira porque no me dejaron incendiar el hospital. —Joshua sacó del bolsillo de su abrigo unas velas pequeñas, a batería, con un pequeño foco de luz que imitaba a una llama, pero de forma muy mediocre.

Fue prendiendo una por una con cada uno de sus pequeños botones, encendiendo una luz amarilla en cada velita falsa, deiándolas al rededor de Jeonghan en la fea camilla.

Te la estás ingeniando mucho, Shua.

— Todo para mi Angel. —dijo, dejó un beso en su nariz.

Se quedaron hablando largo rato, Jeonghan estaba ruborizado y se veía hermoso a la luz de las velas, aunque fueran falsas, y Joshua solo pudo admirarlo, tan bonito y encantador, se volvió a enamorar de él a cada segundo.

El menor había prometido no cortarse el pelo hasta que Jeonghan estuviera de alta, así que lo llevaba largo por debajo de la mandíbula y casi siempre se lo ataba, a Jeonghan le gustaba jugar con él, y se dedicaba a hacerle trenzas y a probar distintos peinados, al final, terminó haciéndole una trenza cosida cuando el enfermero tocó la puerta antes de entrar, interrumpiendo para traer su comida.

Con un balde grande de pollo frito, varias salsas y gaseosa, Jeonghan pensó que nada estaba mal.

Estaban terminando de comer cuando una alarma sonó, Joshua asintió, limpiando sus manos en sus pantalones haciendo que Jeonghan lo reclamara, antes de cortar la alarma de su celular.

Oficialmente, Jeonghan, es nuestro aniversario. —dijo, mostrando su celular, que marcaba la medianoche, dejó el aparato a un lado para tomar ambas manos del mayor entre las suyas —. ¿Sabes cuánto cumplimos hoy, Cielo?

¿Tres meses? —Jeonghan alzó una ceja.

Muy bien, tres meses, ¿Y sabes hace cuánto que te conozco?

Más de siete, casi ocho meses.

Se nota que eras bueno en matemáticas, joder, que me acuerdo de nuestro aniversario, pero porque es mi cumpleaños, pero en otro mes.

Jeonghan rio, Joshua sin duda era mucho más tonto de lo que alguna vez creyó.

Quería decirte que eres una de las personas más maravillosas que hay en este mundo, y tengo suerte de haberte encontrado a ti entre todas las personas del planeta, y quiero que tengas muy claro que sin ti, Jeonghan... No lo habría logrado.

— Jo-

— Déjame terminar, impaciente. Cómo te decía... Te amo mucho, Jeonghan, y te amo para mucho tiempo más.

Jeonghan se mordía el labio con una sonrisa.

Ahora sí, puedes hablar, que yo sé que quieres.

— Joshua... Lo siento, pero yo no tengo preparado nada bonito para ti ahora.

— ¿Yo pedí algo?

— No, pero-

— Jeonghan. —Joshua alzó sus cejas —. Tú sola presencia en suficiente para mí.

Jeonghan sonrió y era tanta su vergüenza y nervios que no pudo decir nada por unos segundos.

Te amo mucho, Joshua, de una manera que no creí que fuera capaz de volver a amar, en realidad, es incluso más grande que la última vez. —llevó una mano a su corazón —. Gracias por estar conmigo
este tiempo, incluso en el difícil.

Más que nada en el difícil, porque te amo de verdad,
Hannie.

— No lo dudo, Shua... —dijo
Jeonghan.

¿Beso de aniversario y después pastel? —preguntó el menor, y el otro asintió, tomó sus mejillas y juntaron sus labios en un beso lento, sus lenguas se encontraron con suavidad, y ligeros chasquidos se escucharon por lo bajo.

Jeonghan enredó sus dedos en el cabello del menor, entre los mechones de la trenza que él le había hecho, y no pudo evitar sonreír.

Disfrutó del contacto y de las caricias de los labios del menor en los suyos, estiró el momento todo lo que pudo, e hizo del beso eterno en su
mente.

ᑕᕼEᗰO ⤿ נιнαηDonde viven las historias. Descúbrelo ahora