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19 de abril 2023

—Nova —me llamaba Ainara desde la otra punta de la habitación.

—¿Qué pasa?

—¿Has escuchado la nueva canción de Saiko?

—¿Saiko?

—Sí, de Miguel.

—Ah, no, no la he escuchado.

—Vamos a escucharla —entró en Youtube y buscó a Miguel o ahora conocido como Saiko—. Supernova —leyó el nombre de la canción. Algo en mí despertó, espero que sea hambre—. Supernova —esta vez me llamó a mí.

-Supernova —esta vez hablé yo. Le dimos al play y empezó a sonar la canción. ¿Todo lo que decía era lo que él sentía? ¿En serio sentía eso?

—Porfa, no me digas que lo nuestro fue un error —leyó Ainara mirándome.

—Fue un error, siempre voy a pensar eso -me levanté de la cama—. Lo nuestro fue un error, fue un error conocerle y fue un error hablar aquel día con él en aquella discoteca.

—Supernova —me llamó Ainara desde mi habitación, pero yo ya me encontraba bajando las escaleras. Me llegó un mensaje de Leila.

Lei🤎☘️: Hoy fiesta en la disco de siempre. Ponte lo más sexy que tengas, va Pedrito 😉

Genial, lo que me faltaba ahora, una fiesta.

Le dije a Ainara que eligiera lo que quisiera mientras yo me bañaba. Salí y me puse el vestido que mi hermana eligió: un vestido pegado que dejaba muy bien marcado mi buen cuerpo, color granate que combinaba muy bien con el pelirrojo de mi pelo.

Llegó Leila a mi casa y nos pusimos de camino a la discoteca. Nos pasamos todo el camino entre risas.

Llegamos a la discoteca y divisé a lo lejos a mi casi algo. Me acerqué al canario y sus amigos se fueron dejándonos solos.

—Hola, ¿qué tal?—Habló él con una sonrisa.

—Hola, muy bien ¿y tú?

—Mejor ahora que te veo —el canario puso sus manos en mi cintura mientras me acercaba a él. Yo pasé mis brazos por su cuello.

—Hola, perdón que interrumpa —Leila me agarró de la mano separandome de Pedro—, pero me tengo que llevar a esta señorita.

—¿Qué pasa? —pregunté una vez me alejó un poco de la gente.

—¿Lo ves? —me señaló a Miguel junto una chica, los dos estaban riéndose muy cerca. Yo asentí—. Ahora escucha —la mire confusa, pero esa duda desapareció una vez empezó a sonar por los altavoces la voz del chico cantando su canción que mi nombre titulaba. Miguel me miró y yo salí de la discoteca.

Llegué a fuera de la discoteca, saqué un cigarro, no fumaba, solo cuando estaba nerviosa, y lo prendí. Me senté en el suelo con la espalda en la pared. La brisa me acariciaba la cara y me tiraba el pelo para atrás. Escuché como la puerta de la discoteca se abrió y alguien se sentó a mi lado. No hacía falta mirar quién era, solo con el perfume sabía quién era.

—¿En serio? ¿Ponerle mi nombre a tu asquerosa canción?

—La canción está bonita.

—Eso opinas tú. La gente va a pensar que, no sé, que te he hecho mucho daño.

Me miró, con cierta tristeza en los ojos—. Eso hiciste, Supernova.

—¿Y tú a mí no? Miguel, me dejaste tú.

—Te corrijo, tú te liaste con Pedro y encima tú dijiste que la mejor opción era dejarlo.

—¿Cómo?

—No te hagas la tonta.

—De verdad, no sé de qué estás hablando.

—17 de julio, viniste borracha a mi casa y se te escapó que te liaste con Pedro.

—Pero, si ese día no fui a tu casa, es más, no salí de fiesta. Lo único que recuerdo de ese día era que me encontraba leyendo en mi casa, entró Daniela y me dió un vaso con agua.

—¿Qué? Es imposible.

—De verdad, ese día te dije de salir pero como me dijiste que no podías, me quedé en mi casa.

Me miró sin creerselo—. ¿Me lo dices en serio?

—Sí.

—¿Qué te dije de fumar? —cambió de tema.

—Estoy... —me quedé en silencio buscando la palabra correcta—, ¿agobiada? ¿mal mentalmente?

—¿Por qué?

—No importa.

—¿Me das? —levanté el cigarro preguntando si quería eso, él asintió y yo negué—. Venga, por favor.

Tome una calada y le eche el humo en la cara, él sonrió. Tome otra calada, antes de que pudiera expulsar el humo, Saiko me agarró del cuello levemente y junto nuestros labios. Deje el humo en su boca y me separé, él expulsó el humo mientras me miraba. Volvió a coger mi cuello un poco más fuerte, me acercó a él y juntamos nuestros labios.

—Despúes soy yo la que te hace daño a ti.

Me volvió a besar—. ¿Esto te hace daño?

—Mucho.

—¿Aún no me has superado, Nova?

—¿Y tú a mí?

—No...

Iba a contestar pero llegó Pedro.

—Nova, por fin te encuentro. Saiko, ¿qué pasa tío? —chocaron las manos.

—Perdón, salí a tomar el aire —me levanté y me acerque a él. Me dio un beso corto y susurró: "tengo ganas de irme a casa"

—Vamos.

—Saiko, ¿nos vemos mañana en el estudio, no?

—Claro, Quevedo, no lo dudes.

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